Samara y Yanira son dos jóvenes gitanas de Cambrils. Tienen 16 y 14 años y están estudiando en el instituto. Durante los últimos años, además, han dedicado parte de su tiempo a trabajar en su empoderamiento personal. Ahuyentando estigmas y afrontando el futuro con esperanza. Buscando un crecimiento personal y también mejorar sus relaciones y su entorno. Ambas se han convertido en las primeras en completar el programa Vitamina en Cambrils. Un programa de acompañamiento para jóvenes en riesgo de exclusión que arrancó en 2019 y que ha culminado esta semana.
Este proyecto, que lleva a cabo la Associació Novact en varias poblaciones de Catalunya, promueve el desarrollo personal y colectivo. El programa dura cuatro años, con sesiones grupales de 1 hora y media cada semana donde se trabaja con los y las jóvenes para que continúen con sus estudios y se conviertan en referentes positivos dentro de sus comunidades.
«Se basa en entrenar sus habilidades de liderazgo. Les dotamos de herramientas socioemocionales para enfocar sus objetivos, su futuro», sintetiza Aarón Alma, coordinador del proyecto. La meta, cuenta, es «que aprendan a liderar sus vidas, desde la parte más personal: cómo me limitan mis creencias, qué posibilidades me estoy cerrando a mí mismo, qué talentos tengo... Hasta las relaciones con el resto: qué pasa con los conflictos, con el afecto, cómo me vinculo con otras personas...». En última instancia, los participantes desarrollan un proyecto de intervención en sus barrios. «Ellos también tienen que transformar sus entornos», señala Aarón.
«Aquí he encontrado un espacio donde pude compartir mis grandes preocupaciones y un apoyo fundamental para superar mis problemas y avanzar en mis estudios», agradecía Samara durante el acto de graduación del programa que se hizo en el Centre Cultural de Cambrils. Ella entró en Vitamina desencantada con los estudios y hoy está cursando bachillerato y haciendo prácticas en un bufete de agobados. «Su apoyo ha sido una gran diferencia en mi vida», asegura.
Carmeta Gutiérrez y Belén Borja son las dos monitoras que semana a semana han trabajado en el empoderamiento de estas jóvenes. «Han sido una fuente constante de inspiración y guía y su influencia positiva ha marcado una diferencia significativa en mi vida», les agradecía Yanira. «He aprendido a valorar mi identidad y a afrontar los desafíos con determinación y confianza», añadía.
El acto de graduación contó con la presencia de un grupo de jóvenes que ya habían pasado por el programa. «Al ser jóvenes de barrio, teníamos la moral muy caída. No queríamos estudiar, creíamos que no valíamos para ello...», relató una de ellas, Nayara, que entró en Vitamina en 2017 y hoy es estudiante de Derecho. «De nuestro grupo, todos nos graduamos en la ESO y estamos trabajando. Nos han dotado de una independencia y seguridad en nosotros mismos que no teníamos», destacó.
Uno de sus compañeros, Joel Yeray, expresó su agradecimiento a las monitoras, porque «gracias a ellas me he podido sacar la ESO, he hecho un ciclo formativo y trabajo de lo que me gusta». Tras su experiencia, admite que «el programa Vitamina debería estar en todos los barrios y en todas las ciudades. Es de gran ayuda para muchos jóvenes que están perdidos».