La inconfundible voz de Juanma Hidalgo pide atención. Faltan pocos segundos para las 7 de la tarde. «Máquinas de confeti en marcha», ordena. Hace más de una hora que la calle Ciutat de Reus se ha convertido en una auténtica marea de gente. «Senyores i senyors, nens i nenes, que comenci l’espectacle!». Decenas de recuerdos acuden a la mente de los presentes. El apagón de todas las farolas prosigue las ceremoniosas palabras del speaker del Cós Blanc. Los 20 cañones distribuidos a lo largo de toda la calle empiezan a escupir confeti. Han pasado tres largos años de sequía, pero vuelven a llover trocitos de papel en la Festa Major de Salou.
La música de James Bond abre el impresionante espectáculo audiovisual que da el pistoletazo de salida. 550.000 vatios de luz y 170.000 de sonido al servicio de «la mejor fiesta del mundo». En la calle se unen más de 40.000 almas entregadas a la mayor celebración del año de toda la Costa Daurada. La edición más esperada, que apunta también a convertirse en la más multitudinaria de la historia.
Gente llegada de toda la provincia, pero también de fuera. Como Marina, que es de Barcelona y es la primera vez que asiste al Cós Blanc. Ha venido con la familia, que son de aquí, y aunque ya estaba avisada, «no esperaba encontrar todo este montaje de luces y tanto, tanto confeti. Es increíble, ¡menuda fiesta!», dice. Por delante, más de dos horas de festival y 25 toneladas de confeti.
Un total de 27 collas, con miles de participantes, resucitan este año el espíritu del Cós Blanc. La primera en salir es una vez más la Gastronómica, que tradicionalmente es la encargada de abrir el desfile y que este año se ha inspirado en París y el Moulin Rouge. Ellos condensan a la perfección esa esencia divertida y descarada de la fiesta.
A los platos, una vez más Dj Moncho ofrece su fórmula infalible de ritmos para que nadie se quede sin bailar. No tardan en sonar los éxitos de Bizarrap para transformar el Cós Blanc en un inmenso karaoke al aire libre. Primero con el omnipresente Quédate de Quevedo y poco después con su nueva colaboración con Shakira. Tampoco faltan la Gozadera, Danza Kuduro y otros éxitos de Ana Mena, Aitana, Rosalía u Omar Montes, aunque también temas más electrónicos, flamencos o clásicos incombustibles como Carnavalera, el Chipirón o Paquito el Chocolatero.
Los hippies de la colla Las Prisas y el mundo fantástico de Alicia en el País de las Maravillas, recreado con gran acierto por la Escola Elisabeth, continúan la rúa. Pronto aparece una de las collas que están de celebración en esta 41ª edición del Cós Blanc: la Colla Bandarra y su fiesta disco para celebrar el 20º aniversario. Poco a poco, el confeti empieza a ganar grosor en el suelo.
Tras ellos desfila uno de los grupos con uno de los maquillajes más impresionantes, el Grup d’Amics de la Festa y su particular circo de los horrores. La jungla de animal print de la Colla Confetti o las mariposas gigantes de la Colla Slot impregnan de colores la calle Ciutat de Reus. El Esplai Salou, con su particular visión de la película Up o Los Allegados y sus pilotos y enfermeras de Pearl Harbor ponen el toque de originalidad.
Una vez han pasado todas las carrozas, se pone en marcha la segunda parte del Cós Blanc, con la calle convertida en un auténtico río de confeti. Grupos de amigos de todas las edades empiezan una guerra sin cuartel con las música de fondo.
Hay quien se lo toma con más calma, sobre todo familias con niños pequeños, que aprovechan la vuelta que dan las collas por la Via Roma y la calle Barcelona para disfrutar de la fiesta de una forma más tranquila. Al final, cada uno vive el Cós Blanc a su manera, pero todos comparten una misma intención: volver a pasarlo bien y a construir recuerdos de momentos de felicidad. Y en eso, el Cós Blanc no tiene rival.