Todavía yace en la pista del Joao Rocha la exhibición de Sergi Aragonés pese a la derrota de este domingo en Lleida. Nada empaña aquel partido europeo porque el Reus cayó en Lleida, pero Aragonès ha dejado huella y ha metido miedo. No se va a olvidar en tiempo un partido de tal dimensiones. Tres goles y una asistencia fueron sus tanibles, pero su actuación va más allá. Pocos jugadores en el panorama europeo tienen la capacidad de silenciar y conquistar la pista lusa como lo hizo el rojinegro. Lo suyo fue un partido para el recuerdo y sobre todo un aviso para el Calafell de cara al derbi copero del próximo viernes.
Aragonés está en un punto de su carrera en el que no hace prisioneros. Combina su talento innato con una madurez sobre la pista que le convierte en un ser diferencial. Es un jugador que suma en las dos partes de la pista. Aporta equilibrio cuando el equipo lo necesita, pero sobre todo suma tangibles en los momentos de la verdad.
Ante el Sporting, Aragonès ofreció un partido más de museo. Ya van unos cuantos con el Reus y da la sensación de que no se le vislumbra techo. Se puede decir sin reparos que es el mejor fichaje invernal del Reus en la última década. Llegó el año pasado del Benfica en un movimiento que hoy todavía se celebra. Con él en pista todo es más fácil.
El año pasado ya elevó el techo competitivo de los rojinegros y este año lo sigue haciendo.
Números de videojuego
Sergi Aragonès nunca ha sido un especialista del gol, pero sus registros sostienen que es un activo ofensivo imparable. En la OK Liga acumula 18 dianas que le permiten estar en el Top 10. Comparte lista con atacantes que sí que viven del oficio de ver portería, algo que todavía le da más valor. Si sus registros en el campeonato liguero son buenos, en la Champions League son sencillamente de videojuego. Son 10 goles en seis encuentros los que suma en la máxima competición continental. Son palabras mayores. Como se explica que un jugador que no vive del gol es capaz de sumar más goles que partidos en la mejor competición europea de clubes que existe. Partidos como el del Sporting ayudan a ello. Aragonès clavó tres tantos y repartió una asistencia a Gelmà. A todo ello le unió un sacrificio y espíritu competitivo que pocos jugadores pueden mostrar en estos momentos.
Los tres goles llegaron precedidos de alto calibre. Bellas en su estética y mortíferas para el rival con su ejecución. Aragonès encontró huecos donde no los había patinando y frente a Giräo, uno de los mejores guardametas que hay en la actualiad, no tuvo reparos en la defición. Le batió con disparos de media distancia y en un mano a mano antológico. Fue maravilloso y un aviso a navegantes.
Esta pasada jornada de la OK Liga jugó frente a su hermano, Xavi que milita en el Lleida. Fue un duelo que cayó del lado contrario. Lo que está claro es que Aragonès llega en plena forma. La Copa del Rey de Calafell ya está aquí y Aragonès quiere liarla en el Joan Ortoll. Ya impuso su ley en Portugal. Lo quiere volver a hacer mucho más cerca de casa.