Martina se compró una Wii por Wallapop en pleno Gran Confinamiento y escapó del horror pandémico jugando al Animal Crossing. A su pareja, Sergio, le dio por suscribirse a Prime Video en busca de series como si no hubiera mañana, para matar tantas horas muertas. Dos años después, esas nuevas costumbres se han quedado.
Con las mascarillas decaídas en interiores, un estudio del Grupo Mutua Propietarios calcula el sobrecoste de la Covid-19 solo teniendo en cuenta el hogar. En Tarragona, cada familia ha asumido un dispendio adicional de 972 euros por las necesidades sobrevenidas en la casa, tanto a nivel de protección como en adaptación.
El informe concluye que uno de cada tres hogares de la provincia ha salido más pobre –y eso sin tener en cuenta la galopante inflación actual–, solo considerando los gastos derivados del teletrabajo (37%), el descenso de los ingresos (36%), la subida del alquiler (14%), la afectación de los ERTE (21%), las pérdidas en inversiones (12%) o los despidos de algún miembro de la familia (5%).
Estamos más en casa y también invertimos y gastamos más en ella por culpa del virus. En año y medio, según el informe, cada hogar de Tarragona se ha dejado de media 263 euros en reformas y 235 en material contra el coronavirus. Son las dos partidas principales en un incremento que también contempla gastos añadidos como electrodomésticos, equipos informáticos, material deportivo –cintas para correr o bicicletas estáticas también han sido unos clásicos– o la subida de la luz, no solo por el encarecimiento de las tarifas sino por permanecer más tiempo en el propio domicilio.
«Compramos un ordenador»
Aunque hay consumos que se habrían realizado de igual manera, otros han tenido su desencadenante en los hábitos iniciados o potenciados en pandemia. Así, algo más de 15 euros se van en contratar plataformas digitales, 73 en equipamientos deportivos y 64 en informática. «En casa somos dos y ambos hemos teletrabajado durante muchas etapas, así que hemos tenido que comprar un ordenador nuevo que nos costó 800 euros», explica una pareja tarraconense.
Ellos no son la excepción. Un 31% de los tarraconenses ha invertido en informática para dotar a su espacio de herramientas para poder trabajar a distancia o relacionarse de forma virtual. «Una permanencia mayor en nuestras casas, unida a las nuevas tecnologías, ha acelerado la adopción de algunos hábitos que, por su comodidad o por simplificarnos la vida, hemos incorporado a nuestro día a día», explica Laura López Demarbre, directora de estrategia del Grupo Mutua Propietarios.
La pandemia –o al menos sus fases más crudas y ya superadas– deja unos hogares mucho más hiperconectados, y la rutina que se deriva de ello ha venido para quedarse. Seis de cada diez tarraconenses –en concreto, un 63%– sostiene que seguirá utilizando las plataformas digitales para consumir televisión a la carta. Un 26% de los encuestados ha contratado esta televisión de pago.
95.000 casas pagan por la tele
Los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a nivel provincial muestran cómo la tecnología ha penetrado en los hogares. En Tarragona hay más de 95.000 casas con acceso a la televisión de pago, aproximadamente un 12% de los núcleos de vivienda. Son datos de 2020, que ya recogen el impacto inicial de la Covid-19. En 2013, la cifra descendía prácticamente a la mitad y era de unas 56.000 familias abonadas a ese sistema.
Lo mismo sucede con la tecnología móvil, que ya no se entiende sin el concepto de ‘smartphone’ y la conexión a la red. Tarragona tiene actualmente 711.047 líneas de móvil pospago, casi tantas como ciudadanos. Es un incremento de un 4% en el primer año de la pandemia, si bien la tónica del aumento empezó hace tiempo.
En 2012, hace diez años, había 488.000 móviles en Tarragona, según los datos de la CNMC.
El balance anual del regulador destaca que a nivel general, el tráfico de datos gestionado a través de redes móviles creció en el año del estallido de la pandemia de Covid un espectacular 65% con respecto al curso anterior y alcanzó los 3,1 millones de Terabytes. Y volviendo a la óptica tarraconense: el 87,3% de ciudadanos tiene móvil, aunque si se suman las líneas prepago, ya hay más teléfonos que personas en la provincia. En 2007, solo el 53% disponía de un celular propio.
Tal penetración de las TIC en el ámbito doméstico explica otro auge en clave Covid: el de la comida a domicilio. Un 82% de tarraconenses seguirá pidiendo alimentación de esa manera, ejemplo de otra práctica que va a permanecer.
Pero no todos esos cambios van a perdurar. De hecho, en tiempos de regreso a la normalidad, con el adiós a la mascarilla como símbolo más evidente, algunos hábitos se han ido perdiendo. Un 38% de tarraconenses ha dejado de teletrabajar, un 48% de realizar deporte en casa y un 63% de relacionarse de forma virtual.
El gusto de estar en casa
Por todos esos usos vinculados a la casa, se incrementa el dinero dedicado a los hogares, un dispendio que no siempre es visto de la misma forma. Según la encuesta, hábitos como la comida a domicilio, la tele de pago o internet se ven como gastos, pero otros como cocinar o el deporte en casa son percibidos como ahorro, porque la alternativa de salir fuera de casa supone un desembolso mayor.
«Una permanencia mayor en casa nos ha hecho desarrollar hábitos que hemos incorporado»La síntesis de todo ello es que, a pesar de la dureza de las restricciones de movilidad, le hemos encontrado el gusto a estar más estar en casa. Un 63% de los ciudadanos cree que la pandemia le ha hecho valorar más su hogar y, por tanto, continuará invirtiendo en su conservación. «Había unos hábitos de consumo que no han podido ser atendidos, sobre todo desde el punto de vista social.
Laura López. Dir. estrat. Mutua Propietarios
Ha habido un efecto sustitución, con el comercio electrónico. Ha habido un freno de gastos en vacaciones, por ejemplo, que se ha desviado al hogar», explica Juan Gallardo, economista del gabinete de estudios de la Cepta. ¿Se ha traducido todo ello en un ahorro? Sí, pero solo en parte, porque los expertos apuntan a que la Covid provoca un desequilibrio que acrecentará la brecha entre grupos sociales. El ahorro que reflejan los datos del Banco de España se concentra solo en las rentas más altas.
«En situaciones extremas como la que hemos vivido, los colectivos más vulnerables son una vez más las víctimas propiciatorias», añade el economista tarraconense Rafael Muñoz. A ese desfase alude también el mismo estudio de Mutua Propietarios, que incide en que si bien hay familias que han desembolsado más en casa sin apuros y que incluso han ahorrado, para otras la adaptación al coronavirus ha significado un esfuerzo que ha trastocado los planes hasta empobrecer la propia economía doméstica.