Ante la cercanía de las elecciones municipales, los expertos recuerdan que a la hora de emitir su voto los ciudadanos –al menos, los que lo hacen de forma racional– se basan en el partido, el programa y el candidato. Y todos coinciden en apuntar que en unos comicios municipales es este último factor, el candidato, el que determina en gran medida el sentido del voto. Sobre todo, en unos tiempos en los que los partidos están un tanto desprestigiados y los programas carecen de credibilidad, tras tantas promesas incumplidas.
Sí, la figura del alcaldable se antoja, pues, fundamental. Más en unos momentos de cambios y de gran incertidumbre en los que nuestras ciudades se enfrentan a grandes retos de cuya gestión depende en gran medida la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Y, en este escenario, la pregunta es obligada: ¿Qué requisitos, qué cualidades, qué competencias, qué valores debe reunir un candidato para ser considerado un buen alcalde?
Para contestar a esta cuestión y tratar de esbozar una especie de perfil del alcalde ideal el Diari ha recurrido a una serie de prestigiosos ‘headhunters’ y expertos en la formación de directivos, con cuya colaboración trataremos de elaborar una suerte de decálogo con las claves más importantes que se deben tener en cuenta a la hora de elegir a un alcalde. Son Juan Torras, exsocio consultor en Egon Zehnder –firma líder internacional en alta dirección–, presidente del Instituto von Mises Barcelona, exvicepresidente de la AED y miembro de The Mont Pélerin Society, entre otros cargos; Juncal Garrido, fundadora de Board & Leaders, Máster con honores en ingeniería de telecomunicaciones de la Universitat Politècnica de Catalunya y MBA de IESE Business School en Barcelona,que incluyó un semestre en la Haas School of Business, University of California Berkeley, dueña de una dilatada y exitosa carrera profesional y quien recluta talento para dirigir equipos humanos; y Antonio Núñez, Senior Partner de Parangon Partners, firma de búsqueda de altos directivos y consejeros, y Fundador de la Asociación de Alumni de la Harvard Kennedy School.
Más ciudad que partido
Ya de entrada, estos expertos advierten de la dificultad que entraña esta tarea en un sistema en el que la forma de elección del alcalde no es la mejor. Así lo apunta Juan Torras: «Las listas cerradas elaboradas por los partidos dificultan tener alternativas. Los partidos son un foco de amiguismo donde a menudo pesa más la supeditación al aparato que la preparación. Además, en las listas cerradas los partidos siempre suelen incluir a alguien que busca en la política un medio de vida».
Juncal Garrido destaca que «un buen alcalde debe saber manejar los hilos de su partido para anteponer los intereses de la ciudad y tener la fuerza para defender este principio dentro de su formación política. El ciudadano debe estar en el centro».
«Sí –interviene Juan Torras–, una condición sine qua non es que tenga conciencia de servicio al ciudadano y respeto al contribuyente. Y, además de anteponer la ciudad al partido, debe ser independiente de los grupos de presión y entender cuáles son los problemas de los ciudadanos».
Líder fuerte e integrador
Antonio Núñez apunta que «debe ejercer un liderazgo fuerte e integrador que sea capaz de motivar, inspirar y unir a las personas. Exigencia y cercanía es una combinación que funciona. La complejidad y la incertidumbre hacen cada día más necesario el liderazgo de un equipo diverso, complementario y colaborativo». Sostiene Núñez que además debe «saber colaborar y trabajar en equipo, de forma transversal y multifuncional. Parte del trabajo de los líderes es conectar en forma de red el conocimiento disperso que se encuentra en la organización», explica.
Juan Torras añade que «las empresas con un liderazgo descentralizado y orientadas al mercado son las que mejor desarrollan el talento. Y esto es aplicable a la estructura funcionarial».
Experiencia en la gestión
Todos los expertos coinciden en la importancia de que el alcalde tenga una experiencia como gestor, que se haya enfrentado a problemas y que haya liderado a personas. Es un asunto al que Juncal Garrido concede especial relevancia. «Considero fundamental que el candidato sepa lo que es gestionar. Quizá no hace falta que tenga una carrera universitaria, pero sí una trayectoria profesional con algún tipo de relevancia con las personas y la ciudad. Que sea trabajador para que se meta en el detalle, que conozca a fondo su ciudad».
