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‘Shokuiku’, de Kyoko Kawaguchi: ¿Seguro que no queda tiempo para cocinar?

Apasionada de la comida y decidida a no renunciar a los hábitos saludables aprendidos en la infancia, la periodista japonesa afincada en Barcelona descubre cómo los japoneses integran de manera nautral una dieta equilibrada en sus vidas

14 febrero 2025 15:53 | Actualizado a 14 febrero 2025 16:13
Se lee en 3 minutos
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La falta de tiempo no es excusa. Dejarse engullir por la vorágine de la vida moderna y caer en el agujero negro de la comida rápida absorberá, todavía más, nuestra energía.

De cómo salir y empezar a construir un universo más saludable habla Kyoko Kawaguchi en su libro Shokuiku. Los secretos de una japonesa para comer saludable en un mundo frenético (Lunwerg editores), con fotografías de Laura Spera.

La periodista japonesa, afincada en Barcelona, desvela su cosmos para lograr una dieta equilibrada porque «incluso cuando trabajaba como periodista en Japón, en el temido ‘infierno laboral’ con jornadas de hasta 16 horas, nunca dejé de cocinar mi propia comida».

$!‘Shokuiku’, de Kyoko Kawaguchi: ¿Seguro que no queda tiempo para cocinar?

Kyoko Kawaguchi. FOTO: CEDIDA

Su principal fuente de energía es el término Shokuiku, la educación alimentaria. Un camino que la autora recorre desde la pasión culinaria, porque tiene claro que «la cocina no debe ser algo intimidante». Sus cuatro elementos de la naturaleza han sido y son: la familia, la escuela, vivir sola como universitaria y el infierno laboral.

Desayuna como un rey, propaga la sabiduría popular. Un proverbio que en Japón es todo un mandamiento y que la autora ha heredado de sus padres. La sopa de miso es la protagonista de los desayunos de la familia Kawaguchi: «Cuando no tenía tiempo para desayunar, mis padres me decían que al menos tomara la sopa de miso». A modo de ‘ensalada para beber’ por la cantidad de verduras.

$!‘Shokuiku’, de Kyoko Kawaguchi: ¿Seguro que no queda tiempo para cocinar?

Autor: Kyoko Kawaguchi
Título: Shokuiku. Los secretos de una japonesa para comer saludable en un mundo frenético
Editorial: Lunwerg editores
Páginas: 184
Precio: 21,95 euros

Y aunque los buenos hábitos nunca se olvidan, hay momentos en los que toca renovarse o morir. Y por ello en el libro la autora se atreve a adaptar al siglo XXI la receta: prescinde del caldo dashi, pensando en la continuidad de la sopa en el día a día, en lugar de mantener la tradición estrictamente.

Kyoko Kawaguchi también clama contra el desperdicio alimentario. Para ello, revive el espíritu del premio Nobel de la Paz de 2004, el ecologista Wangari Maathai quien proclamó a los cuatro vientos el término japonés Mottainai: «Si tiramos comida que tiene el potencial de formar parte de nuestro cuerpo, el acto se considera irrespetuoso con la esencia o el valor de las vidas perdidas».

Una lección que se sirve en bandeja de plata para coger el gustillo por la cocina e interiorizar buenos hábitos, es decir, conocer qué comemos y cómo lo comemos. A fin de cuentas: consumir (solo para ti, aprender sobre nutrición); compartir (con tus seres queridos, desde conocer los modales hasta heredar platos tradicionales); y considerar para el mundo (aprender sobre la producción de alimentos y el impacto ambiental).

$!FOTO: CEDIDA

Son las futuras generaciones las que tienen la sartén por el mango. De ahí la importancia de los comedores escolares. «Hay muchas oportunidades para incorporar las enseñanzas de Shokuiku no solo para ofrecer una alimentación nutritiva, sino también para transmitir otros valores», recalca la periodista.

Quiere que se nos caiga la venda de los ojos. Las dietas milagro son pan para hoy y hambre para mañana. Su columna vertebral es el washoku, es decir, mejor adoptar una dieta sostenible que podamos seguir todos los días.

Sin prisa, pero sin pausa Kyoko Kawaguchi traza el camino hacia nuestro propio universo culinario

Esto nos lleva a que no debemos odiar una comida antes de probarla. «Si haces kuwazu girai estás perdiendo ocasiones de disfrutar. Antes de que te des cuenta, ya no tendrás la oportunidad de probar comida sabrosa”, le enseñó su familia. Para qué vamos a ponernos límites.

En el segundo capítulo del libro, Kyoko Kawaguchi se adentra en la Kateika, uno de los pilares en Japón, y que se basa en distintas enseñanzas de economía doméstica desde coser, limpiar, reciclar, administrar el hogar, y por supuesto, cocinar.

Conocimientos que han permitido a la autora tener en sus manos múltiples herramientas para poder cambiar. Poco a poco, la periodista alimenta el espíritu del lector con otros saberes vitales «como que viajar y conocer diferentes culturas alimentarias me ha hecho valorar lo afortunada que soy por haberme educado en un país con una comida tradicional saludable».

Por ello, en la memoria de Kyoko Kawaguchi perdura el sabor de la Ensalada de tofu con nostalgia de Hiyayakko.

En su altar culinario el microondas es toda una reliquia. Ni el tamaño de la cocina importa ni hay razón para no cocinar si tienes un microondas. «El uso de microondas en Japón nos enseña una lección muy importante: aunque solo tengas una minicocina, se puede cocinar de forma saludable y divertida».

Optar por dulces caseros y aprovechar las verduras al máximo son otros de los consejos que saca a la luz en el libro.

Hasta llegar a la gran pregunta existencial: ¿Seguro que no queda tiempo para cocinar? Igual de importante que tener un buen fondo de armario, cuyas prendas básicas pueden sacarnos de un buen apuro, es conservar un buen fondo de congelador.

Sin prisa, pero sin pausa Kyoko Kawaguchi traza el camino hacia nuestro propio universo culinario, «porque cada persona debe asumir la responsabilidad de alimentarse bien».

Emprender el camino es sinónimo de libertad.

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