El decreto energético del Gobierno que ha entrado en vigor esta semana no contempla restricciones en centros de trabajo ni tampoco en bloques de vivienda ni por supuesto en domicilios particulares. Usted puede poner la refrigeración estos días a menos de 27ºC y la calefacción en invierno a más de 19ºC, sin miedo a represalias, aunque con ello estará despilfarrando energía.
«No es lo mismo tener el aire acondicionado a una cierta temperatura en una casa que no está preparada que en una que sí lo está», afirma Ramon Rebollo, del gabinete técnico del Col·legi d'Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d'Edificació de Tarragona (COAATT). «Sería imprescindible plantearse pronto este debate, dada la situación del precio de la energía. Aquí las temperaturas son benévolas durante el año, nunca han sido extremas, y no ha habido preocupación para hacer un buen aislamiento. En algún momento tendrán que tomarse decisiones», cuenta Rebollo.
A pesar de medidas cada vez más comunes como la implantación de luces ‘led’ en las comunidades o la instalación de placas solares, vecindarios y los propios domicilios derrochan energía, en algunos casos sin ser conscientes. «Tenemos unos edificios muy deficientes», resume Rebollo.
Las inspecciones que ha ido realizando el COAATT en los últimos años así lo atestiguan. El 90% de las viviendas inspeccionadas hasta ahora tienen una calificación energética de E, F o G, «unos resultados que dejan en evidencia graves carencias en materia de eficiencia energética».
Es decir, del total de 14.859 certificados de eficiencia emitidos, 13.385, el 90%, están englobados en esas tres categorías finales que revelan anomalías graves. Para hacerse una idea en la gradación, las marcas A y B son la máxima eficiencia, una catalogación innegociable para todas las nuevas construcciones que se levantan. Disfrutan de ella el 1% de las viviendas. La C es una etiqueta adecuada y correcta (la tienen un 1,4%) y la D destapa ya algunas carencias. Es el caso del 7,6% de las casas y los pisos. El resto, la inmensa mayoría, están muy lejos de lo deseable en términos de ahorro eléctrico, aunque también es verdad que faltan muchas inspecciones por realizar. Hay que tener en cuenta que solo se han hecho unos 15.000 certificados del total de 64.400 viviendas que tiene Tarragona capital. Sin embargo, el alto porcentaje de deficiencias afloradas indica que se trata de un problema generalizado.
Construcciones más antiguas
Además, más allá de las inspecciones ya realizadas y con resultados definitivos, el COAAT estima que, considerando el global de toda la ciudad, más de un 50% del parque de viviendas, unos 3.800 edificios, presentan defectos graves que podrían ser solventados con facilidad reduciendo el consumo en más de un 30%, el mínimo pedido por la administración. En el caso de las categorías E, F y G, la reducción necesaria pasaría por el 40 o el 50%.
¿De qué tipo de insuficiencias hablamos? «Influye mucho el año de construcción. Todo lo que se hizo entre los 50 y los 70 no tiene ningún aislamiento térmico. No se han hecho prácticamente intervenciones en este tiempo. La fachada es de ladrillo y generalmente las ventanas tampoco son como deberían. En casas con buen aislamiento no haría falta consumir tanta energía», cuenta Rebollo.
Así, en inmuebles con buen revestimiento y bien preparados para el ahorro sería innecesaria la calefacción o el aire acondicionado (o podrían situarse en umbrales de temperatura mucho más sostenibles). «Casi no se ha hecho nada en estos edificios. El año pasado, cuando no teníamos tanto problema con la energía, solo el 2% de las ayudas fueron dirigidas a eficiencia energética», añade Rebollo. Es decir, las comunidades sí están más concienciadas en cuestiones como reparaciones de fachadas o, en los últimos tiempos, instalación de placas solares.
La estimación del COAATT indica que, a pesar de que aún faltan muchos certificados por hacer, en Tarragona hay un total de 33.104 viviendas con graves carencias en el ámbito de la energía, un cálculo que se basa no en las comprobaciones ‘in situ’ sino en el momento de la construcción.
En Tarragona no todas las zonas son iguales. Bonavista es el barrio con más edificaciones de esa época, seguido de otros puntos de Ponent como Torreforta y Campclar, además de La Floresta, Icomar, Parc Riuclar o Riuclar. «En Sant Salvador y en las primeras promociones de Sant Pere i Sant Pau tenemos el mismo problema», explica el informe del colegio profesional.
El estudio sitúa los principales inconvenientes en promociones entre los años 50 y 70, «un periodo en el que no existía aún ninguna regulación sobre la eficiencia en las viviendas y donde encontramos las peores condiciones». La revisión de los certificados energéticos muestra que el área de Llevant, La Mora y Sant Pere i Sant Pau es la que tiene un mayor volumen de inspecciones realizadas, un 20%, por delante de una zona clave de Ponent como Torreforta y Campclar, con un 14%. Según esos exámenes, las calificaciones más negativas, F o G, recaen en Bonavista, Torreforta, Campclar, Part Alta y Barris Marítims.
Más deficiencias en Ponent
En términos de conservación, el coste de la vivienda y el componente socioeconómico tienen mucho que ver. «Para evaluar el mantenimiento adecuado de los edificios podemos usar un marcador directamente relacionado, el precio por metro cuadrado de la vivienda, un valor también estrechamente ligado al poder adquisitivo de la población», detalla el COAATT. Así, según los datos de Idealista, las urbanizaciones de Llevant son la zona con un precio más alto (2.009 euros el metro) y los barrios de Torreforta, Campclar y Sant Salvador los que tienen uno más bajo, con tarifas entre el 53% y el 50% inferiores a Llevant.
De ahí que el Col·legi estime que «los barrios de Ponent, Sant Salvador y Sant Pere i Sant Pau presentan más carencias, también en cuestiones de mantenimiento, en relación al precio de las viviendas y las condiciones socioeconómicas de la población».
El Col·legi sostiene que «más de 1.000 edificios podrían optar a las ayudas a la rehabilitación energética y alcanzar una mejora importante». Se trata de bloques que no disponen de aislamiento en las fachadas o la cubierta o que tienen ventanas y balcones que no gozan de prestaciones aceptables.
El contraste entre Llevant, la Part Alta o Bonavista
Los resultados de las inspecciones del COAATT muestran desequilibrios entre los diferentes barrios de la capital. Torreforta, Campclar y Bonavista son los distritos con más carencias: un 40% de las viviendas inspeccionadas están catalogadas con las letras F y G, dos categorías que definen un muy bajo nivel de solvencia energética. Muy cerca, en un 39%, le sigue la Part Alta, a la que le pasa factura el parque envejecido de vivienda. Muy cerca está Sant Salvador, con un 38% de pisos revisados en esas condiciones de déficit. En el otro extremo, el Nou Eixample Sud (19%) y Llevant, La Mora y SPiSP (27%) tienen las ratios más bajas en cuanto a inmuebles precarios en ahorro.
Los resultados de las inspecciones del COAATT muestran desequilibrios entre los diferentes barrios de la capital. Torreforta, Campclar y Bonavista son los distritos con más carencias: un 40% de las viviendas inspeccionadas están catalogadas con las letras F y G, dos categorías que definen un muy bajo nivel de solvencia energética. Muy cerca, en un 39%, le sigue la Part Alta, a la que le pasa factura el parque envejecido de vivienda. Muy cerca está Sant Salvador, con un 38% de pisos revisados en esas condiciones de déficit. En el otro extremo, el Nou Eixample Sud (19%) y Llevant, La Mora y SPiSP (27%) tienen las ratios más bajas en cuanto a inmuebles precarios en ahorro.