En la receta de hoy vamos a utilizar un ingrediente con el que ya habíamos preparado un plato muy reconocido internacionalmente y que se identifica con una zona geográfica: la musaka griega hecha con una base de berenjena.
Ya citamos su origen y la amplia difusión que tuvo en todo el ámbito mediterráneo desde que los pueblos árabes la introdujeron como uno de los platos importantes.
Como otros alimentos desconocidos en la cultura occidental, la berenjena en un principio estuvo rodeada de un cierto aire maligno al asociarse su consumo con distintas alteraciones en el organismo que se ha demostrado que no iban ligadas a este alimento.
Existen diversas variedades que se distinguen por su color que va desde el morado, hasta el amarillo y blanco. Es una planta anual de época cálida con una presencia muy vistosa al adquirir una tonalidad satinada. Se pueden cocinar de formas muy diversas, son la base de muchos de los tipos de pistos regionales, asadas al fuego, en ensaladas, parrilladas, salteadas, sus preparados toman diversos nombres según el lugar. Constituyen un buen aporte en la dieta mediterránea. Muy ligeras y digestivas, contienen vitaminas, minerales y gran cantidad de agua, de ahí que su aporte en calorías sea bajo.
La propuesta del plato nos llega de nuestra amiga e invitada Corinne que nos recibe en su cocina. Nosotros conocemos sus habilidades culinarias demostradas en distintas ocasiones y, como buena francesa, es una experta en mermeladas y compotas. Hoy nos permite cocinar con ella este pastel de berenjena que, nos dice, desde ya pasará a formar parte de nuestros menús cotidianos.
Los ingredientes podemos encontrarlos en nuestro mercado de confianza en las paradas de frutas y verduras, Gustum, Filla de la Patro, Arrells, y los quesos en Formatgeria Magda.
Ingredientes para 4 personas
4 berenjenas más bien grandes
500 gr de tomate frito
Queso rallado a gusto
Aceite de oliva virgen
Sal, orégano
Preparación
Cortamos las berenjenas a lo largo o en rodajas, como se prefiera, el corte fino. Las salamos y las dejamos unos minutos para que cojan la sal. Transcurrido ese tiempo las pasamos por agua y las dejamos que escurran encima de papel de cocina.
Mientras tanto, vamos preparando la salsa de tomate. Lavamos los tomates, los trituramos con el robot y los ponemos en una cazuela con aceite, dejándolos a fuego lento hasta que la salsa haya espesado un poco. Si se prefiere, se puede comprar el tomate ya triturado.
Las berenjenas las pasamos por la sartén con poco aceite o, también, se pueden poner en el horno unos 5 minutos antes de prepararlas.
En una bandeja de horno colocamos una base de berenjenas, las cubrimos con la salsa de tomate y el queso rallado. De este modo vamos haciendo capas hasta conseguir el grosor deseado. La última capa la espolvoreamos con queso y un poco de orégano. Tenemos preparado el horno a 180 grados, ponemos la bandeja con la receta ya preparada y dejamos unos 15-20 minutos aproximadamente. Comprobamos la textura, sacamos del horno y dejamos enfriar. Fácil, sano y sabroso, un plato muy completo que podemos comer en el momento, congelarlo o consumir al día siguiente.