Los patios escolares han iniciado una transformación. Un cambio que tiene que convertirlos en una extensión del aula y dejar atrás la mera función de recreo. Entre los más pequeños, ganan relevancia elementos motrices, de manipulación o más neutros, que fomentan la imaginación. Entre el alumnado de primaria, el debate está abierto sobre qué papel tienen que jugar los deportes y cómo introducir otros intereses.
«Hay que repensar los espacios», dice Mar Camacho, profesora de la facultad de Ciències de l’Educació i Psicologia de la Universitat Rovira i Virgili (URV). Fue también directora general de Innovació, Recerca i Cultura Digital de la Generalitat (hasta 2021) y recuerda el proyecto hecho sobre la transformación de los espacios escolares. «Todos son útiles para la educación, también los pasillos o las bibliotecas», subraya. Luís Marqués, coordinador del área de Educació Física de la URV, también cree que el tiempo vinculado a la escuela tendría que seguir una misma línea pedagógica, «que estuviera todo más integrado», lo que acaba convirtiéndose, como señala, en «un proyecto de escuela». Así pues, «hay que involucrar a toda la comunidad educativa, también a las familias», añade Mercè Gisbert, Catedrática de Tecnología Educativa de la URV.
Parece que la pandemia ha supuesto el empujón definitivo hacia el cambio de paradigma. «Obligó a buscar utilidad a estos espacios», antes prácticamente olvidados, recuerda Mar Camacho. No obstante, algunos centros ya habían empezado de antes el cambio de concepto.
Es el caso de las seis Escoles Bressol Municipals (EBM) de Reus con el proyecto ‘Jardins Educatius’, impulsado por el Ayuntamiento. El objetivo era que «la zona exterior fuera una continuidad de lo que pasa en el aula», explica el concejal de Educació, Daniel Recasens. Y a partir de lo que eran zonas de recreo se ha pasado a «espacios más comunitarios», añade.
La Ginesta y El Lligabosc fueron los primeros centros en transformarse, «y en pequeñas etapas, se han ido haciendo el resto», relata la coordinadora de las EBM de Reus, Judit Bruno. La última ha sido El Marfull, que ha estrenado este curso el nuevo espacio exterior. Especialmente importante ha sido la actuación en este centro «porque ha permitido ampliar nuestro jardín», dice la directora de la escuela infantil, Marta Melikidis. La naturaleza ha ganado protagonismo, con plantas aromáticas o más árboles, lo que se traduce en más hojas en el suelo que los niños usan para recolectar y desmenuzar. «Necesitan conocer su entorno y todos estos elementos les permite hacerlo», argumenta Melikidis.
Otro ejemplo en Reus es el de la Escola Marià Fortuny. Como explica la directora del centro, Núria Sabaté, trabajan en la creación de varias zonas por edades e intereses. Ya tienen una zona de mesas y sillas y un área de petanca. La vegetación, los árboles y tener más sombra son otros pilares. El proyecto cuenta con la colaboración de toda la escuela, e incluso del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya de Tarragona, con el Programa Magnet.
En cuanto al fútbol, Sabaté reconoce que es el deporte que «más conflictos genera». Con la intención que no acapare todo el protagonismo, el centro ha limitado su práctica «y un día toca básquet, otro día fútbol...», dice, pero sin prohibir «porque no es la solución», exclama. Así también lo cree Luís Marqués, coordinador del área de Educación Física de la URV: «La actividad física es un concepto más amplio que ser un deporte. Tiene que enfocarse hacia el movimiento, el juego».
Tarragona
En la ciudad de Tarragona, incluso antes de la pandemia, algunas escuelas ya habían iniciado su propio camino para transformar los patios. Un ejemplo es el de la Escola Cèsar August donde la transformación se convirtió en un proyecto de centro en el que se consultó a todos los alumnos. Las familias, con la ayuda de los docentes, durante varios fines de semana se encargaron de mejorar la jardinería y de crear nuevos juegos. Otro ejemplo es el de La Salle. Allí las familias también fueron las encargadas de iniciar el movimiento y los alumnos de la ESO, de cambiar y enriquecer el patio de los más pequeños.
Pero tal vez la iniciativa de más alcance ha sido la apuesta del Institut Municipal d’Educació, IMET, por ‘renaturalizar’ los patios. La idea es cambiar el modelo dominado por las canchas deportivas de cemento por otro con vegetación y espacios más diversos. Para ello han ofrecido a las nueve llars d’infants municipales y a nueve escuelas públicas una ayuda para realizar sus proyectos con la ayuda de una empresa especializada. Estas ayudas, que se pusieron en marcha el año pasado, incluyen solo el diseño y cada comunidad se encarga de ver cómo ponerlas en práctica.
Terres de l’Ebre
En las Terres de l’Ebre, en los últimos años son muchos los centros educativos que han apostado por introducir elementos naturales y zonas de juegos pedagógicos en sus patios. Así, huertos, gallineros, zonas de compostaje, tipis o juegos de madera son ahora componentes habituales en los espacios de ocio de las escuelas. Recientemente, por ejemplo, en Amposta se amplió el patio de la escuela Consol Ferré. Una reivindicación del centro educativo desde que en el 2014 proyectaron un nuevo patio a través de un proceso participativo creado por el propio alumnado del centro. Así, en el patio de la escuela se ha creado un espacio con montañas de tierra e instalaciones de madera para jugar, una zona con bancos y mesas, tipis, un huerto y zona verde, tal y como habían diseñado desde el centro.
También en Móra la Nova la comunidad educativa del Instituto Escuela 3 d’Abril inauguró este mes de noviembre su renovado patio. Ahora éste cuenta con espacios más grandes y diferenciados, zona de picnic, un terrario, rocódromo, espacios naturalizados y diversos elementos para juegos. Así mismo, en Jesús, el año pasado la naturalización de los patios del Instituto Escuela Daniel Mangrané fue la propuesta ganadora de los presupuestos participativos de la EMD de Jesús.