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Cómo prepararse para el mercado laboral que llega

En los próximos cinco años, en el mundo se crearán 170 millones de nuevos puestos de trabajo, a la vez que quedan obsoletos 92 millones de empleos. ¿Dónde están los riesgos y las oportunidades?

27 enero 2025 14:28 | Actualizado a 27 enero 2025 18:29
Se lee en 7 minutos
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El Foro de Davos, celebrado recientemente en la ciudad suiza de la cual toma su nombre, ha dejado algunos titulares pirotécnicos. El más destacado de ellos, las amenazas (por videoconferencia) de Donald Trump, presidente de los EEUU, de imponer aranceles a diestro y siniestro entre quienes hasta la fecha han sido sus socios comerciales preferentes (Canadá, México, la Unión Europea).

Todo ello en un encuentro organizado por el Foro Económico Mundial que, históricamente, había sido antes espacio de reflexión que de confrontación. Esa visión estratégica y analítica es la que, en una tradición ya consolidada, tuvo su previa un par de semanas atrás, con la publicación de una nueva edición del informe The Future of Jobs Report 2025, que analiza las grandes tendencias del mercado laboral global en los próximos cinco años.

De ello se habló también en Davos la pasada semana, aunque los fogonazos de Donald Trump obligasen a achicar los ojos para poder fijarse. ¿Cómo es el mercado laboral que llega y qué podemos hacer para estar preparados?

La primera conclusión de este informe, que utiliza datos proporcionados por más de un millar de empresas, y que es un referente reconocido para captar las grandes tendencias del mercado laboral a escala global, es que los grandes cambios en marcha en los ámbitos de la tecnología, la economía, la demografía y la transición verde generarán 170 millones de nuevos empleos de aquí a 2030, mientras que se destruirán otros 92 millones de empleos. Es decir, un saldo neto de 78 millones de nuevos empleos.

Pensamiento analítico, resiliencia, flexibilidad o liderazgo seguirán siendo fundamentales

Frente a proyecciones mucho más catastrofistas, donde algunos analistas habían llegado a cuestionar que, por primera vez, se pudiera cumplir la regla que establece que una disrupción tecnológica aplicada al ámbito del trabajo siempre termina generando más empleos cualificados que los que destruye, las sumas y restas son aquí esperanzadoras.

El temor a una destrucción global del empleo a consecuencia de la extensión de la Inteligencia Artificial Generativa y los Robots Generalistas no es el eje de este informe, aunque las tendencias están ahí. Las tecnologías de inteligencia artificial y procesamiento de información, con un 86% de las respuestas, encabezan la lista de tendencias tecnológicas que impulsarán la transformación empresarial entre 2025 y 2030, según este informe elaborado por el Foro Económico Mundial.

Le siguen los robots y sistemas autónomos (donde destacan los Robots Generalistas, diseñados para ejecutar una amplia variedad de tareas, más allá de funciones específicas, gracias a su capacidad de aprendizaje y adaptación), con un 58% de respuestas.

Tras ellos, las tecnologías de generación, almacenamiento y distribución de energía (con un 41% de respuestas), nuevos materiales y compuestos (30%), tecnologías de semiconductores y computación (20%), tecnologías de sensores, láser y óptica (18%), tecnologías cuánticas y de encriptación (12%), biotecnología y tecnologías genéticas (11%) y tecnologías de satélites y espacio (9%).

Agricultores y ganaderos

¿Qué consecuencias tienen estas proyecciones? La respuesta que surge en este informe es, a primera vista, anti intuitiva. El perfil laboral que, según el Foro Económico Mundial, experimentará un mayor crecimiento hasta el año 2030 en todo el mundo es el de agricultores y ganaderos. Cuando la IA Generativa y los robots son las grandes tecnologías que van a impulsar la transformación de las empresas en los próximos cinco años, el Foro Económico Mundial vaticina que los perfiles profesionales que más van a crecer se encuentran en el sector primario.

«Las habilidades blandas van a ser críticas, y eso es lo que dicen los directores de personas» (Javier Blasco, The Adecco Group Institute)

Porque sigue habiendo más humanos que robots. Y si bien es cierto que vamos a necesitar generar mucha más electricidad para alimentar los algoritmos, también lo es que necesitaremos pan para alimentar nuestros estómagos humanos. En un contexto en el que ser agricultor o ganadero, por otro lado, va cada vez más ligado a la incorporación de tecnología.

