«Nueve familias hemos vuelto a nacer», explica Damián Umbert, presidente de la comunidad de la calle Montserrat de Salou donde, el 21 de febrero, un incendio calcinó la escalera y las entradas de algunos pisos. Desde entonces, los vecinos no han podido volver a sus casas y no tienen previsión de hacerlo en «al menos uno o dos meses».
Faltan tramos de barandilla, algunos peldaños se han desprendido, hay puertas y pasillos quemados, agujeros en los rellanos y los suministros deberán restablecerse.
Las familias atribuyen el incendio a «los enganches de luz de algunos pisos okupas», aunque no culpan a quienes viven en ellos: «Todo se solucionaría si los bancos, que tienen viviendas pero no las venden ni pagan siquiera la comunidad, firmaran alquileres sociales. Las personas tienen que vivir».
Bombers ubica el origen del fuego en el portal del bloque, sin concretar si se debió o no a los enganches. Endesa confirma que la instalación eléctrica del edificio –que tiene cinco plantas, con dos viviendas en cada una– estaba manipulada. Y Mossos se limita a apuntar que la información recabada a raíz del suceso se ha hecho llegar al juzgado.
En cuanto al Ayuntamiento, está a la espera del informe que acabe de arrojar luz sobre el suceso. En su elaboración hay distintas áreas implicadas, como «técnicos que analizan la estructura del inmueble» y «técnicos de servicios sociales que están desde primera hora al lado de las personas residentes en Salou que realmente lo necesitan», señala el consistorio.
«En esta época es difícil»
Los vecinos fueron realojados de urgencia, los primeros días, por el Ayuntamiento. Luego, el seguro les ofrecía «entre 650 y 700 euros» para alquilar un piso similar al suyo en el que pasar las siguientes semanas, detalla Umbert. «Pero ya casi en temporada turística y en Salou era complicadísimo dar con algo», indica el presidente de la comunidad.
Una parte de las familias logró cerrar por su cuenta un plan b. A otras cuatro que no encontraban alquiler, el Ayuntamiento les prestó ayuda y hoy se ha hallado la solución: se trasladarán a unos apartamentos, por un mes, a cuenta del seguro.
Uno de los vecinos que resultó herido en el incendio, que prefiere no hacer público su nombre, explica cómo lo vivió todo: «Estaba durmiendo la siesta y, cuando me desperté, intenté salir y acabé desmayándome. Al quedar en el suelo, cogí aire y me levanté como pude. Fue angustioso. Necesité atención médica». Los residentes en el edificio relatan que muchos de ellos permanecieron en los balcones mientras Bombers apagaba el fuego.
Las familias okupas, cuya situación es distinta, exponen que han vuelto a sus casas pese al hollín y la afectación al bloque. Reclaman al banco alquileres sociales. «Nos ofrecieron una habitación sin contrato y llevamos un mes y medio en el piso; lo que hubiera o no ahí ya estaba hecho antes», señala una de ellas. En el inmueble avanzan ya las tareas de reparación, que «tuvieron que volver a empezar porque no se hacían como se debe», dice Umbert.
Prácticamente una semana después del incendio, en las escaleras de alrededor de la que prendió se llevó a cabo un operativo conjunto entre los Mossos d’Esquadra y la Policía Local de Salou que acabó con el desmantelamiento de una plantación de cannabis y la detección de múltiples fraudes en el suministro de agua y electricidad, cuyos suministros se desconectaron. En total, se inspeccionaron 60 viviendas y 12 vehículos.
