La Torre dels Escipions de Tarragona será restaurada a principios de 2023. El monumento, situado en la carretera N-340 que une Tarragona con Altafulla, sufrió varios daños al caerle un rayo durante la contundente tormenta del pasado 20 de abril. Según ha confirmado la directora del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT), Mònica Borrell, la Direcció General de Patrimoni Cultural de Catalunya y el propio MNAT están redactando actualmente los proyectos de reparación y consolidación del monumento romano tarraconense, con la intención de que sean ejecutados en los primeros compases del próximo año.
A día de hoy, no obstante, la torre se encuentra estabilizada y sin ningún problema que comprometa su estabilidad. Pero es que esa tormenta hizo estragos. Un rayo impactó justamente en la fachada frontal del monumento, creando una fisura de considerables dimensiones. Borrell recuerda, a pesar de todo, que la grieta se produjo en una parte ya restaurada hace unos años, con lo que no daño estructuras antiguas. Asimismo, el suceso también provocó que se movieran algunos de los sillares superiores de la torre.
En este sentido, Borrell recuerda que en la primera actuación de urgencia que se realizó para garantizar la estabilidad de la estructura, los técnicos decidieron retirar uno de estos sillares que se había desplazado por el riesgo real de que cayera.
La directora del MNAT insiste en que se está trabajando en los proyectos de reparación y conservación y que hasta que no estén acabados no se podrá conocer en detalle que actuaciones concretas se llevaran a cabo ni otras cuestiones como el coste económico de la restauración ni la fecha exacta de finalización de los trabajos.
20 siglos de historia
La Torre dels Escipions, actualmente gestionada por el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT), es un monumento funerario levantado en el siglo I d. C. junto a la Vía Augusta. La construcción está hecha con sillares de una cantera cercana y se estructura en tres cuerpos, aunque podría haber sido rematado con una cubierta piramidal. Destacan los relieves de dos representaciones de Atis, una divinidad de origen oriental protectora de los difuntos, que habían sido confundidos por la representación de los hermanos Escipiones, que le dieron nombre.
El monumento, declarado Patrimonio Mundial en el año 2000, ha sido objeto de diversas intervenciones de limpieza, consolidación y restauración así como de la adecuación y señalización para su visita.