Las reivindicaciones no se celebran, se gritan. Ese era el sentir de la plaza Imperial Tarraco ayer alrededor de las doce. El púrpura comenzaba a impregnar las calles tarraconenses a medida que se acercaba la hora de la manifestación unitaria convocada por la Plataforma 8M. La huelga, por su parte, la convocaron la CGT y la Intersdindical, mientras que CCOO y UGT se añadieron en un tramo del recorrido. El Día Internacional de la Mujer no se celebró porque no fue una fiesta. Nadie quería que lo fuera. El espíritu era otro. El de exigir igualdad. Más justicia social. Y menos precariedad laboral. Que se respeten los derechos que a las mujeres les ha costado tanto conseguir y que dejen de invisibilizarse los prejuicios que continúan sufriendo aún a día de hoy.
«No queremos que nos feliciten; no estamos aquí para eso, lo que reivindicamos no es algo alegre», expresó Meritxell Cebrián, minutos antes de que la marcha diera comienzo. Sentimientos de pena, tristeza, inconsciencia e ignorancia se apoderan de ellas cuando las felicitan, o cuando reciben aquel enésimo mensaje de texto con rosas y corazones.
«Aún queda mucho por hacer»
«Desigualdad laboral, jurídica, económica; va más allá, todas hemos pasado temor en situaciones a lo largo de nuestra vida, siento miedo volviendo sola a casa y siempre me pregunto ¿por qué tenemos que sufrir esto?», añadió. El de Meritxell, lamentablemente, es el caso de muchas. Como, Finn Fornós, que declaró que convive con ese miedo «desde pequeña».
Ir con las llaves en la mano, cambiarse de acera, llamar a familiares, amigas... «Es un miedo que se traslada a las familias», explicó.
Tan vital es tomar conciencia como concienciar. Laura García es docente y argumentó que «este es un camino largo, aún queda mucho, pero la sociedad patriarcal no lo pone fácil, ya que nos venden términos como la conciliación familiar, que al final no se traduce en actos; es fundamental que se eduque desde las primeras etapas de la vida con proyectos de coeducación para que los niños y niñas sepan qué es lo que se reivindica cada ocho de marzo y por qué es importante», admitió.
Laia acudió a la manifestación acompañada de sus amigas Marina, Ainhoa e Imane. «Mucha gente piensa que el feminismo es estar por encima de los hombres y no es así; queremos los mismos derechos y acabar con toda la opresión, lo hacemos por todas las que no han podido avisar a sus familias de que volvían a casa», argumentó.
Belén Kaiser y Paula Turrens también fueron juntas: «Nos sentimos felices de ver como tantas mujeres se manifiestan». Ellas también han tenido que sufrir los agravios que provoca el sistema: «Te hacen bromas en clase, comentarios obscenos, personas que te siguen por la calle, es sorprendente que aún haya gente joven que se comporte así».
El inicio de la marcha
Un aura poderosa sobrevoló el cielo de Tarragona, acariciado por el pilar de quatre izado antes de la lectura del primer manifiesto, que demandó una mejora de los servicios públicos. Entre la multitud, podían vislumbrarse lemas que predicaban «sin las mujeres no hay revolución», «opinas que el feminismo no te representa y, gracias a él, opinas» o «aparta, machirulo, que paso».
Alguna de las pancartas también protestaba al ritmo de la interpretación que el coro Dona Veu llevó a cabo el 8-M de 2020 del poema Pasquins per a la revolta vegetal, de Maria Mercè Marçal: «Som com la lluna que mou les marees, canviarem el món amb les nostres idees». «No quiero ser valiente, quiero ser libre», «mi estación favorita es la caída del patriarcado», «sin las trans no hay revolución», «no soy tu juguete», «no veas putas donde hay mujeres libres». Decenas de mensajes que reflejan una dolorosa realidad.
Imma, secretaria de acción sindical de la unión territorial de la Intersindical en el Camp de Tarragona, y Meri, de la asamblea feminista l’Hora Violeta, fueron algunas de las mujeres que centraron el frente: «Esta es una jornada de lucha, no salimos a pasear; todo el trabajo que llevamos meses realizando tiene sus frutos, las mujeres queremos un feminismo real y lo vamos a conseguir». De cara a las próximas elecciones municipales, ambas coinciden en que «el feminismo se debe tener en cuenta como un movimiento transversal, que no sea solo en un punto del programa».
