Además de los problemas con los grupos electrógenos, los chiringuitos de Cambrils también tienen que hacer frente a la normativa relacionada con el sonido que les marca cuántos conciertos pueden hacer durante la temporada. En total pueden organizar doce actuaciones amplificadas, una cifra que muchos de los locales consideran insuficiente.
«Cuando tenemos concierto podemos facturar un poco más, la gente viene a tomar algo, escucha música, baila y cuando se acaba la actuación se puede quedar a cenar. Hemos empezado la temporada más tarde de lo que estaba previsto, queremos trabajar», señala uno de los empresarios.
Como apunta al Diari, si solo se pueden hacer estos doce conciertos eso significa que a mediados de septiembre, contando que programen un show a la semana, ya no podrán hacer más hasta la próxima temporada. «Pedimos al ayuntamiento que sean más flexibles con la normativa. No está siendo un inicio fácil para nosotros. Teníamos que empezar a trabajar en Semana Santa y lo hicimos a principios de junio. Hemos hecho una gran inversión para poder dar el servicio y pedimos que tengan empatía, que haya más acompañamiento, por lo menos en este primer año. No nos están ayudando», lamentan.
Para poder realizar los conciertos, los chiringuitos deben rellenar una instancia en la que deben especificar el día de la actuación, el grupo y cuántas personas prevén que asistirán. Además, deben pagar al consistorio por cada concierto organizado. Una petición que se responde a los veinte días, un plazo que muchos piensan que es lento.
Según la normativa, los establecimientos pueden hacer actuaciones musicales en directo, sin amplificación de sonido, y poner música mediante elementos electrónicos de pequeño formato, de baja intensidad y potencia. Para estos dos actos no hace falta una autorización municipal expresa. «Nos hemos gastado 15.000 euros en un equipo de altavoces del que no podemos sacar el máximo provecho», apuntan los responsables.
Desde los chiringuitos reclaman al gobierno local que les permitan poder hacer más conciertos, especialmente en las semanas más fuertes de la temporada turística, y que los trámites sean mucho más fáciles y resolutivos. Les gustaría poder ofrecer más actuaciones a la semana, siempre en un horario que no moleste a los vecinos. «Nosotros tenemos marcado el domingo como el día de los conciertos. Serán a partir de las 7 de la tarde y acabarán justo a la hora de cenar. Entre semana también queremos hacer alguno en acústico, sin la amplificación», dicen desde uno de los chiringuitos situados en las playas de poniente.
Quejas de los vecinos
Un grupo de vecinos de unos apartamentos situados en primera línea de playa han hecho llegar al Diari su queja no solo por los ruidos de los grupos electrógenos y el olor del gasoil, también por el sonido de la música de uno de los locales. Afirman que les cuesta dormir por la noche, que «es un ataque a la salud» y que «no entienden por qué el ayuntamiento ha situado los chiringuitos tan cerca del paseo». La próxima semana se reunirán con el alcalde para tratar el tema e intentar buscar una solución.
La normativa permite a los chiringuitos poner música hasta los 78 decibelios, una unidad a la que muchos ni llegan para, precisamente, evitar molestar a los residentes.