Un menor de 14 años estuvo a punto de perder completamente la visión del ojo izquierdo durante las fiestas del barrio de El Francàs, en El Vendrell. Un trozo de pirotecnia de la Mulassa Feixuga del municipio salió disparado e impactó, de lleno, en el ojo de Víctor. Desde entonces, se encuentra en completo reposo y a la espera de un diagnóstico médico definitivo que evalúe la gravedad del daño ocular con el que tendrá que convivir durante toda su vida.
La noche del pasado 6 de agosto, Víctor y su madre, Pilar, acudieron, como cada año, a la pista polideportiva de El Francàs, en la calle Pablo Picasso, donde los elementos festivos de las fiestas ofrecían un pasacalles y un espectáculo conjunto en el centro de la pista. «Pero esta vez no queríamos ponernos dentro del fuego», explica Pilar, «sino que decidimos situarnos lejos, detrás de las porterías», es decir, a una distancia de aproximadamente entre 25 y 30 metros de los elementos de fuego.
Todo transcurría con normalidad hasta que llegó el turno de la actuación de la Mullassa Feiguga de El Vendrell. Entonces, «se escuchó una gran explosión de la cual salieron despedidos trozos de pirotecnia disparados hacia donde estaba situado mi hijo, impactándole en el lado izquierdo de la cara», recuerda Pilar. Rápidamente, llevó a Víctor hasta donde estaba situada la ambulancia y, al verlos, «los técnicos lo atendieron al momento, le limpiaron la cara y, al ver la gravedad de las lesiones, decidieron de inmediato trasladarlo al Hospital del Vendrell». Una vez allí, el médico de guardia indicó a Pilar que «era urgente que a Víctor lo diagnosticara un oftalmólogo», con lo que lo derivó al hospital Joan XXIII de Tarragona donde, debido a la gravedad de las lesiones, acudió un especialista de inmediato.
Al día siguiente, recuerda Pilar, se trasladaron hasta el hospital de Terrassa, por ser referente en oftalmología, donde «efectivamente, nos confirmaron que Víctor perderá visión en el ojo, aunque hasta que no haya pasado bastante tiempo desde el inicio del tratamiento y no se haya practicado una operación si fuera preciso, no sabremos en qué grado exacto». Por ahora, Víctor está en reposo absoluto y siguiendo este tratamiento que evitará que acabe quedándose sin visión. «Ahora ve un poco doble», lamenta Pilar, «y las cicatrices le quedarán toda su vida», remarca.
Al borde de una depresión
Este trágico accidente le ha cambiado por completo la vida a Víctor que, con sólo 14 años, ha tenido que renunciar a muchos de sueños como el de estudiar para ser piloto de avión. Además, este año se ha visto obligado a abandonar el equipo de básquet y también tuvo que cancelar una estancia de tres semana en Dublín para mejorar su nivel de inglés.
Todas estas consecuencias emocionales, más allá de los daños físicos que ha sufrido, le provocan, según lamenta su madre, «muchas pesadillas», e incluso llega a sufrir porque «veo que está cayendo en una depresión». «Esto no puede permitirse», sentencia.
Sin noticias
Tras el accidente, Pilar presentó una instancia al Ayuntamiento de El Vendrell y está en proceso de presentar la denuncia pertinente ante el juzgado competente. Hasta la fecha, asegura, solo hace escasos días se puso en contacto con ella la concejal de Cultura Popular del Ayuntamiento, Mariona Figueras quien, según Pilar, «me ha asegurado que no me habían llamado antes porque no sabían la gravedad de lo sucedido». Pilar asegura que «me dijo que ella también estaba en la fiesta y escuchó una explosión muy fuerte, pero que al preguntar a los técnicos de la ambulancia, éstos le dijeron que no había pasado nada grave».
Por su parte, desde la Mulassa Feixuga lamentan profundamente lo sucedido y manifiestan su deseo para que Víctor «esté totalmente recuperado o se recupere lo más pronto posible». El presidente de la entidad reconoce que «en la última encendida hubo una pequeña explosión debido a un fallo del material pirotécnico. Son cosas que pueden pasar y que son totalmente ajenas a nosotros». Según afirma, ellos fueron «los primeros sorprendidos, y por suerte ninguno de nosotros se hizo daño ni vimos que hubiera ido a más, ya que nadie nos comentó nada ni vimos movimiento de ambulancias». Sin embargo, «unos días después sí que se pusieron en contacto con nosotros para explicarnos lo sucedido».
Está en reposo absoluto y siguiendo un tratamiento para evitar la pérdida total de visión