La Policía Local de Torredembarra llevaba semanas con la mosca detrás de la oreja. Desde el día de Todos los Santos y hasta esta misma semana, casi una veintena de coches con lunas rotas y robos en su interior habían creado alarma, impotencia y críticas a la labor policial.
Todos los casos denunciados en la Policía Local y en la nueva comisaría de los Mossos d’Esquadra seguían sin resolverse y sin poder identificar al autor o autores de estos robos con fuerza en el interior de vehículos.
Pero después de vigilancias, controles y mucha paciencia, este miércoles hubo un golpe de suerte para la Policía Local de Torredembarra.
Un agente de paisano, patrullaba las calles del polígono Roques Planes a última hora de la tarde, la franja horaria en la que empiezan a cometerse estos delitos en la zona industrial de la ciudad.

El agente divisó a dos personas, un hombre y una mujer, que caminaban por la avenida Altafulla, calle de este polígono torrense. La intuición policial obligaba a seguir los pasos de estas dos personas, un hombre y una mujer de 29 y 35 años respectivamente, que miraban de forma interesada en el interior del os vehículos estacionados.
A la altura de la sede de la brigada municipal, el agente vio como uno de los dos hacía un gesto hacia el coche y oyó como algo que se rompía (un cristal). Mientras les seguía los pasos, había pedido refuerzos y tras el sonido de rotura de cristales, los policías actuaron.
El hombre tenía un corte en la mano y una linterna, la mujer un guante lleno de cristales adheridos. Cerca de ellos un coche, un Renault Megane, con una ventanilla rota.
Las pruebas recopiladas por los agentes y la declaración del titular del turismo afirmando que no tenía daños su vehículo fueron argumentos suficientes para detener a los dos acusados, ambos vecinos de Torredembarra, terminaran esposados y camino de la comisaría.
Una vez detenidos, la investigación policial empieza una nueva fase para buscar vínculos de la veintena de robos y tentativas denunciadas en la Policía Local y Mossos