Las lluvias de los últimos días en el Camp de Tarragona solo han retrasado dos semanas el inicio de la temporada de verano de los incendios forestales. «Con la llegada de altas temperaturas y el viento, el riesgo será de nuevo alto», reconocía este viernes Albert Castellet, jefe de la Regió d'Emergències de Tarragona, durante la presentación de la campaña 2024.
Hasta finales de mayo, el riesgo era muy alto, porque prácticamente no había llovido desde el pasado mes de septiembre. Las últimas precipitaciones ha cambiado el panorama, pero solo provisionalmente. Recordaba que en los últimos meses ha habido ya incendios de más de 50 hectáreas en las Terres de l’Ebre, aunque no en el Camp de Tarragona
Sobre las perspectivas meteorológicas para este verano, Castellet aseguró que es difícil la predicción a largo plazo, «tenemos que estar a la expectativa. Veremos qué pasa a partir de Sant Joan», aseguró. Lo que está claro es que la sequía ha aumentado el combustible seco que se ha acumulado en los bosques.
El responsable de bomberos del Camp de Tarragona reconoció que «podemos tener incendios de sexta generación. Dependerá de como evoluciona el verano».
Como novedad de esta campaña forestal, indicó Castellet, se encuentra un análisis del riesgo de incendio, un modelo de seguimiento en continuo del riesgo y la evolución de los incendios para proponer estrategias y maniobras de extinción y refuerzo de personal.
Durante este verano, el Camp de Tarragona mantendrá el mismo número de medios aéreos que la pasada temporada. Habrá un helicóptero de coordinación en el edificio del 112 y uno bombardero en el parque de Prades, además de las avionetas (del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) en el aeropuerto de Reus.
Para este verano, los efectivos humanos también se van a reforzar. De las 471 personas que se incorporarán en Catalunya para la temporada de más calor, 53 de ellas irán a la Regió d’Emergències de Tarragona. De estos, 42 son ayudantes de oficio forestal (AOF), principalmente para luchar contra los incendios en el bosque. Irán seis a cada uno de los siete parques con personal profesional: Tarragona, Reus, L’Hospitalet de l’Infant, El Vendrell, Valls, Montblanc y Falset.
Cabe recordar que en los parques del Camp de Tarragona hay 335 bomberos profesionales y 138 de voluntarios.
Menos superficie quemada
Cándido Rincón, jefe regional de Tarragona del Cos d’Agents Rurals, se mostró optimista con los datos de incendios de este año. Hasta el pasado martes 11 de junio se han producido 35 incendios, con una superficie quemada de 12,99 hectáreas.
Si se compara con el 2023, durante todo este año hubo 71 fuegos, en los que ardieron 209,78 hectáreas. Ello representa que este año llevamos prácticamente la mitad de siniestros y, en cambio, la superficie afectada es muy inferior.
Rincón subrayaba que el Camp de Tarragona lleva muchos años con un nivel de número de incendios estable, con pocas hectáreas quemadas. El año pasado, el más grave fue del ocurrido el 22 de septiembre en los términos municipales de Vespella de Gaià y La Nou de Gaià, que afectó a 39,28 hectáreas.
Y añadía que lejos quedan aquellos incendios de 5.000 y 10.000 hectáreas que había hace bastantes años.
Una de las novedades que se ha puesto en marcha hace pocas semanas es que el Pla Alfa, el de peligro de incendio forestal, ha pasado de cuatro a cinco niveles. Antes, el cuarto –riesgo extremo– comportaba la prohibición de cualquier actividad al aire libre en medio forestal y también el cierre de accesos a cadenas montañosas. Este año, la prohibición de entrar en espacios naturales prohibidos entraré en vigor cuando el active el nivel 5.
Las causas
De los incendios ocurridos el año pasado, una tercera parte –23– fueron ocasionados por negligencias. «Seguimos teniendo problemas con las quemas agrícolas», ha dicho el responsable de los agentes rurales. Los agricultores queman restos agrícolas fuera del horario –solo las puede hacer hasta las doce del mediodía– o bien se marchan sin que el fuego esté bien apagado.
En cuando a los causados por líneas eléctricas, dijo que hay soportes de madera de más de 50 años que nunca se han revisado, así como la existencia de líneas eléctricas antiguas que atraviesan el bosque.