Visión estratégica
Muy unido a la experiencia aparece el tema del conocimiento. «De entrada el alcalde tiene que ser alguien que tenga criterio en temas de la ciudad tan importantes como el urbanismo, las infraestructuras, la calidad de vida de los ciudadanos», apunta Juan Torras.
Y es que solo desde ese conocimiento podrá tener una visión estratégica muy clara, un aspecto fundamental para todos los expertos. «Para alinear a un Ayuntamiento se han de definir prioridades de medio y largo plazo, y revisarlas con la frecuencia que exija el ritmo de cambio del mercado», señala Antonio Núñez.
Juncal ejemplifica que esa visión estratégica debería servir para, en el caso de Tarragona, posicionar mejor la ciudad, al tiempo que apunta que eso permitirá generar riqueza en el territorio.
Tomar decisiones
Antonio Núñez considera que «la mejora del proceso de toma de decisiones es una tarea pendiente. Los directivos públicos están también sujetos a los sesgos y distorsiones cognitivas. Se necesitan datos, no muchos, pero sí apropiados para la naturaleza de la decisión que se ha de tomar».
Por su parte, Juncal Garrido se conformaría con que el alcalde «cumpla sus promesas, que lo que diga, lo haga; que sea además coherente, no errático.
Orientación a resultados
Y las decisiones deben responder a un fin. Por eso la eficiencia y la orientación a resultados adquieren un papel fundamental. «La viabilidad de las organizaciones se juega en la efectividad y en la eficiencia en el corto y largo plazo. El líder eficiente debe saber gestionar en primer lugar su recurso más escaso: el tiempo. Y también el de sus equipos más cercanos», apunta Antonio Núñez. E incide en la idea Juan Torras, que exige del alcalde «que sea líder de la actividad, que actúe con orientación a resultados y visión estratégica. Que entienda que hay temas que requieren tiempo, posiblemente más de una legislatura, por lo que trabajar con orientación a resultados resulta fundamental».
Ejemplaridad
No menos importantes que los atributos técnicos y de gestión son los valores personales. «Liderar con el ejemplo nunca ha sido más necesario», dice Antonio Núñez, quien cita la solidaridad, la cercanía, la humildad, el optimismo o la valentía, conceptos también fundamentales para sus colegas. Juncal, de hecho, destaca la honestidad –una condición que se debería presuponer– y la humildad, «que esté abierto a aprender y conocer modelos exitosos que puede adaptar a su ciudad. Y para reconocer públicamente los errores y aprender de ellos. Eso le ayudará a ganarse la confianza del ciudadano, con el que debe generar un vínculo de cercanía».
Coincide también Juan Torras, quien apunta que «debe estar dispuesto a aprender y ser permeable al conocimiento, lo que no se puede lograr con arrogancia».
Comunicar y escuchar
«La claridad en la visión y la cohesión en el equipo directivo quedarían limitadas si no se añade comunicación y capacidad de escucha. Un líder ha de saber contar relatos creíbles, relevantes, diferenciales y emocionales, sabiendo crear un contexto de confianza». Así lo considera Antonio Núñez, que resume la importancia que tiene para un líder comunicar de forma eficaz. Lo que implica también un proceso de escucha activa a terceros.
Tejer consensos
«Muy vinculada a esa necesidad de escuchar está la capacidad para tejer consensos y convertirse en un puente entre los ciudadanos, las empresas y las instituciones, vitales a la hora de cumplir ese objetivo de crear riqueza», dice Juncal Garrido.
Añade Juan Torras que «quizá no hace falta que sea un superexperto, pero sí debe tener buena capacidad de comunicación y de influencia para crear vínculos y no ser excluyente».
Flexibilidad y resiliencia
No siempre los planes salen según lo previsto, por lo que la flexibilidad debe ser vista como una virtud en tiempos de incertidumbre. «La continua adaptabilidad a los cambios requiere una organización pública con más conocimiento compartido y con mayores niveles de delegación», dice Antonio Núñez, quien sostiene que «la adversidad se vence con foco en lo que se tiene, no en lo que no se tiene; y en lo que uno puede hacer, no en lo que otros han de hacer». Y cita a Winston Churchill: «El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo».
Conclusión
Nuestros expertos son realistas y admiten que «este mirlo blanco no existe, pero a ello debemos aspirar». Quizá Juncal Garrido resuma la figura buscada cuando dice que «el mejor alcalde es alguien que no necesite serlo, que se mueva por la motivación de servir a la comunidad y no para alimentar el ego o el ansia de poder».