Reconocen las educadoras de la Llar d’Infants Municipal El Ninot, que no se trata de algo nuevo; desde siempre había madres y educadoras del centro que no sabían qué hacer con esa ropita de bebé adquirida con tanta ilusión cuando, al cabo de unos meses ya no tenía utilidad. Y por otro lado, encontraban familias a quienes les vendría muy bien contar con estos mismos artículos.
Así, de tanto en tanto, había idas y venidas de bolsas con ropa y complementos cuando se conseguía ‘casar’ oferta y demanda. Todo hasta que en Sant Jordi del año pasado Gemma, una educadora de la Llar, ubicada en el barrio de Campclar, pensó en montar un rincón físico para intercambiar ropa, zapatos, bolsitas para la merienda, juguetes... El éxito fue rotundo, al punto que ya se ha convertido en un espacio permanente en un rincón del centro. El sitio está preparado con mimo, con algunas estanterías por tallas, perchas enanas, y carteles en castellano y en árabe.
Al comienzo, apuntan las educadoras, las familias preguntaban si se podían llevar material aunque no dejaran nada, hasta que entendieron que no se trataba de un trueque, sino de que cada uno cogía lo que necesitaba.
Explican que una de las claves es que muchas familias se sienten más cómodas llevándose lo que necesitan sin necesidad de dar explicaciones «es diferente pedir que coger», apuntan las educadoras. Además, para ellas también es una satisfacción cuando ven que pueden ‘alimentar’ el rincón con las cosas que sus hijos no necesitan.
De esta forma el rincón, que ha ido creciendo y que ahora también incluye, además de ropa de bebé ropa de niño; funciona de manera bastante autónoma. Las educadoras, por su parte, se encargan de ir organizando el material por temporadas.
Vistos los buenos resultados, en los próximos meses se han planteado algunas actuaciones especiales como una colecta de juguetes en noviembre pensando en la Navidad; una recogida de disfraces en enero para carnaval; cuentos para Sant Jordi; material de baño (salvavidas, bañadores, chanclas...) a partir de mayo, y a final de curso, material para la vuelta al colegio. En principio la idea es que participen las familias del centro, pero también está abierto al barrio y se aceptan entregas de quien quiera participar.
Más allá del aspecto meramente práctico, el rincón de intercambio ha sido una razón más para que las familias tengan relación con el equipo de la Llar d’Infants. Todo sin contar con el aspecto medioambiental y la oportunidad de enseñar a los niños desde bien pequeños que se puede dar una segunda vida a las cosas.