Cerca de dos violaciones cada semana en la demarcación son cometidas por un menor de edad. Fueron 79 en todo 2023, por las 60 notificadas en 2022. Se trata de un 31,7% más este último año.
El aumento de agresiones sexuales a nivel general –tanto en Tarragona como en el resto del mundo– tiene este problema estrechamente relacionado, y es que el incremento de la actividad delincuencial por parte de menores, especialmente en cuanto a delitos sexuales, responde al temprano acceso a la pornografía, a una libertad sexual socialmente malentendida en algunos casos y a la falta de educación sobre la sexualidad y el concepto del consentimiento.
Tal y como indican los datos de la Memoria de 2023 de la Fiscalía General del Estado, las agresiones o abusos sexuales –ahora ya todo se contabiliza como agresión tras la ley del ‘solo sí es sí’– han subido un 132% en cinco años. Se ha pasado de 34 en 2018 hasta 80 en 2023. Fueron 37 en 2019, 53 en 2020, 62 en 2021, 60 en 2022 y 79 este último año.
El fiscal general del Estado, Álvaro García, es claro: «Los delitos que mayor alarma social generan son los atentados contra la libertad sexual de los menores, extendiéndose tanto a los supuestos en que estos son víctimas de depredadores sexuales que se mueven por las redes, como a la violencia sexual que en la que el agresor y la víctima son menores de edad».
García afirma también que «este segundo supuesto está muy vinculado al acceso por los mismos a páginas pornográficas, que les generan una distorsión de la realidad».
«Estos casos están muy vinculado al acceso al porno, que genera una distorsión de la realidad», Álvaro García, fiscal general del Estado
Esa entrada temprana y sin conocimiento adecuado del sentido de los contenidos de unas páginas en las que se muestran comportamientos de abusos o dominación y control de la pareja, se traduce no solo en comportamientos muy sexualizados a edades muy tempranas, sino que también contribuye a desarrollar en los menores prácticas sexuales distorsionadas, como puede observarse en la proliferación de las agresiones en manada.
Helena Mulero, criminóloga colegiada en el Col·legi Oficial de Criminologia y directora de seguridad, manifiesta que «es un fenómeno global y en el que influyen muchos factores, como por ejemplo la facilidad de acceso a las redes sociales y la dinámica de la pérdida del respeto a la autoridad».
«Los menores cada vez tienen una presencia más importante en las estadísticas de criminalidad», Helena Mulero, criminóloga colegiada en el Col·legi Oficial de Criminologia y directora de seguridad
Coincide la copresidenta de la comisión de igualdad del Il·lustre Col·legi de l’Advocacia de Tarragona (ICAT), Fina Méndez: «Cualquier menor tiene acceso a páginas porno sin ningún tipo de control, y lo que hacen es reproducir lo que ven en este tipo de contenido, que no se corresponde con la realidad; y se da una situación de pérdida de respeto hacia las mujeres, ya que la ignorancia y la ideología puede crear movimientos reaccionarios ante el impulso del feminismo».
En este sentido, Ferran Giménez, profesor colaborador de los estudios de Psicologia i Ciències de l’Educació de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), admite que «hay marcos discursivos ultrapatriarcales, falsarios y con bulos que penetran a través de las redes sociales».
«Lo que hacen es reproducir lo que ven en la pornografía, que no se corresponde con la realidad», Fina Méndez, copresidenta de la comisión de igualdad del ICAT
«Los menores cada vez tienen una presencia más importante en las estadísticas de criminalidad; y asusta cuando se trata de delitos violentos», añade Mulero.
Las tendencias liberales que están imponiéndose, según la criminóloga, se malentienden en muchos casos: «Está un poco desdibujada la línea entre garantizar los derechos y libertades de los menores y tener suficiente autoridad como para que tengan respeto por los derechos de los demás», sentencia.
¿Hay solución?
Sobre esta cuestión, se han puesto sobre el tapete diversas opciones, como reducir la edad de responsabilidad penal. Para Mulero, la clave está en «encontrar el equilibrio entre educar en la sexualidad a los menores, pero controlando qué tipo de información reciben a través de los medios».
«Es necesario más control sobre las redes sociales y del acceso que tienen los menores», Ferran Giménez, profesor colaborador de los estudios de Psicologia i Ciències de l’Educació de la UOC
En el mismo sentido se expresa Giménez: «Es necesario un mayor control sobre lo que se vuelca a través de las redes sociales y del acceso que tienen los menores». «También hace falta más presencia y la obligatoriedad de educación sexoafectiva en todas las etapas educativas», añade.
Desde el ámbito psicológico, Raquel de Castro, directora del Centro de Psicología Arrabassada de Tarragona, argumenta que «hay que dar espacio a los menores para que entiendan el concepto de intimidad y de sexualidad favorable». «El consentimiento es otro problema: no hay un entendimiento completo de lo que es ni de cómo gestionarlo», admite.
«No se sabe cómo gestionar el tema del consentimiento», Raquel de Castro, psicóloga en el Centro de Psicología Arrabassada
Para atacarlo, recomienda «educación, programas que hablen de sexualidad y de intimidad y a los que también puedan asistir los padres, que en ocasiones no saben detectar estas situaciones».
El acuerdo general al que llegan los expertos consultados por el Diari es que el endurecimiento del Código Penal no es ninguna solución, y que esta problemática debe afrontarse desde un punto de vista multimodal.