La calle Saragossa de Salou empieza a invernar. El verano cierra ‘oficialmente’ por la festividad del Pilar y el bullicio casi permanente de tantas semanas se disuelve con la llegada del otoño.
En este vial peatonal y concurrido, el restaurante El Abuelo cobró un protagonismo indeseado en la noche del 9 de mayo, cuando uno de sus comensales recibía a bocajarro dos disparos que a la postre provocarían su muerte.
La víctima, un ciudadano francés de 24 años, todavía respiraba cuando llegó la Policía Local de Salou y seguidamente los Mossos d’Esquadra. Pero los intentos de mantenerlo con vida fueron infructuosos. Se certificó su muerte poco antes de la medianoche y se levantó el cadáver en la madrugada del martes, 10 de mayo.
Sus tres atacantes caminaron por la calle Saragossa, de mar hacia montaña, y a la altura de la terraza del restaurante, en la silla donde estaba la víctima, sacaron un arma corta y le dispararon acertadamente dos veces, en el pecho.
Un proyectil entró por debajo de la clavícula y el otro en la zona costal, dañando órganos vitales. Hubo un tercer proyectil de 9 milímetros, que se incrustó en la pata de una de las sillas de mimbre que tiene este local de restauración.
Tras el disparo los tres delincuentes (posteriormente se conocería que eran de la misma nacionalidad de la víctima) huyeron a pie, siendo uno de ellos neutralizado por trabajadores de otro restaurante próximo. Su sangre fría permitió que este miembro fuera detenido por Mossos y enviado a la cárcel, tras pasar a disposición judicial. Los otros dos se esfumaron sin que nadie pudiera dar con su paradero.
La investigación
Las noticias del asesinato a sangre fría en los prolegómenos de la temporada estival fueron desapareciendo de la actualidad a medida de que las novedades brillaban por su ausencia. Tras encerrar a uno de los tres autores en la cárcel (no era el que disparó), la investigación paso a un plano más discreto para poder localizar a los otros dos sujetos, que todo el mundo sospechaba que se habían marchado de Salou aquella misma madrugada sin perder tiempo. De la víctima tampoco se dijo nada, solo que había alquilado una habitación en un hotel en la calle Ponent.
Cinco meses más tarde de lo ocurrido, el caso sigue sin resolverse oficialmente. Todas las fuentes apuntan a que la investigación está abierta y que las pistas recopiladas desde aquella noche de mayo están dando los frutos. Pero nadie habla de su hay más detenciones y si fuera así, donde se habría localizado a los dos pistoleros fugitivos.
Las únicas informaciones que no son desmentidas es que los dos autores del crimen se marcharon a su país, Francia, y allí buscaron escondite. La investigación pasó a otro nivel: internacional. Desde el país galo se buscó a los dos sujetos y se desconoce si han hallado su paradero o si han sido identificados y detenidos los dos fugitivos. Nadie escapa que un asunto de drogas podría ser el trasfondo de este crimen a sangre fría. Y tampoco nadie desmiente que el asesinato en Salou fue una variable imprevista, ya que el caso, más complejo, estaría todo situado en Francia.
Aunque son argumentos sin precisar, todavía nadie oficialmente abre boca de cómo está el caso y deja la incertidumbre todavía en el aire cinco meses después.
Sí es cierto de que fuera de los conductos oficiales, los gestos de los que conocen el caso con mayor profundidad dejan entrever que el final de la historia y sus explicaciones está más cerca que lejos. Será cuestión de esperar.