Jaume Gil Aluja, o cómo un algoritmo cambia el rumbo

El reusense, que ha sido docente prácticamente toda su vida y también ha formado parte del mundo empresarial, destaca por sus aportaciones científicas

23 abril 2022 19:30 | Actualizado a 24 abril 2022 05:57
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En España existen diez Reales Academias, nueve de las cuales tienen su sede en Madrid. La de la lengua es la más conocida y, sin embargo, la única que se encuentra en Barcelona es la Real Academia Española de Ciencias Económicas y Financieras. Se tuvieron que cambiar unos estatutos de 1940 y, con ello, «Catalunya obtuvo la capital española de la economía científica».

Así lo define su presidente, Jaume Gil Aluja, un reusense que, además de ser la cara visible de la institución, destaca porque siempre sus primeras palabras son de agradecimiento a su ciudad natal. Es más, de su distinción como Fill Il·lustre de Reus dice que «es una de las alegrías más grandes de su vida».

El académico fue uno de los alumnos de la primera promoción de la Facultad de Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales de Barcelona. Entonces «nadie sabía lo que era un economista», señala. De hecho, fue un profesor en el instituto quien les introdujo al oficio. En aquellos años 50, un joven Jaume pensó: «Parece que esto se adapta a mi forma de ser».

Un récord sin precedentes

Probó suerte y su dedicación al oficio le ha llevado a cosechar grandes logros como investigador y, sobre todo, a innovar en una economía adaptada a los tiempos. Todo ello le ha valido una cantidad inagotable de títulos y reconocimientos.

Jaume Gil dejó Reus al iniciar sus estudios universitarios y, en cuanto pudo, intentó buscarse la vida y autogenerarse un cojín económico. Según él mismo cuenta, entró como profesor ayudante y terminó siendo catedrático de la Universidad de Barcelona hasta su jubilación y quiso acabar su vida docente en la Universidad Rovira y Virgili. Así, su círculo «formativo» se abrió y cerró en su ciudad natal.

Paralelamente, se ha focalizado en la investigación, en la que ha sobresalido en sus resultados. A día de hoy, tiene en su haber 31 distinciones como Doctor Honoris Causa en universidades públicas de cuatro continentes distintos. El economista cuenta que «no conoce a ningún científico europeo» que se le asemeje en ese sentido.

Además, forma parte de once Academias, además de la española, en países que incluyen Francia, Rusia, Rumanía, Azerbaiyán o Kazajstán. Esa «exoticidad» le ha permitido ser conocido en numerosas culturas, lo que ha propiciado que muchas de sus obras se traduzcan a varios idiomas y sus conferencias «triunfen» en cada rincón.

Una de sus mayores aportaciones ha sido la teoría de la incertidumbre porque «ha cambiado la forma de pensar de muchos economistas, pues antes se confundía la incertidumbre con la probabilidad o aleatoriedad», señala Gil Aluja.

El reusense continúa desarrollando investigaciones, especialmente, trabaja basándose en la Inteligencia Artificial, para distinguirla del razonamiento artificial, ya que, como evidencia, «en la inteligencia hay razón y también emoción». Por ello, «lo fundamental es hacer intervenir la subjetividad en las decisiones económicas».

Muy recientemente, también ha completado un estudio para la detección precoz del Parkinson, a partir de un algoritmo que ha logrado diseñar y de los conocimientos del neurobiólogo Yan Ashkenazi. Su objetivo actual es divulgarlo entre investigadores médicos para que su proyecto pueda salvar muchas vidas.

El ‘amuleto’ del campo culé

Entre sus labores como economista, Jaume Gil ha trabajado con empresas tan prestigiosas como SEAT, La Caixa y, llamativamente, con el Futbol Club Barcelona.

Cuando Josep Lluís Núñez presidía el club deportivo, fue llamado para gestionar diversos temas financieros. Al final, acabó creando un algoritmo para optimizar el fichaje de jugadores y aumentar el rendimiento del equipo. Es más, explica satisfecho que «el déficit que había se convirtió en superávit y, de ahí surgió el famoso dream-team».

Posteriormente, muchos han intentado copiar su modelo matemático. Insatisfactoriamente, claro, puesto que pocos pueden imitar la brillante carrera de este reusense, que todavía tiene muchos rumbos que seguir explorando.

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