El Bosc de la Marquesa de Tarragona apuesta por la sensibilización para paliar el impacto de un uso «masivo»

El uso indiscriminado del espacio, la erosión y el incivismo son una amenaza para la flora y fauna de esta zona protegida. Se creará un itinerario divulgativo para concienciar a la gente

16 marzo 2025 20:10 | Actualizado a 17 marzo 2025 07:00
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El Bosc de la Marquesa es una de las joyas de Tarragona. Un espacio idílico de noventa hectáreas de superficie en las que conviven 69 especies botánicas, con diecisiete de mamíferos y 52 de aves, lo que lo sitúan como un reservorio único de gran valor en el Mediterráneo. Sin embargo, este equilibrio es difícil de preservar. «La situación es buena, pero ahora mismo tiene muchas amenazas de degradación por la presencia humana». Así lo afirma el gerente de la Fundació Bosc de la Marquesa, Josep Maria Macias, una entidad impulsada desde la propiedad del bosque, que busca velar por la preservación de un ámbito, que cada año recibe a miles de visitantes.

Una de las primeras acciones que puso en marcha la fundación, cuando se constituyó hace dos años, fue encargar un estudio a la empresa Limonium para hacer una diagnosis del bosque. Esta ponía de manifiesto que uno de los problemas más destacados que existe es el impacto «bastante importante» por el uso público sobre algunos elementos clave de conservación más valiosos.

Es el caso de la sabina litoral, una especie amenazada que ha encontrado sobre la duna de la Punta de la Creueta un hábitat perfecto para su desarrollo. Esta convive con una representación única de líquenes, hongos y fósiles, además de una comunidad faunística diversa asociada a los acantilados litorales, como la lagartija roja,

«Es un conjunto muy poco habitual, que tiene que conservarse, porque estamos hablando de un espacio con unos valores muy sensibles, que está a disposición de todo el mundo y que está bien que siga estándolo, pero este continuo de gente transitando por los caminos te lleva al extremo que hay la posibilidad de que se pierdan los valores del terreno», indica Macias.

$!Especialmente durante los fines de semana se llena de gente que sale a pasear. foto: Àngel Ullate

Precisamente, esto es uno de los principales motivos de «preocupación». Así lo apuntaba esta misma diagnosis, en la cual ya se pone el acento en que el impacto que está causando una concurrencia desmesurada del camino litoral, que discurre sobre la duna y los areneros en el levante de Cala Fonda y Cala Becs, y que también pasean «indiscriminadamente» por múltiples senderos y caminos.

Los accesos a las calas son otros de los espacios de conflicto y el impacto causado por esta «proliferación» de usuarios es una erosión del sustrato, que ha significado una pérdida del hábitat potencial de algunas de las especies de flora y fauna existentes.

El desgaste se ha acentuado por los fenómenos meteorológicos extremos, lo que obliga a actuar para poder revertir la situación. Asimismo, asociado a este uso público masivo se suman todo tipo de comportamientos incívicos con gente que accede con caballos, bicicletas o incluso vehículos 4x4, que pernoctan o que preparan hogueras, con el riesgo de incendio que puede comportar en un entorno con una carga de fuego importante. Para ello, durante los meses de julio y agosto hay un vigilante privado, que cuenta con la presencia de Agents Rurals y la Guàrdia Urbana, que refuerzan esta supervisión, con controles en los accesos.

Se está ejecutando un proyecto para la gestión y restauración que se desplegará hasta 2027

A partir de esta diagnosis inicial, desde la Fundació Bosc de la Marquesa se puso en marcha un proyecto que se estructura en cuatro ejes y que pasa por la conservación del terreno, la investigación científica de los elementos que puedan aportar nuevos datos, la potenciación del voluntariado y la canalización del uso público del espacio.

Dentro de cada uno de estos ámbitos se contemplan un conjunto de actuaciones que se impulsarán a través de un plan de restauración y gestión, que cuenta con un proyecto por valor de 190.000 euros y que se prolongará durante cuatro años, hasta 2027.

Itinerario interactivo y baños de bosque

Para ello, la Fundació Bosc de la Marquesa cuenta con una subvención de la Generalitat, que entre otras acciones permitirá crear un itinerario interactivo. El objetivo es que a través de este los visitantes podrán conocer con la ayuda de códigos QR los valores ambientales del espacio, lo que debe contribuir a que estos sean más respetuosos con el entorno.

La instalación de estos paneles en el medio está prevista para este mismo año e irá acompañada de cartelería en la que se recordará al público qué no puede hacer en el bosque, como acampar, tirar la basura o entrar en vehículo. Acciones todas ellas muy evidentes, pero que parece que a algunos se les olvida.

También en esta misma línea, otra de las acciones serán los baños de bosque, de forma que mediante esta terapia guiada los usuarios entren dentro de la energía del bosque y llenen sus cinco sentidos de un entorno único.

En paralelo, Macias explica que desde la Fundació Bosc de la Marquesa se ha firmado un convenio con la URV para impulsar un estudio que permita hacer una estimación de la gente que recibe el bosque y qué comportamiento mantienen. Esto será un primer paso para que pueda hacerse una zonificación del entorno, con unos determinados usos, para evitar que la presión antrópica y la degradación avancen de forma indiscriminada.

Macias lo tiene claro «limitar el acceso ahora mismo no está encima de la mesa». «Puede prohibirse o informar y concienciar a la gente y la tendencia es la de dar a conocer los valores naturales de este entorno».

El despliegue de este plan de choque busca «reducir el efecto de la gente en el espacio». Su despliegue estará tutelado desde la Generalitat y se hará un seguimiento, mediante la Taula de Governança del Bosc de la Marquesa, que se reúne de forma trimestral.

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