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Los jóvenes tarraconenses consumen menos tabaco y alcohol que en el año 2015

Una encuesta de la Cátedra de Inclusión Social de la Rovira i Virgil detecta un menor consumo de estas dos sustancias, pero apunta a un incremento en el uso de ansiolíticos

07 octubre 2022 07:29 | Actualizado a 07 octubre 2022 07:32
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Un estudio de la Cátedra de Inclusión Social de la Universitat Rovira i Virgili determina que los jóvenes tarraconenses consumen menos tabaco y alcohol que en 2015. Estos datos son fruto de una encuesta realizada el pasado 2021 a una muestra de 1.419 alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato de distintos centros educativos de Tarragona.

Esta es la tercera de un total de cuatro encuestas que se están llevando a cabo desde el pasado curso 2015-2016 y que tienen como objetivo comprender los hábitos de consumo de los jóvenes tarraconenses.

El director de la Cátedra de Inclusión Social de la URV y también encargado del estudio, Ángel Belzunegui, asegura que a diferencia de otras encuestas, esta ha sido «más bien larga», con una duración de una hora, con el objetivo de profundizar al máximo en los resultados.

Del estudio se desprende que, en general, los hábitos de consumo han disminuido respecto a la primera encuesta. Tanto el consumo probatorio de alcohol y tabaco como un consumo diario, han mostrado una tendencia a la baja. «Eso indica que el trabajo de prevención que se está realizando desde el Ajuntament está funcionando», considera Belzunegui.

«Lo datos nos ayudan a trabajar por el bienestar emocional de los jóvenes»
Cinta Pastó. Consellera de Salut Pública del Ajuntament de Tarragona

Aun siendo buenas noticias, el director del estudio alerta que han observado, dentro del descenso en los datos, un incremento en el consumo entre las chicas, especialmente en lo que se refiere a ingesta de alcohol. Belzunegui asegura que «estos resultados nos dan pistas sobre hacia dónde tenemos que hacer incidencia en términos de prevención en futuras campañas».

No es el único dato que alerta a los investigadores. Hay otra variable preocupante que se extrae de las encuestas realizadas. Se ha detectado un importante incremento en el consumo de ansiolíticos y tranquilizantes por parte de los jóvenes, otra vez superior en el caso de las chicas. «Estamos hablando de un 23% en ellas, y un 13% en chicos», avisa el director del estudio», que añade también que la mayor parte de este consumo es voluntario y no por prescripción médica.

En el estudio han participado 1.419 alumnos de ESO y Bachillerato

En lo que se refiere al uso compulsivo de internet, Belzunegui explica que, por primera vez, se ha usado la escala CIUS (que mide concretamente dicha variable) en esta encuesta. En comparación con 2018, los jóvenes han pasado de un uso compulsivo de internet del 22% al 38,4%. Si bien es un incremento más que notable, Belzunegui lo enmarca en la realidad de los confinamientos y las restricciones de movilidad. «Cuando hablamos de consumo compulsivo, no medimos la cantidad de horas que pasa un joven delante de la pantalla» explica el director del estudio, que asegura que «intentamos medir el hábito preguntando, por ejemplo, si tras una hora de no estar delante de un ordenador, se pone nervioso o siente ansiedad».

Cinta Pastó, Consellera de Salut Pública del Ajuntament de Tarragona, asegura que este tipo de encuestas «nos ayudan a trabajar por el bienestar emocional de los jóvenes» y es también «un indicador de qué está pasando en nuestra sociedad». Pastó pone en valor los resultados del estudio, asegurando que los recursos de prevención «están amparados en evidencias científicas».

La consellera apunta que la cuarta y definitiva encuesta se realizará este curso 2022-2023.

La salut mental como factor

Existen múltiples factores de riesgo para el consumo de algunas sustancias. Por ejemplo, si el mejor amigo de un joven consume algún tipo de sustancia, existe una alta probabilidad que él también la consuma. Por contra, si la existe una alta implicación parental en la vida de los jóvenes, sin ser intrusiva, el riesgo de consumo es menor. Pero si hay un factor clave, ese es el malestar emocional.

«Una alta autoestima puede llevar a un menor consumo de sustancias» asegura Belzunegui. La aceptación del propio físico es también un factor de protección.

Hay otras variables que son especialmente negativas y son considerados factores de riesgo, como por ejemplo si el alumno ha tenido pensamientos suicidas. En caso afirmativo, el consumo no es solo es más habitual, sino que también es en mayor cantidad. Una situación similar sucede en víctimas de abusos sexuales. No obstante, en este caso los datos indican que los chicos suelen consumir más que las chicas.

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