Encabezaba la marcha un mensaje que rezaba «Unim-nos per una vida digna. Juntes ho podrem tot». Rodeada la plaza Imperial, la comitiva avanzó por Prat de la Riba hasta la plaza de Ponent. Mientras tanto, cánticos como «visca, visca, visca, la lluita feminista», «Tarragona será la tumba del machismo», «tranquila, hermana, esta es tu manada», «si no vuelvo a casa, quemadlo todo» o «no están muertas, están asesinadas» erizaban la piel de las 1.500 personas –aproximadamente– que iniciaron la concentración, aunque la presencia fue creciendo. «Continuamos cometiendo errores del pasado, se nos dice que hemos evolucionado en algunos aspectos, pero no es verdad, se intenta disfrazar la desigualdad», comentó García. Para Cebrián, «aún existe el estigma de que son las mujeres las que deben encargarse de las tareas del hogar».
La plaza Ponent acogió el segundo manifiesto, que argumentó que la aportación de las mujeres en todos los ámbitos durante la historia es incuestionable, a la vez que invisibilizada. Al terminar, los brazos se alzaron «por las que ya no están», para gritar «de norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste». La comitiva continuó por la calle Lleida hasta llegar a plaza Corsini. «Si tocan a una, nos tocan a todas», pronunciaban a viva voz las asistentes. Al llegar a las oficinas de CaixaBank en la Rambla Nova con la calle Cristòfor Colom, las manifestantes cargaron contra el turismo de masas y el proyecto del Hard Rock, entre otros.
Posteriormente, ante la sede de la Oficina Municipal d’Atenció Ciutadana (OMAC), el grupo protestó ante «las restricciones al derecho a la vivienda, que debería de ser libre; hay gente sin casa y casas sin gente», clamaron. También se puso el foco en el racismo: «Sin una perspectiva antirracista y anticolonial, el feminismo jamás será efectivo». «La ley de extranjería mata cada día», acusaron.
Para Finn y Júlia, las redes sociales también son un gran foco de desigualdad: «Influyen mucho a las personas adolescentes; últimamente, hay muchísimos comentarios agresivos y que duelen, de hecho, es una tendencia que está creciendo cada vez más», expresaron. «Hay muchas personas que se están concienciando sobre esta lucha, pero es innegable que existen muchas otras cuyos comportamientos discriminatorios persisten», añadieron.
La toma de Jaume I
La marcha subió por la calle Sant Francesc hasta la iglesia. «No queremos volver a escondernos dentro del armario», destacó una de las asistentes. De camino al consistorio, la siguiente parada fue en el Hospital Sant Pau i Santa Tecla. Allí, se criticó el «interés político en potenciar la sanidad privada». Además, se remarcó que la mayoría de las curas en los centros sanitarios las ejercen las mujeres, y se elevó la crítica hacia la violencia obstétrica.
El punto álgido llegó en la entrada de las asistentes en la plaza de la Font. Allí, la comitiva se dirigió, con paso firme, hacia el consistorio. No se quedaron en la puerta. El ímpetu con el que llegaron provocó que, en menos de dos minutos, el Pati Jaume I se llenara hasta la bandera. El feminismo tomó el ayuntamiento para poner la guinda a una reivindicación que va mucho más allá de cada ocho de marzo.
La manifestación de la tarde
Medio millar de personas se han manifestado de nuevo en Tarragona esta tarde-noche para reivindicar la lucha feminista en el Día Internacional de las Mujeres.
La marcha ha arrancado también en la plaza Imperial Tarraco y ha recorrido las calles del centro de la ciudad hasta la plaza de la Font. Las manifestantes han clamado proclamas en contra el patriarcado y a favor feminismo. «Queremos ser libres, todavía queda mucho para hacer», ha afirmado la Samira, una de las participantes.
Los convocantes de la protesta, la Federació de Dones de Catalunya per la Igualtat, han asegurado que lo han organizado para «sumar» y para que las mujeres «levanten la voz» para lograr la igualdad. Desde la Plataforma 8-M del Camp han lamentado que hayan organizado una acción alternativa a la de la mañana.