El reto de atraer y formar talento en un mercado laboral exigente

El mercado laboral y la formación afrontan hoy retos importantes. De ello se habló durante una mesa redonda organizada recientemente por el Diari de Tarragona donde, bajo el título Mercat laboral i formació, representantes de diversos sectores económicos clave en la demarcación de Tarragona, así como de organismos académicos y públicos relacionados con la formación y el empleo, compartieron su visión sobre el momento actual y las grandes tendencias a corto y medio plazo.

Ferran Mañé, director del Observatori de l’Ocupació de la Universitat Rovira i Virgili (URV), explica que «llevamos años monitorizando graduados universitarios, con unas tasas de ocupación muy razonables, que se sitúan entre el 83% y el 85% en términos generales, con elementos particulares en algunos estudios.

Ahora, nos movemos en promedios, hablando de inserción laboral, del 90%, con lo cual el título universitario es, evidentemente, una puerta de entrada y de desarrollo profesional».

«Vemos -añade Ferran Mañé- que el mercado laboral se ha reactivado, con una cierta dualidad en el Camp de Tarragona, donde encontramos sectores muy dinámicos pero, a la vez, parte del tejido empresarial donde la digitalización y la transformación cuestan, y con salarios algo más bajos que en el área metropolitana de Barcelona. Cuantitativamente, es un mercado dinámico y que se ha recuperado. Cualitativamente, todavía hay recorrido».

Entrados en las particularidades de algunos sectores destacados, Xavier Guardià, portavoz de la Federació Empresarial d’Hostaleria i Turisme de la província de Tarragona (FEHT), analiza la situación de su sector: «No trabajamos todo el año, sino ocho o nueve meses, con lo que vivimos en el contrato fijo discontinuo. Con la Covid-19, se ha roto ese bucle en el que la persona trabajaba ocho o nueve meses, tenía dos meses de vacaciones y prestación de paro. La gente no pudo estar suficiente tiempo trabajando, y las empresas no pudieron mantener ese ciclo».

Competencia por el talento

La consecuencia ha sido que «mucha gente, o no ha trabajado, o ha ido a otros sectores y se ha quedado en ellos», explica Xavier Guardià, que destaca esta falta de candidatos como uno de los mayores retos que afronta hoy un sector turístico «que en la provincia de Tarragona ocupa a más de 25.000 personas».

Junto al turismo, la industria química ha sido y sigue siendo otro de los principales motores económicos y de ocupación en las comarcas del sur de Catalunya. De ella habló Eduardo Sañudo, presidente de la comisión sociolaboral de la Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT).

«Venimos de unos años -explica Eduardo Sañudo- donde, a pesar de la situación de pandemia, la esencialidad del sector ha hecho que creciera a nivel de actividad, con lo cual en el sector químico la situación laboral tiene muy buena salud».

«Tenemos -prosigue Sañudo- una FP Dual donde mucha gente que la cursa sale con trabajo, con un 90% de contratos indefinidos, con empleo muy estable y una retribución promedio muy por encima de la media industrial. Es un sector que para el trabajador es atractivo, pero la principal preocupación hoy es mantener y retener el talento. Las nuevas generaciones buscan cosas distintas, y hay un trabajo por delante para ser atractivos».

Joan Romeu, presidente del Gremi de la Construcció del Tarragonès, resume la situación que atraviesa hoy su sector: «Necesitamos gente. No tenemos gente, ni de perfiles altos, ni medios, ni bajos. Antes de 2008, el sector de la construcción suponía el 18% del PIB nacional. Actualmente estamos en el 5,2%, cuando la media europea está en el 8%».

«Nuestro personal ha envejecido -explica-, con solo un 9% de la gente ocupada menores de 30 años. En cambio, nuestros ocupados con más de 59 años han pasado de un 15% a un 25%. No ha entrado gente, cuando somos un sector que recuperamos enseguida el personal».

Juan José Torres López, director general del Servei Públic d’Ocupació de Catalunya (SOC), coincide con estas visiones: «he tenido la oportunidad de hablar con muchos sectores, y en todos se da la constante de la dificultad para encontrar personas cualificadas. Es algo que sucede en todos los sectores.

