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Albert Pijuan: «Con la virtualidad todo el mundo es una potencial estrella de Hollywood»

Identidad, idolatrías y teorías conspirativas en ‘La gran substitució’. El de Calafell también estrena obra el día 24 en el TNC

07 abril 2025 20:35 | Actualizado a 08 abril 2025 07:00
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El escritor y traductor calafellense Albert Pijuan lleva a su última novela, La gran substitució/El gran reemplazo (Angle Editorial/Sexto Piso), los peinados del actor norteamericano Nicolas Cage como origen de una secta. Como es habitual en su narrativa, es una obra repleta de humor que cuenta la extravagante historia de Dino, quien espera en una exclusiva clínica croata a someterse a una operación de cirugía plástica, aunque no tiene claro en qué consistirá. Mientras, le explicará al paciente que tiene al lado la sucesión de historias que lo han llevado hasta allí: desde paternidades no reconocidas a usurpaciones de identidad. La obra quedó entre las 10 candidatas a Millor Novel·la de l’Any.

Con Tsunami Pijuan se alzó con el Premi Ciutat de Tarragona Pin i Soler en 2020. Este 24 de abril la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya estrenará La tercera fuga, idea original y dirección de Victoria Szpunberg, coescrita con el calafellense.

¿Se trata del funcionamiento erróneo de una mente?

No sé si erróneo. Es por influencia de la información. Cuando estás expuesto, a conciencia o involuntariamente, a tantas informaciones dispersas y empieza a fallar la brújula de lo que es cierto y de lo que no, entras en el bombardeo de información virtual. Es el rabbit hole, cuando te adentras ya no sales. Acabas atrapado.

¿Le gusta Nicolas Cage?

Me encanta y lo defenderé a muerte.

¿En serio?

Por supuesto. Ahora es diana fácil porque se ha vuelto un meme y puede llegar a ser muy grotesco, pero si entras en su lógica de pensar y en su concepción de la interpretación todo tiene sentido aunque parezca que esté sonado. Si ves entrevistas, es una persona educada, amable, con un punto de autoparodia muy sano. Pero después, lo ponen delante de una cámara y enloquece. Sin embargo, cada aparente tontería que hace en pantalla tiene algún tipo de justificación en el conjunto de la película. Porque él es un cinéfilo y sabe cuándo está en una buena película y cuándo en una mala.

Tiene bastantes de estas últimas.

Muchas. Y aquí es cuando se pone a hacer el tonto. De todas sus películas, y las he visto todas a día de hoy, solo recuerdo tres o cuatro en las que se le veía sin ganas. Pero el resto... Ha protagonizado auténticas bazofias cinematográficas, pero con una entrega total y absoluta en los papeles.

¿Cómo ha evolucionado con el pelo?

Él tiene un problema. Antes de los 30 ya le empieza a clarear y cuando llega a su máximo momento de éxito, en los años 90, ya debería estar calvo, pero se va haciendo implantes. El caso es que en ninguna película se encoge a la hora de buscar propuestas muy locas de peluquería. Él entiende que parte de la construcción de un personaje es su pelo, que nuestra identidad se construye muy fuertemente a partir del pelo. Por eso siempre le da un peinado diferente a cada personaje. A veces muy surrealistas y otras muy discretos. Pero en forums, en comunidades virtuales, incluso hay una iglesia de Nicolas Cage.

¿Virtual? ¿De seguidores?

Sí, de adoradores, con una sección específica del pelo. Es decir, realmente es un tema en el que la gente se ha ido fijando mucho y él ha jugado con esto. En el momento en que se ha vuelto motivo de mofa, ha jugado aún más fuerte.

Usted habla de redes sociales, pero no las nombra. Lo que queremos ser, pero no somos.

