Primero, el cese del Govern; luego, la aplicación del artículo 155, y ahora, la convocatoria de nuevas elecciones al Parlament han dejadon en ‘standby’ algunos de los proyectos más importantes para el territorio. Suele suceder cada vez que acaba un mandato: las iniciativas se quedan en el limbo, a medio planificar, pendientes de ser relanzadas pero sumidas casi siempre en el retraso. Esta vez, la incertidumbre política, con la Generalitat intervenida, complica aún más la situación.
La ampliación del hospital de El Vendrell o pagar la deuda del de Cambrils, otros frentesAl menos una decena de proyectos de envergadura en Tarragona están pendientes de la llegada, el 21-D, de un nuevo Govern que traiga consigo un periodo de estabilidad política. La coyuntura ya afecta a ámbitos como la sanidad, con el conseller de Salut, Toni Comín, cesado y en el exilio. De esa cartera dependen proyectos como la constitución de un consorcio para el Hospital Sant Joan de Reus que debe ayudar a solventar su delicada situación económica. El ente debe estar constituido antes del 1 de enero de 2018. En espera permanece el proyecto del nuevo Joan XXIII o la ampliación del hospital de El Vendrell, saturado en algunos momentos.
También está pendiente el pago de más de dos millones de euros de las obras del Hospital Lleuger Antoni de Gimbernat de Cambrils, después de un acuerdo en el que el consistorio asumiría el coste de las obras y posteriormente la institución catalana devolvería el importe.
Caso aparte son los Juegos del Mediterráneo de Tarragona 2018. Restan escasamente siete meses para la ceremonia de inauguración del evento, y aún faltan por concretar dos de las principales instalaciones, como son el Palau d’Esports y la piscina olímpica. La primera tiene pendiente la cuarta y última fase, valorada en casi tres millones de euros. La obra civil está finalizada, pero falta instalar el parquet, el videomarcador y la climatización, entre otros elementos. Y esta semana se ha conocido que se han adjudicado las obras de la piscina olímpica, que se alargarán durante seis meses, por lo que deberán ir a contrarreloj para llegar a tiempo.
