Alimentación: el futuro es saludable y sostenible

Simposio. Investigadores y profesionales coinciden en que el sistema alimentario global perjudica el medio ambiente

13 noviembre 2020 09:30 | Actualizado a 14 noviembre 2020 07:46
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¿Los patrones dietéticos más saludables y seguros son también más sostenibles para la salud del planeta? o ¿Qué podemos hacer para frenar el cambio climático? Son algunas de las cuestiones que se han planteado en el simposio virtual Alimentación, Salud y Sostenibilidad, organizado esta semana por el Instituto Danone, con el objetivo de analizar, a través de las reflexiones de investigadores y profesionales del ámbito docente y sanitario, los retos de la crisis climática y la adaptación de nuestra dieta. En este sentido, el catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universitat Rovira i Virgili, Jordi Salas-Salvadó, moderó uno de los encuentros del simposio cuyo epígrafe era ‘Patrones Alimentarios’, y en el que intervinieron los expertos Ujue Fresan, investigadora postdoctoral del Instituto de Salud Pública de Navarra CIBERESP; Lluis Serra Majem, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; y Pieter Van’t Veer, Chair Nutrition, Public Health and Sustainability de la Wageningen University & Research.

El primero en tomar la palabra fue Lluis Serra Majem para recalcar que «la Dieta Mediterránea no es solo un patrón, sino que es un modelo cultural que implica la manera en que se seleccionan, producen y distribuyen los alimentos».

En esta misma línea, señaló que «el sistema alimentario podría incluir elementos como el medio ambiente, la gente, los procesos, las infraestructuras y aquellas actividades relacionadas con la producción, procesamiento, preparación y consumo». Por ello, fue categórico al reconocer que en «el sistema alimentario global, la producción es excesiva y el consumo, igual que las pérdidas, no son sostenibles», lo que conlleva –según sus palabras– «un impacto en el medio ambiente y daños en los sistemas naturales».

Según los expertos, el sistema debe pensar en la población actual, pero también en la futura

En este punto, definió que «un sistema de alimentación sostenible es aquel que garantiza la seguridad alimentaria y la nutrición en la forma en la que las bases económicas, sociales y ambientales puedan generarlas, y que las generaciones futuras no se vean comprometidas». Por ello hizo hincapié en que «el sistema debe pensar en la población actual, pero también en la población de dentro de cien años».

«En el sistema alimentario global, la producción es excesiva y el consumo, igual que las pérdidas, no son sostenibles», Lluis Serra Majem, Catedrático de Medicina Preventiva 
 

Hablando de sostenibilidad y de Dieta Mediterránea puso el foco en que «se sustenta en cinco aspectos: la salud, la cultura, la biodiversidad, los aspectos económicos y los medioambientales. Desde la perspectiva de la salud, Lluis Serra Majem señaló que «sabemos que la Dieta Mediterránea se enfrenta a la dieta Fast Food» y puso en valor los estudios Predimed y Predimed-Plus como garantes de la Dieta Mediterránea desde el punto de vista científico a nivel global.

En cuanto a la biodiversidad, el catedrático de Medicina Preventiva destacó que «ha disminuido la diversidad en productos vegetales» y expuso el ejemplo de la lechuga: «Hemos pasado de 500 variedades a 36 en 80 años», un dato que para Lluis Serra Majem es una evidencia de que «el sistema alimentario dirige su sistema de producción hacia un modelo más conveniente para el propio sector alimentario». «El sabor es importante, pero el consumidor lo que más valora es la apariencia de la fruta y la verdura, y el sistema alimentario responde a esta necesidad», añadió el experto. Mientras, él mismo recordó que «la actividad alimentaria genera una presión medioambiental y hay que pensar en verde».

Saludable versus sostenible

Sobre cómo hemos pasado de hablar de dieta saludable a dieta sostenible conversó Ujue Fresan, investigadora postdoctoral del Instituto de Salud Pública de Navarra CIBERESP. En este sentido, se remitió al año 2010, «cuando la FAO señaló que no es suficiente con una dieta saludable sino que también debe ser sostenible, es decir, tener una adecuada calidad nutricional y además un bajo impacto en el medioambiente, ser respetosa con la biodiversidad y los ecosistemas y optimizar todos los recursos».

«Hemos pasado de 500 variedades de lechuga a 36 en 80 años», Lluis Serra Majem, Catedrático de Medicina Preventiva 

La investigadora aportó cifras de como el sistema alimentario es uno de los principales contribuyentes al «mal estado del planeta». «Es responsable de entre 21% y el 37% de la emisiones de gases de efecto invernadero y además utiliza gran parte de los recursos de los que disponemos», indicó, para después señalar que también «es el principal responsable de la deforestación y la fragmentación de los ecosistemas». En cuanto a las soluciones, Ujue Fresan apuntó la necesidad de «reducir el desperdicio, mejorar la tecnología en el ámbito agrícola y realizar un cambio dietético».

«El sistema alimentario es responsable de entre 21% y el 37% de la emisiones de gases de efecto invernadero»
Ujue Fresan, Investigadora postdoctoral

Sobre este último punto apeló a la responsabilidad individual y colectiva. «Podemos adherirnos a dietas sostenibles basadas en alimentos de origen vegetal poco procesados y en una menor cantidad de alimentos de origen animal, y como investigadores también podemos dar a conocer la importancia y las consecuencias beneficiosas de estos patrones alimentarios», aseguró Ujue Fresan, para concluir que «aunque los cambios en una persona no puedan ser muy notables, imaginaros lo que podemos llegar a conseguir si todo el mundo seguimos patrones sostenibles».

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