«La verdad es que a mi al menos me han hecho un gran favor. Yo me levantaba a las siete de la mañana para sacar al perro antes de las ocho y que no me multaran. Ahora puedo traerlo tranquilamente cuando me apetezca», comentaba alegre José Antonio Carrasco, uno de los muchos vecinos tarraconenses que ya está disfrutando del nuevo espacio para perros en la Platja Llarga, ubicado entre las rocas que separan la Savinosa y esta, hasta el túnel que da acceso a Cala Romana.
Tras el previo éxito que ha tenido el Can Espai –nombre de la zona para perros– de la playa de El Miracle, Tarragona se ha puesto las pilas y ya ha abierto esta nueva zona en la Llarga, que permanecerá abierta hasta el 15 de octubre, momento a partir del cual se retirará el vallado para que los perros usen la playa de forma ordinaria.
La zona cuenta con 108 metros de largo y más de 1600 metros cuadrados.
Actualmente, hay un vallado que delimita esta distancia y la separa del resto de la playa, aunque aun no se han instalado las duchas para perros ni la totalidad de la pasarela de madera, la cual tiene una pequeña instalación de unos 5 metros en la puerta de la entrada.
Por ahora, estas dimensiones parecen tener contentos a la mayoría de usuarios que asisten con sus mascotas: «Cuando vengo por la mañana no suele haber mucha afluencia de gente, por lo que creo que de momento está bien», opina una vecina anónima de la zona.
Aunque, a pesar de que la gente parece satisfecha, muchos usuarios parecen coincidir en situar una zona para canes en todas las playas de la provincia: «Si hay suficiente espacio para meter un área para perros, yo las abriría en todas las playas. La gente tiene que respetar que son seres vivos y también tienen derecho a jugar. Siempre respetando, por supuesto», considera Laura Fernández, asistente de la zona.
«Yo sí soy partidaria de que se abran zonas para perros en todas las playas. El Ayuntamiento debería tenerlo en cuenta porque los perros disfrutan entre ellos y están en libertad», indicaba una vecina anónima al Diari.
«Tarragona tiene un gran kilometraje de playas. A día de hoy no hay ni un quilómetro para los perros, por lo que yo creo que es necesario e imprescindible», expresaba José Antonio Carrasco.
El civismo, pieza clave
Los perros pueden ir sin correa y jugar en la arena y en el agua. Esto no supone un problema para algunos de los usuarios, puesto que la playa se mantiene limpia: «La gente aquí es mucho más cordial y limpia. Cuando hay que limpiar algo colaboramos entre todos los dueños», explicaba Carrasco.