Correcto. La virtualidad ha hecho que todo el mundo sea una potencial estrella de Hollywood. Antes de internet, solo podían serlo quienes salían en la tele o hacían cine. La gente asume que el espacio virtual es un lugar donde volcar frustraciones, esperanzas, ilusiones, donde vender esta imagen ideal de lo que querríamos ser. Hay gente que llega a cobrar millones de euros a partir de una chorrada y esto nos distorsiona la percepción de la realidad. Crea imágenes falsas o idealizadas de nosotros mismos, como la elección del narrador en primera persona.

Miente.

O no. Es un narrador no fiable.

$!Albert Pijuan: «Con la virtualidad todo el mundo es una potencial estrella de Hollywood»

Tiene mucha cultura pop.

Hasta ahora no la había podido explotar, todos estos conocimientos absurdos que tenemos de cosas que vamos viendo o escuchando... Y aquí era el momento. Si hablas de saturación de información, es el momento de que todo esté lleno de referentes, constantemente.

¿Vivimos en una simulación?

Ahora mismo no, pero prácticamente todo está mediatizado a través de simulaciones. Todo lo que entra en la esfera pública, en la de los medios de comunicación públicos, siempre es una versión tergiversada del hecho en sí porque todo está condicionado y lleno de referentes. Entonces, no es una simulación en sentido estricto, pero sí que a nivel global tiende a un tipo de irrealidad que no se parece a la realidad de a pie, de levantarse cada día.

Usted habla de identidad, una cosa muy actual.

Antes de las identidades no se hablaba por muchos motivos, pero uno muy fuerte es que te venía dada. La identidad era el oficio. Era aquello que se esperaba que debías hacer si eras hombre o mujer porque las estructuras sociales eran más fijas. No había esta imaginaria de ascensor social. Si nacías pobre, morías pobre.

¿Y ahora?

Ahora naces pobre y te mueres pobre, pero pensando que algún día serás rico. Existe esta simulación de ascensor social. Pero, si te lo piensas, estadísticamente, no existe demasiado. Y, sobre todo, era importante el trabajo. Antes se empezaba algo y se terminaba. Ahora, con la ultraespecialización de los trabajos, donde solo se hace un pequeño proceso de un gran proceso, nadie sabe en realidad qué se está fabricando. Desde fuera sí, pero no desde dentro. Esto, sumado a los discursos postmodernos... Si el trabajo no es fuente de identidad, te la tienes que buscar en el tiempo libre y lo que buscamos, normalmente lo provee el mercado: Por ejemplo, «me defino como fan de Juego de Tronos».

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Tan defensor de Calafell. ¿Por qué este protagonista es de Miami-Platja y no de Calafell?

Porque Miami Beach es un pueblo que tiene este complejo de simulación. Mont-roig del Camp y una parte Miami. Mont-roig se cambia el nombre en la playa. Es un pueblo intentando hacer ver que no es el pueblo que es. Y esto es lo que hacen todos los personajes de la novela. Si sumas Miami Platja y Sabadell, más o menos da Calafell, un pueblo de costa acabado en «ell». Me cuadraba.

¿Sabadell?

Coinciden dos temas interesantes. Que el Italo Disco entra en España a través de las discotecas de Sabadell y que allí se montan las discográficas que después hacen el Blanco y Negro MIX, la música makina. Y por otro lado, toda la colla literaria de Pere Quart, Armand Obiols, Francesc Trabal, que eran de Sabadell y prácticamente siempre hacían novelas de humor, a veces absurdo, otras surrealista.

Estrena en el TNC.

El día 24, La tercera fuga, una idea original y dirección de Victoria Szpunberg. Me propuso coescribir porque escribir y dirigir para la Sala Gran es una bestiesa. Lo que Szpunberg quería explicar era la historia de las migraciones de su familia, comenzando en los años 20. Sus bisabuelos, judíos ucranianos, tuvieron que irse a Argentina por los progromos rusos; en los años 70, se tuvieron que ir de Argentina por la dictadura; llegaron a Barcelona y en 2020 volvió a haber guerra en Ucrania. Se bombardeó el pueblo del que tuvieron que huir sus bisabuelos. Todo en un arco de 100 años.

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