A los agricultores y ganaderos les siguen conductores de camionetas o servicios de reparto (muy vinculados al crecimiento del comercio electrónico y la logística de última milla) y, ya en tercer lugar, desarrolladores de software y aplicaciones, un perfil que ‘encaja’ mucho más con las grandes tendencias tecnológicas que marcan la economía global hasta 2030.

En el extremo opuesto, cajeros y expendedores de billetes encabezan el perfil profesional que más destrucción de empleo afrontará hasta 2030, seguido de auxiliares administrativos y secretarios de dirección, en segundo lugar, y de conserjes, personal de limpieza y empleados domésticos, en tercer lugar.

Llegados a este punto, el desfase de cualificaciones sigue siendo, según se desprende de este informe, el principal obstáculo para lograr la transformación de las empresas en respuesta a las macrotendencias globales. Un 63% de los empleadores citan ese desfase como la barrera más importante para adaptar sus operaciones a situaciones futuras.

En la nota que acompañaba la publicación de este informe, el Foro Económico Mundial calculaba que, si la fuerza de trabajo mundial estuviera representada por un grupo de 100 personas, 59 necesitarían mejorar o readaptar sus capacidades de aquí a 2030, «algo de las que 11 probablemente no se beneficiarían», aseguraba. Lo cual se traduce en «más de 120 millones de trabajadores en riesgo de despido a medio plazo».

Y, aunque se espera que la demanda de capacidades tecnológicas en IA, Big Data, redes y ciberseguridad sea la que aumente con mayor rapidez, las habilidades humanas, como el pensamiento analítico, las capacidades cognitivas, la resiliencia, el liderazgo y la colaboración seguirán siendo competencias básicas fundamentales. Con lo cual, concluye este informe, «la combinación de ambos grupos de capacidades será cada vez más necesaria para un gran número de nuevos empleos».

Nada por hecho

Dicho lo cual, ¿estamos preparándonos como es debido para este escenario cambiante? Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, valora en primer lugar esas proyecciones optimistas, según las cuales el balance de los próximos cinco años en el mercado laboral se traducirá en una generación neta de empleo: «Hay cierto consenso en que el saldo sea positivo, siempre que se hagan los deberes».

En otras palabras, no hay que dar nada por hecho. «Al final -explica Javier Blasco- no son empleos, sino sumatorios de tareas. Crecerán aquellos trabajadores agrícolas que tengan una especialización, porque es un sector muy mecanizado. Luego, si hablamos de conductores de reparto, quizás hablaremos de vehículos que van solos».

«Todas estas tendencias -prosigue Javier Blasco- tienen que ver, efectivamente, con cambios de disrupción tecnológica y de habilidades, pero en el mercado español nos queda mucho por hacer; porque si no, a lo mejor ese saldo no va a ser positivo».

«El desajuste entre la oferta y la demanda es una evidencia, con una triple transición digital, verde y demográfica» (Sílvia Miró, Pimec)

«En contabilidad -ejemplifica-, si un puesto es mecánico, va a desaparecer. En telemarketing, la atención personal quizás sea premium, y el resto pasará a ser un chatbot. Se destruirán empleos, pero saldrán más oportunidades». ¿Cómo aprovecharlas? Con esa combinación de «competencias blandas y conocimientos técnicos mínimos», explica Javier Blasco.

«¿Hay un desfase de cualificación en España?», se pregunta Javier Blasco. «La respuesta -prosigue- es que sí, aunque no solo tecnológica. Las habilidades blandas van a ser críticas, y eso es lo que dicen los directores de personas, que indican que, cada vez más, el componente emocional de la tarea va a crecer. Eso exige mayor dedicación y esfuerzo».

¿Hasta qué punto somos conscientes de ello? «La gran mayoría de empresas -analiza Javier Blasco- son conscientes, pero a otras se les puede ‘hacer bola’. No me cabe duda de que una gran empresa del polo petroquímico de Tarragona tendrá un plan, pero van a necesitar colaboración pública en Formación Profesional. Y luego, la persona necesita asesoramiento. No solo el desempleado, sino también nuestros hijos, que están muy despistados y abandonan las carreras porque han estado mal asesorados».

«Y, a menudo -añade-, aunque las empresas sean conscientes, las pymes tienen suficiente con pagar las nóminas. Hay una distancia enorme todavía entre el tejido productivo, los centros de formación y la política».

