Hasta hace pocos años, apenas se hablaba de esta indisposición que puede tener consecuencias importantes: el atragantamiento fue la causa de 3.546 fallecimientos en España en 2022 –la cifra se ha multiplicado por seis desde el 2000–, liderando las muertes accidentales solo por detrás de las caídas, según datos del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes.
La Maniobra de Heimlich, el mecanismo para desatascar las vías respiratorias ante un episodio de este tipo, ha ido difundiéndose entre la población a niveles de otros procedimientos de primeros auxilios más populares, como la reanimación cardiopulmonar (RCP). Pero, ¿cómo se hace exactamente? ¿Cuándo debemos intervenir?
«No solo los sanitarios tenemos que formarnos para abordar atragantamientos. Cualquiera se puede encontrar con uno en un restaurante o en casa, con la familia. Y es necesario saber qué hacer», explican Ingrid Canturri y Laia Marlès, enfermeras del CAP de Torredembarra.
Ambas ofrecieron esta mañana, en el contexto de la segunda edición de la Fira de la Salut, un taller de 30 minutos sobre primeros auxilios. Llamar al 112 siempre es clave.
Ante un atragantamiento, hay tres pasos: «Primero, animar a toser a la persona. Si eso no es efectivo, con la palma de la mano, golpear entre sus escápulas haciendo palanca para que lo que está atascado salga. En caso de que tampoco sirva, viene la Maniobra de Heimlich». Para llevarla a cabo hay que rodear al afectado con los brazos, «buscar la última costilla, ir al centro, subir un puntito y hacer un movimiento con las manos juntas hacia adentro y hacia afuera». Si es un bebé, «se utilizarían dos dedos».
En general, en todo evento que requiera primeros auxilios, hay que «proteger, avisar y socorrer». Y unas nociones básicas sobre los pasos a dar sirven. Por eso, las enfermeras forman a los jóvenes en escuelas o institutos para salir adelante con la RCP o en un desmayo o un golpe de calor: «Los niños conviven con abuelos y padres, cada vez hay más patología cardiovascular y es relevante saber qué hacer», explican las Canturri y Marlès.
«Un compañero que trabajaba en el SEM nos contó que recibió la llamada de una niña que alertaba de que su padre estaba en tal situación y en el instituto le habían enseñado tal cosa. Le hizo la RCP hasta que llegó la atención», relatan.
En general, lo más importante, «tener claro que hay que llamar al 112» y «no tener miedo; si hay alguien en parada cardiorespiratorio, hay que intentar atenderle. No provocaremos que vaya a peor».