Albert Sangrà es catedrático de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y dice que la crisis actual debería abrirnos los ojos respecto a si, como sociedad, tenemos competencias digitales, y no solo los centros educativos, sino las familias y los alumnos.
Considera que aunque es crucial que las administraciones solucionen el problema de la falta de ordenadores, cree que es un error pensar que con tener a todos conectados es suficiente. «No se trata solo de tener dispositivos, sino de ser competentes digitalmente hablando», insiste.
Aclara que lo que se está haciendo actualmente no es educación ‘online’, sino docencia remota para salvar la situación.
Educación entregará ordenadores a 2.361 alumnos en el Camp de Tarragona
Cuando el primer día de clase se anunciaba que este curso escolar arrancaría en el Camp de Tarragona con 152.385 alumnos de infantil, primaria, ESO, bachillerato y FP (27.062 en Terres de l'Ebre), nadie podía sospechar como sería el tercer y último trimestre que arrancó ayer.
Cree que a los hijos hay que transmitirles «que esto es un reto, que no siempre será fácil, pero que pasar por esta situación les habrá hecho crecer».
Aunque insiste en que la responsabilidad de organizarse es de los alumnos, cree que en eso las familias pueden ayudar a tener ciertas rutinas.
A los estudiantes les recomienda, en primer lugar, tener un espacio para estudiar «y si no lo tienen deberían construirlo, también un espacio imaginado, para concentrarse».
También les pide que reflexionen sobre lo que saben hacer y lo que no a la hora de usar las herramientas tecnológicas, que no den todo por sabido «solo porque manejan Instagram».
Igualmente les recuerda que estudiar desde casa también tiene sus ventajas, «no todo es blanco o negro».
Sangrà lamenta que habrá familias que, por sus circunstancias, no podrán plantearse seguir estas recomendaciones. Eso sí, advierte que es un error echar a internet la culpa de una brecha social que ya existía antes de esta crisis sanitaria.