Tarragona reduce la espera para la concesión de una licencia de obras a 131 días de promedio, o lo que es lo mismo, cuatro meses y diez días. Un periodo que ha conseguido reducirse notablemente respecto a 2019, cuando este trámite podía dilatarse más de un año y dos meses.
El cambio ha venido a raíz de un plan de choque que se impulsó desde el Àrea de Territori del Ayuntamiento, el cual empezó a implantarse hace seis meses. «Al final, el objetivo no tan solo es hacer una administración más próxima, eficaz y eficiente, sino también favorecer las inversiones que vienen a la ciudad y que muchas veces dependen de estas licencias», ha explicado el concejal de Territori, Nacho García Latorre.
Desde la administración local se explica que la reducción de los informes internos que se solicitan y la incorporación de más personal –tanto auxiliares administrativos como ingenieros de caminos– al departamento de Llicències son algunas de las claves que han permitido el salto.
Esto ha ido acompañado de reuniones mensuales dentro del departamento, con formación continua para mejorar la especialización del personal, así como la simplificación y coordinación de los informes requeridos. El uso de un lenguaje más entendedor para el ciudadano, con comunicaciones menos extensas, así como la creación de un censo de obras para poder tener indicadores que permitan hacer un seguimiento y evaluación, son otras de las medidas que se han llevado a cabo.
El cuatro teniente de alcalde ha puesto en valor que la hoja de ruta establecida «está dando muy buenos resultados». Como muestra de ello, ha explicado que el permiso para las obras de reforma del área de obstetricia del Hospital Sant Pau i Santa Tecla se tramitó en 105 días o la licencia para la reparación de deficiencias estructurales de un edificio de la calle Unió tardó cuarenta días.

El plan todavía está en fase de despliegue y de momento, según el Ayuntamiento, se ha puesto en marcha el 39% de las acciones previstas. El 26% están hechas parcialmente, mientras que el 4% se han iniciado. Todavía hay un 31% pendientes de comenzar. Entre estas últimas está la creación de una Taula de Llicències, que incorpore los agentes externos, como las cámaras, gremios y colegios profesionales, lo que constituye una vieja reivindicación de algunos de estos colectivos para agilizar la tramitación.
Otra de las acciones en las que se está trabajando desde el gobierno municipal es la redacción de la nueva ordenanza de obras. Esta todavía está en fase de redacción, no obstante, García Latorre ha avanzado que uno de los objetivos es que «se amplía el régimen de comunicación previa». Este cambio también quiere incorporarse para algunas de las actuaciones de obras que se hacen en la Part Alta, teniendo en cuenta que al ser una zona protegida, cualquier actuación requiere del visto bueno de la Comissió de Patrimoni de la Generalitat.
«La idea es que muchas de las cosas que se hacen por licencia en la Part Alta puedan pasar a comunicado», ha indicado es responsable de Urbanisme. No obstante, en Tarragona la relación entre el urbanismo y el patrimonio siempre suma un nivel adicional de complejidad, y cualquier intervención que afecte al subsuelo tiene que hacerse bajo control arqueológico, teniendo en cuenta que este está catalogado como Bé Cultural d’Interés Nacional. «Habrá cosas que no nos podremos saltar y seguirán siendo difíciles», ha afirmado García Latorre.
La administración local ha iniciado conversaciones con la Comissió de Patrimoni y el Departament de Cultura de la Generalitat para establecer un protocolo, de forma que se distinga entre «lo que creen que tiene que pasar por la comisión y lo que creen que puede ir por licencia directa al Ayuntamiento».
En cuanto a los calendarios de la futura ordenanza, se espera que en abril haya el primer borrador, para poder iniciar las conversaciones con los partidos y que esta pueda entrar en vigor de cara al último trimestre de este 2025.