Muchos aspectos tienen que ver con la pérdida de vocaciones y, por lo tanto, hay un camino a recorrer, pero antes de llegar a la formación hay un paso previo: encontrar la conexión entre lo que ofrecemos a los jóvenes para estudiar y aquello en lo que irán a trabajar».

«El mercado laboral -prosigue Juan José Torres López- es un espacio de doble demanda. Si nos quedamos con la oferta publicada de trabajo y no preguntamos qué hace falta y en qué condiciones, será muy difícil. Lo importante es preguntar, hacer prospección y orientación, para que las personas puedan tomar decisiones informadas, generando vocaciones informadas».

Xavier Guardià, de la FEHT, abunda sobre esta falta de vocaciones informadas: «Desde el sector turístico tenemos la sensación de que no se nos termina de ver, y parece que sea un sector que cae del cielo. El turismo es una industria muy potente en la que somos líderes mundiales, y eso comporta que la sociedad se lo crea. En la provincia de Tarragona genera más del 26% del PIB, con actividad directa. En municipios como Cambrils, supone más del 60% del PIB».

Más y mejor comunicación

«Por eso es necesario que se nos crea -añade Xavier Guardià- y que se haga la formación específica que necesita un sector potente. Hay una sola escuela de hostelería en Cambrils, de la que salen bastantes cocineros y poca gente de sala, porque ahora lo que está de moda son los cocineros. Pero la hostelería es humana, por más robots que pongamos, y todo el mundo recuerda al camarero profesional y simpático, igual que recuerda al antipático». Prestigiar esta figura de profesional respetado es la clave.

Joan Romeu, del Gremi de la Construcció del Tarragonès, coincide en ese reto: «Somos un sector poco atractivo, y la gente todavía nos ve con el pañuelo atado en la cabeza y la camiseta de tirantes. Es algo que tenemos que cambiar. Hasta el trabajador de la escala más baja en el sector ha de saber matemáticas».

Además, en un sector históricamente muy masculinizado, ha habido cambios que facilitan hoy la entrada de las mujeres: «Se han reducido pesos, hay maquinaria para todo, y la población femenina, que hasta ahora no contaba en nuestro sector, puede acceder a él». El reto hoy es «abrir más la mente a otras opciones, igual de válidas que las más populares, dentro del sector».

«La actuación -explica Joan Romeu- debemos hacerla con muchas herramientas de formación, que sean más flexibles y que se adapten a nuestras necesidades, en un sector muy atomizado empresarialmente»

La industria química tampoco escapa a esta necesidad de captar talento y, en consecuencia, de comunicar las oportunidades laborales que ofrece. Eduardo Sañudo, de la AEQT, explica que «nos cuesta encontrar gente con formación adecuada». Y señala el camino para lograrlo: «Nuestro sector es un gran impulsor de la conexión entre el mundo académico y el de la empresa, donde el diálogo es clave».

«Llevamos quince años con programas de FP Dual, ahora lo hemos ampliado al grado dual en Química -añade, en alusión al primer grado universitario dual en Química impulsado por la URV-, y tenemos programas para incentivar las vocaciones técnicas en edades tempranas, tanto en Primaria como en la ESO».

Ante estas necesidades específicas y personalizadas expresadas por la mayoría de sectores, Ferran Mañé, de la URV, apunta que «el sistema educativo, en general, es un sistema de producción en masa. Tenemos setenta estudiantes en un aula, que irán a setenta empresas, pero no podemos formarles individualmente para la empresa a la que tendrán que ir».

«Desde el sistema educativo -prosigue-, podemos preparar a trabajadores que, cuando lleguen a las empresas, se adapten con facilidad. A la empresa llega un ‘producto’ por acabar, al que esa empresa tendrá que destinar recursos. Lo que hay que hacer, entonces, es definir aquellos estándares mínimos y comunes, donde las competencias transversales son algo muy claro».

Juan José Torres López, del SOC, coincide en la necesidad de «ampliar la base de conexión entre la formación y la empresa, donde la formación dual permite cerrar el círculo, incorporando a la empresa en el proceso formativo. Es un modelo con un éxito razonable, en el que llevamos el aula al taller, pero también el taller al aula».

Por último, comparte la «necesidad de poner en valor que determinadas profesiones no son lo que eran, con lo cual, por ejemplo, yo no busco instaladores, sino gente que quiera cambiar el mundo. Tenemos que informar, ir a los institutos y a las escuelas, y orientar».