El Sostre de les Estacions se exhibirá 30 años después de su descubrimiento en Altafulla

Se trata del techo de una habitación del semisótano de esta antigua villa del entorno de Tàrraco, con pinturas al fresco sobre mortero y un relieve de una importante calidad artística

27 marzo 2025 08:05 | Actualizado a 27 marzo 2025 08:18
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El Sostre de les Estacions de la Vil·la Romana dels Munts d'Altafulla es una pieza única en la península Ibérica por sus características. Se trata del techo de una habitación del semisótano de esta antigua villa del entorno de Tàrraco, con pinturas al fresco sobre mortero y un relieve de una importante calidad artística. Cuando la casa colapsó, el techo quedó entero mirando al suelo y se conserva casi íntegramente, un hecho extraordinario teniendo en cuenta que han pasado cerca de 2.000 años. Ahora se están finalizando los trabajos de restauración y, aunque se fragmentó en unas 3.000 piezas, se ha podido recuperar un 90%. Esta pieza será una de las estrellas del nuevo Museo Arqueológico Tàrraco, que reabrirá al público a finales de 2026.

Treinta años después de su descubrimiento en unas excavaciones en 1996, se exhibirá públicamente por primera vez en el renovado museo de la plaza del Rei. “El techo realmente es muy interesante por la complejidad del artesonado, por los niveles que lo forman. A nivel decorativo está presidido por cuatro representaciones de las estaciones del año y flanqueadas por Mènades“, unas figuras femeninas vinculadas a las bacanales de Bacus, explica Josep Anton Remolà, conservador de investigación y colecciones del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT).

Se trata de una obra de cinco metros de longitud por tres de anchura. Quince metros cuadrados que tienen tres franjas horizontales que, en su interior y a un nivel inferior, generan dos calles, a su vez divididas en seis casetones -tres en cada una de las dos calles-. Los cuatro casetones de las esquinas tienen forma octogonal y albergan representaciones figurativas de las cuatro estaciones del año. En los dos del centro, en forma de cuadrado girado, es donde están las Mènades. Para Remolà, es “formidable por la complejidad de la elaboración del techo en esta serie de casetones”. La temática, el paso del tiempo, “es un tópico muy habitual en las villas romanas”, detalla.

Aun así, en el momento en que el techo cumplía su función decorativa, “debía de ser casi imposible contemplar su dimensión real”. Hay que tener en cuenta que la estancia estaba en el semisótano, que era la “fundación de la planta principal que estaba encima y, por tanto, tenía las mínimas aberturas posibles”. “Por la tarde debía entrar un poco el sol, pero si no, la habitación se iluminaba con candelabros, lámparas u otro objeto para dar luz”, concluye Remolà. Además, la estancia tenía unos cuatro metros de altura, por lo que debía ser aún más difícil ver las figuras.

Las investigaciones arqueológicas han permitido determinar que aquella habitación tuvo diferentes funciones mientras la Vil·la dels Munts estuvo operativa. “En un primer momento estaba destinada a invitados de segundo orden. Es el semisótano, a las personas de prestigio se las alojaba en la planta principal”, relata Remolà. Más adelante, en la última etapa de vida de la casa hacia mediados del siglo III, “probablemente se convirtió en una habitación para esclavos, domésticos de la casa ligados al servicio” de la vivienda. Que hoy en día esté tan bien conservado, para Remolà, “no es habitual” y ha sido así “por azar de la historia“.

Un trabajo largo

La obra se encuentra actualmente en los servicios centrales del MNAT, donde se está concluyendo la restauración. Quedan tan solo los acabados en la presentación y prepararlo para el traslado a su nuevo hogar. Haber conseguido la imagen actual, recompuesta, con los volúmenes recuperados y “una apariencia a nivel de colores de una calidad increíble es fruto de un proceso muy largo y de un trabajo complejo”, asegura la directora del MNAT, Mònica Borrell. Después de la excavación han intervenido arqueólogos, historiadores, restauradores y el equipo del museo “para plantear una intervención global”.

“La primera fase es hacer el puzle, entender la estructura del techo. La otra es recomponer la volumetría porque no es plano. Y hecho esto, hay otro frente, que es la limpieza y restauración, porque los fragmentos salen sucios y deteriorados”, explica Borrell. Aunque han podido reconstruir el 90% del techo, “hay huecos” y es necesario “buscar cómo unirlos, restituirlos y decidir cómo se presenta”, añade la directora.

Finalmente, la presentación pensando en la ubicación definitiva. En este caso, la segunda planta del museo. “Es un espacio dedicado a las villas de los alrededores de Tàrraco y específicamente a la de los Munts, porque es una villa vinculada a la historia y al poder de Tàrraco como capital romana”, indica Borrell. Esta no será la única pieza de los Munts que el público podrá contemplar por primera vez, ya que también se expondrá una pintura de una cisterna, que se sumará a otros elementos que “remitirán a la suntuosidad” de una villa de la que aún no se sabe con certeza qué función tenía en relación con la capital.

Con todo, para Borrell el Sostre de les Estacions “es equiparable” al Mosaico de los Peces, una de las piezas más icónicas de la colección del MNAT, “por su calidad artística y su valor arqueológico, documental y simbólico”. Pero sobre todo por la dificultad que supone encontrar restos de estas dimensiones y características “fuera de los entornos de Nápoles y Pompeya”. “El hecho de haberse conservado ya es excepcional”, finaliza.

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