Oferta y demanda

Sílvia Miró, directora del Àrea de Treball de la patronal de micro, pequeñas y medianas empresas Pimec, coincide en que «el desajuste entre la oferta y la demanda es una evidencia muy identificada, con una triple transición digital, verde y demográfica que hará que el desajuste sea más intenso».

Para ello, alude al Baròmetre de competències i ocupacions de Catalunya, elaborado por Pimec en colaboración con la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), donde «si bien no podemos saber qué pasará en el futuro, podemos ver el nivel de penetración de la transición digital o verde, y lo que observamos es que desde el año 2013 hasta ahora, un 53,3% de las ofertas de trabajo en Catalunya piden competencias digitales, con el último año ya en un 60%».

En este punto, Sílvia Miró destaca que «una de cada cuatro vacantes en competencias digitales avanzadas ya se requiere fuera del sector TIC». Y añade: «Hay que desarrollar programas de capacitación y formación específicos, tanto en personas jóvenes como en situación de desempleo, pero también y muy especialmente en aquellas personas que están trabajando en la actualidad».

«Las personas deberían ser más conscientes de que son propietarias de su formación» (Joan Clotet, Fundació Factor Humà)

«Además -prosigue Sílvia Miró-, aquellas ocupaciones más altamente digitalizadas son especialmente exigentes en otras competencias blandas. Siete de cada diez ofertas laborales demandan hoy competencias blandas, y esa debería ser la base. Por ejemplo, en el perfil de analista de sistemas, la competencia más demandada es la adaptación al cambio, seguida por la resolución de problemas y la creatividad. Se está transformando el mercado laboral de manera muy intensa, y tenemos que formarnos, porque continuará evolucionando».

«Todas las personas -recomienda Sílvia Miró- deberían contar con competencias más soft, incluso para las ocupaciones más técnicas. Ante dos candidaturas con el mismo desempeño de competencias técnicas, aquella que tenga más afianzadas las competencias blandas obtendrá el puesto de trabajo. Incluso si las competencias técnicas están por debajo, si dispone de competencias blandas y capacidad de aprendizaje puede tener más posibilidades, porque la formación técnica está más sistematizada».

Hay que ser proactivos

Joan Clotet, asesor en talento digital, facilitador, coach y miembro de la Comisión Consultiva de la Fundació Factor Humà, aclara que «el hecho de que la tecnología pueda hacer un trabajo no significa que lo haga, ni que sea inmediato: el trabajo de un agricultor o un repartidor, tal y como lo entendemos hoy, cambiará e incorporará cada vez más tecnología, no tiene sentido seguir haciendo lo que hacemos sin evolucionar».

«Pero de ahí a que esos trabajos en los que la tecnología va adquiriendo un papel protagonista sean substituidos al cien por cien por ella -prosigue Joan Clotet-, lo veo difícil mientras haya aportación humana de valor». Una reflexión que, lejos de dejarnos en una situación acomodada, debería empujarnos a buscar dónde podemos aportar ese valor como humanos. «Deberíamos plantearnos -explica Joan Clotet- si el trabajo que hacemos hoy podría hacerlo una máquina. Y deberíamos plantearlo de forma proactiva, antes de encontrárnoslo».

IA y procesamiento de información impulsarán la transformación empresarial hasta 2030

«Este informe -añade este experto en talento- es una llamada a la acción que apela a las organizaciones, porque hay empleos en riesgo, pero también apela a las personas, que harían bien en ser conscientes y tomar un sentido de urgencia».

«Hay cosas prosigue Joan Clotet- en las que las personas son muy buenas, que no podrán hacer las máquinas, y deberíamos cuidar aquellas cosas que no podrá hacer nunca un robot. Hay demanda de habilidades, pero la gente, en general, no se pregunta qué hará, y se espera a que lo decida su jefe o la empresa, es reactiva. Y eso puede llevar a que pasen cinco, diez o veinte años, y de repente les digan: ‘prefiero que esto lo haga una máquina’».

«Las personas -concluye Joan Clotet- deberían ser más conscientes de que son propietarias de su formación. Si durante un año no has dedicado ni una hora a formación, estarás un poco por detrás de mucha gente. ‘¿Qué harías si tu trabajo dejase de existir de aquí a cinco años?’ Muy pocas personas tienen respuesta. Los pasos son cada vez más cortos entre proyección y proyección, el mundo va cada vez más deprisa. Y hay mucho que las personas podemos hacer, y no hacemos».

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