Montse está muy emocionada porque va a pasar un fin de semana con toda la familia en su casa de Cadaqués, en la Costa Brava. Está divorciada hace tiempo, su ex tiene una nueva pareja, sus hijos han crecido y hace tiempo que hacen su vida sin hacerle ningún caso, pero a Montse nada ni nadie conseguirá fastidiarle los ánimos. Hace demasiado tiempo que espera este momento, demasiado tiempo que sueña con él: este fin de semana será sí o sí un fin de semana ideal... aunque para ello tenga que quemarlo todo.
Este es el punto de partida del último filme del director Dani de la Orden, una comedia dramática protagonizada por Emma Vilarasau, Enric Auquer, María Rodríguez Soto, Alberto San Juan, Clara Segura, Jose Pérez-Ocaña y Macarena García.
El largometraje, que se rodó los pasados meses de octubre y noviembre en diversas localizaciones de Cadaqués y la Costa Brava, se preestrena hoy, 17 de junio, en Yelmo Parc Central de Tarragona (20 h), Cinemes Axion Reus (18 h) y Cinemes JCA Valls (22 h). Casa en flames es una producción de Sábado Películas y Playtime Movies en coproducción con 3Cat, Atresmedia Cine y ElioFilm, con la colaboración del ICAA e ICEC y la participación de Netflix, Atresmedia y distribuida por VerCine.
«Casa en flames es una tragicomedia sobre el lado oscuro de las familias. Después de años haciendo comedia al uso, sentí la necesidad de hacer una película con un tono más serio y orgánico, en la que la comedia estuviera presente pero sin ser graciosa, sino convirtiéndola en un baño de realidad», explica al Diari el cineasta Dani de la Orden, quien se ha inspirado en «el tono desenfadado, divertido y veraniego del filme francés Pequeñas mentiras sin importancia (2010), pero reemplazando al grupo de amigos por una familia».
Una estirpe en la que la matriarca de la familia, Montse (Emma Vilarasau), está dispuesta a rebasar los límites para recuperar la unidad familiar. «Aunque todo lo que hace es moralmente cuestionable, actúa de manera inconsciente», asegura Dani de la Orden.
Retrato de una generación
Él mismo contextualiza que «Montse es el retrato de una generación de madres que han dado todo por la familia; dicho en otras palabras, han sacrificado su vida en favor de sus hijos e hijas, sin ser conscientes de que llegaría un momento en que todo lo que han construido se lo arrebataría el destino». De esta manera, Casa en flames también es un drama sobre una mujer que entrando en la tercera edad, ve como cada uno de los componentes de su pequeña familia ha creado su propio camino: el hijo con novia, la hija con sus hijos, su exmarido con una nueva relación... Todo el mundo ha continuado con sus vidas durante este tiempo y han aprendido a funcionar de una manera independiente, fuera del núcleo familiar, un núcleo dónde en su momento la madre era el centro.
En cuanto al carácter de la matriarca, el director describe que «al principio es extravagante, provocativa y dice cosas fuera de lugar que hacen que te saque de quicio, pero al mismo tiempo es atenta y disfruta de su familia», pero en cualquier caso, añade el cineasta, «detrás de su inmensa sonrisa, Montse esconde una depresión porque se siente sola, aunque ni ella misma sabe lo que le ocurre».
Una demostración de que, a veces, aun estando rodeados de nuestros seres queridos, es fácil sentirse solo: «Es fácil sentirse apartado cuando quien te rodea tiene otras cosas mejores que hacer, lo que resulta todavía más doloroso», argumenta Dani de la Orden.
Por esta razón, uno de los leitmotiv de Casa en flames es, en palabras del director, «el de una familia que no ha sabido quererse bien, ya que lo ha hecho desde el rencor, el olvido, el abandono, la necesidad, el odio, el cansancio...».
Con todos estos elementos, Dani de la Orden vuelve a trabajar con el guionista Edu Sola, guionista de Barcelona, nit d’estiu y Barcelona, nit d’hivern. Para de la Orden, «Casa en flames no deja de ser una película de todo lo que se calla, de lo que no se dice y de la parte menos tierna y más egoísta que tenemos todos con la gente a la que más queremos. Todo desde una aproximación naturalista, llena de pequeños momentos, diálogos largos, situaciones casi costumbristas de verano, pero con sentido del humor, acercándonos a cierto patetismo de una familia que ha olvidado un poco como serlo».