Esta semana la editorial Anagrama anunciaba la publicación de uno de sus títulos previstos para este trimestre, El odio, del autor madrileño Luisgé Martín. No cualquier libro. Como lo califica la editorial, «una perturbadora y excelente exploración de la mente de un asesino y de los motivos que lo llevaron a cometer un crimen tan real como atroz: acabar con la vida de sus hijos». «En un ejercicio literario similar al que hace Emmanuel Carrère en El adversario –continúa la editorial– Martín, que durante más de tres años estuvo en contacto con José Bretón, se adentra en el odio como motor de aquellas acciones que desembocan en tragedia». El odio recoge el testimonio de José Bretón, condenado en 2011 por el asesinato de sus dos hijos, de 6 y 2 años, y la fecha escogida inicialmente para la publicación era el próximo 26 de marzo. Sin embargo, desde su anuncio no han sido pocas las voces que se han postulado en contra de que vea la luz. La primera fue la de la madre de los niños, Ruth Ortiz, quien ha pedido amparo a la Fiscalía de Córdoba para que se paralizara la distribución del ejemplar.
Una portavoz de la editorial indicó que el libro, escrito a partir de misivas que Luisgé Martínse intercambió con Bretón y una última entrevista en la prisión, no está distribuido. Según estas fuentes, se ha suspendido todo el proceso de publicación a la espera de que los servicios jurídicos de Anagrama analicen la situación. No obstante, ayer mismo la editorial publicó un comunicado en el que defendía que «tanto el autor como la editorial están en su derecho de publicar esta obra», si bien esperarán a las órdenes judiciales.
Anagrama señala que es plenamente consciente de «la monstruosidad de los crímenes cometidos por José Bretón» y comprende «la sensibilidad que puede suscitar la exploración de la condición del asesino» que aborda el escritor Luisgé. Este, por su parte, también emitió un comunicado en el que defiende que ha escrito la obra con «el mayor respeto hacia las víctimas» y niega dar voz al asesino.
«Empecé a escribir El odio porque era incapaz de entender que alguien pudiera matar a sus propios hijos. (...) No da voz a José Bretón: se la quita, niega su explicación de los hechos, le enfrenta con sus contradicciones. (...) Sirve para mostrar los laberintos de la infamia y de la vileza de un asesino. Nada más», justifica.
Anagrama indica también que la literatura trata desde siempre realidades complejas y dolorosas, también crímenes que han marcado a sociedades enteras, y recuerda que hay ejemplos como Emmanuel Carrère o Truman Capote, de escritores que han trabajado con «materiales difíciles y controvertidos».
La obra de Luisgé Martín, asegura la editorial barcelonesa, «intenta dilucidar una violencia extrema, las condiciones en las que se produce y las implicaciones filosóficas y éticas de la crueldad como una pulsión en lo humano, explorando cómo la sociedad y la psicología individual convergen en actos que desafían la moral».
El tratamiento literario de El odio, añade, «se aleja y rechaza cualquier intención que no sea la de presentar al lector la maldad del asesino, sin justificar ni exculpar el crimen, sino al contrario, mostrando su horror».
«Reafirmamos –continúa–nuestro compromiso con la responsabilidad editorial y la libertad de expresión, sabiendo que ambas deben convivir; y en este sentido, entendemos que la literatura puede y debe abordar estos temas sin dejar de lado la complejidad que representan, como hace Luisgé Martín en El odio».
La Constitución reconoce el derecho fundamental a la creación literaria y, por ello, «Anagrama considera que tanto el autor como la editorial están en su derecho de publicar esta obra». Pero esperaremos a lo que las resoluciones judiciales indiquen», concluye el comunicado.
La voz de los asesinos
Mientras, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, asegura que en una sociedad democrática no se puede «dar voz a los asesinos» y califica de «intolerable» la revictimización que está sufriendo Ruth Ortiz ante la publicación de un libro que recoge el testimonio de José Bretón, condenado por el asesinato de los hijos de la pareja en Córdoba en 2011. «No podemos dar voz a los asesinos, no podemos dar voz a quien ha quitado la vida a sus hijos», insistió Redondo a preguntas de los periodistas previas a inaugurar la Jornada Stop Violencia Vicaria, organizada por la Universidad Isabel I y la Asociación Stop Violencia Vicaria en Burgos ayer. La ministra de Igualdad cree que en el caso concreto de la publicación del libro «la revictimización de Ruth es claramente intolerable», además de incomprensible.
Asimismo, La Fiscalía de Menores de Barcelona ha pedido al juez, como medida cautelar, la suspensión de la publicación del libro, una decisión que recaerá en un juzgado de Primera Instancia, después de que Ruth Ortiz, madre de los niños, pidiera amparo a la Fiscalía de Córdoba para que se paralizara su distribución.
Aunque el crimen se cometió en Córdoba, ha sido la Fiscalía de Menores de Barcelona la que ha solicitado la suspensión de la publicación de este libro, puesto que la editorial Anagrama tiene su sede en esta ciudad.
El 8 de octubre de 2011 José Bretón asesinaba en la finca de Las Quemadillas de Córdoba a sus hijos Ruth y José, un crimen por el que actualmente permanece recluido en la cárcel de máxima seguridad Herrera de la Mancha (Ciudad Real) donde cumple una condena total de 25 años, a pesar de ser sentenciado a 40.
En el libro se recoge la confesión de José Bretón, que explica que mató a sus hijos con unas «pastillas» que disolvió en «agua con azúcar» y que no hubo «sufrimiento».