Oriol Paulo (Barcelona, 1975) es guionista y cineasta y, como tal, tiene referencias que le han marcado profundamente. Quizás los ejemplos más claros sean La ventana indiscreta, de Hitchcoch; Amenaza en la sombra, de Nicholas Roeg; y Mullholland Drive, de David Lynch. El género del thriller es para él el abecedario de su carrera, a pesar de que debutara en series como Majoria absoluta o El cor de la ciutat. Ahora está a punto de estrenar su nueva serie en Netflix: La última noche en Tremor, basada en la novela de Mikel Santiago.
¿Qué tiene el thriller que tanto atrae a grandes directores?
Es un género que da pie para hablar de muchas otras cosas. Es el envoltorio para adentrarse en la miseria humana, los dramas que nos ocurren a todos, para conocer cómo somos cada uno... También tiene una parte de juego.
Y eso a usted le gusta, especialmente con el espectador.
La verdad es que soy un apasionado de las novelas de misterio. De pequeño las devoraba y me encanta el acuerdo que se establece entre el escritor o el cineasta y el lector o el espectador.
Precisamente, lo que a usted le gusta es dar giros inesperados para que el espectador se mantenga agarrado a la butaca -esta vez en casa- y sea sorprendido continuamente. ¿Lo vamos a ver también en ‘La última noche en Tremor’?
Evidentemente (ríe). Se trata de que el espectador tenga que seguir la trama sin perderse nada aunque esta vez va a ser algo diferente respecto a anteriores trabajos como El cuerpo, Contratiempo o Los renglones torcidos de Dios.
¿Por qué?
Porque la serie, de ocho capítulos y de una hora u hora y media de duración de cada capítulo, está estructurada de otra forma.
Todo con el mismo objetivo: mantener enganchado al espectador.
De eso se trata en el triller.
Y Mikel Santiago no le ha ‘tirado de las orejas’ por ello.
Ha sido estupendo trabajar con Mikel Santiago y su novela. Yo he disfrutado muchas cosas de la novela, he intentado sacar otras dándole más importancia a los personajes. He hecho mi propia adaptación, llevando la novela a mi terreno. Y Mikel lo ha aceptado muy bien.
Pero en el aspecto de los giros de la trama, usted es un maestro. Yo lo calificaría como el Hitchcock español.
Siempre trato de mantener en tensión al espectador para sorprenderle con giros inesperados. Es un pacto que le ofrezco. La presentación de la información en La última noche en Tremor es diferente. Hay un chup chup que ya ves que todo acabará explotando.
En un proyecto que ha tardado dos años en materializarse.
Sí, ha sido un trabajo duro con 28 semanas de rodaje, casi 8 meses. Sin contar con un año de post-producción y el tiempo que estuvimos trabajando en el guion. Y el trabajo con los actores, que ha sido fantástico.
Tengo entendido que es la primera vez que trabaja con una coach para los actores.
Así es. Logramos que estuvieran enchufados en todo momento.
¿Cómo es trabajar con Javier Rey, Ana Polvorosa, Willy Toledo o Pilar Castro?
Maravilloso. La verdad es que es fácil trabajar con buenos actores. Lo han dado todo durante casi un año de trabajo. Estoy muy satisfecho.
También es que en ‘La última noche...’ ha querido darle más peso a los personajesque a la trama.
Ha sido un poco mi aportación a la novela original. Quería que conociésemos la historia de cada uno, explorando en mayor profundidad la historia humana. La novela es más atractiva en la trama pero no da el paso más allá.
Sin querer desvelar nada, hay un personaje especial en toda esta historia.
El que interpreta Ana Polvorosa.
Y la localización, que también es un personaje más de la historia. La original está ambientada en Irlanda...
Estuvimos tiempo buscando localizaciones hasta que encontramos Puerto de Vega, en Asturias. Un lugar que se parece bastante a la ubicación de la novela de Santiago. Verdaderamente, resultó como un efecto dominó. Buscábamos algo y al final fueron encajando todas las piezas para que resultara perfecto. Hasta rodamos las fiestas en el pueblo... Algo así como cuando rodamos Los renglones torcidos de Dios en la Tabacalera de Tarragona.
Aquello fue un antes y un después para las localizaciones en la ciudad. ¿Volverá a rodar en Tarragona?
Es posible. No lo descarto. La provincia de Tarragona tiene numerosos alicientes y localizaciones para ubicar historias. Además, siempre me he sentido muy bien acogido en Tarragona.
Y se metió al público y a los extras en el bolsillo cuando acudió al estreno de la película en la ciudad. Justo esta semana hace dos años.
Es que creo que fueron muy generosos con nosotros durante el rodaje. Y se lo merecían. Siempre les estaré agradecido.
¿Cómo ha sido trabajar nuevamente con Netflix después del éxito que supuso ‘El inocente’?
Muy bien. Ha sido nuevamente una experiencia estupenda. Estoy muy contento.
¿Lo veremos pronto nuevamente dirigiendo para la gran pantalla?
No lo sé. El cine y la televisión son dos medios diferentes. Lo que te da la gran pantalla del cine no lo tiene la tele ni cualquier dispositivo. Sin embargo, la facilidad para accesibilidad del ‘streaming’ en cualquier dispositivo no lo tiene el cine en pantalla grande. Ni tampoco tratar un título durante 8 o más horas, como es el caso de esta miniserie.
Venga, ponga al espectador un parecido de su serie con otra o con películas. Yo le pongo un ejemplo, ‘Los renglones torcidos de Dios’ la podemos comparar con ‘Shutter Island’, de Scorsese.
Yo diría que es algo así como la miniserie Misa de medianoche y la película Take shelter, de Jeff Nichols.
En cualquier caso, dos thrillers con moraleja. ¿Cual es la de ‘La última noche...’ sin querer desvelar mucho?
El thiller es un género muy bueno para sanar traumas. Por eso decía lo de contar historias humanas. Son historias de superación. Se trata de dejar el pasado atrás y mirar adelante en el futuro.
Hablando de futuro, ¿es cierto que ha tenido ofertas para trabajar fuera? ‘Contratiempo’ resultó un auténtico bombazo en China.
Sí, he tenido oportunidad pero no he encontrado ese equilibrio esperado entre lo que le apetece hacer a uno y lo que le proponen.
¿Y entonces?
Ahora toca ver el resultado de dos años de trabajo. Luego, descansar.