Una tercera parte del total de nacidos en la provincia de Tarragona durante el 2020 fueron de madres extranjeras. Del total, de 6.113 nacimientos, en 3.999 casos la madre era española, mientras que en 2.114 ocasiones era una mujer inmigrante. Y esto se produce en un contexto en que las mujeres extranjeras suponen un 16% del total de mujeres de la provincia, cuando en años como el 2011 o 2012 esta cifra se acercaba al 20%.
Esta proporción de natalidad en madres inmigrantes no es algo nuevo, pues según muestran las cifras del Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat), se trata de una tendencia que empezó a coger forma a principios de siglo. Lo que sí muestra de manera muy clara el gráfico que acompaña este texto es que en la última década el número de nacimientos en la demarcación ha caído drásticamente, pero en mayor medida aquellos de madres autóctonas. En cifras generales, mientras que la tasa bruta de natalidad era del 11,7 nacimientos por cada 1.000 habitantes en 2010, esta ha ido disminuyendo hasta llegar al 7,59 en 2020. O dicho de otra manera, de 9.293 a 6.113 nacidos, es decir, una caída del 34,21% en tan solo una década.
Que el 33% de los nacimientos sean del 16% de las mujeres de la provincia demuestra que las extranjeras tienen proporcionalmente más hijos que las españolas. Según Joan Alberich, profesor del departamento de Geografía de la URV, se debe a un motivo cultural: «Las mujeres de origen africano tienen más hijos por mujer, aunque ni de lejos tienen aquí el número de hijos que tendrían en su país de origen, y la explicación es que ahí tienen más porque hay mucha mortalidad infantil». Otra de la causas que, según Alberich, explica que un tercio de los nacimientos sean de madres inmigrantes es que éstas son más jóvenes. «La media de población extranjera es más joven que la autóctona debido a que la gente que vino en las migraciones de principios del siglo XXI era mayoritariamente joven, y en consecuencia su fecundidad más elevada. Por ello, es lógico que se natalidad esté sobrerrepresentada respecto al total de la población», explica.
En relación a la caída general de la natalidad en los últimos años, Alberich cuenta que a hay varias cuestiones que explican porqué durante la primera década del siglo XXI la tasa bruta estaba entre los 10 y los 13 nacidos por cada 1.000 habitantes y a partir del 2010 empezó a caer hasta los 7,59. «En los años 2005 y 2006 la natalidad creció porque llegaron a la edad de ser madres todas las hijas de los nacidos en el baby boom de los años 60 y 70, con lo que había muchas candidatas a ser madres», señala Alberich, que añade que «a esto hay que sumarle que un leve repunte del índice sintético de fecundidad, que es la media de hijos que tendrá cada mujer y que pasó del 1,3 al 1,6, en parte, porque la situación económica era buena». Junto a la gran llegada de población extranjera, eso hizo que Catalunya pasara de los 6 a los 7,5 millones de habitantes. Una buena época en cuanto a natalidad que se vio truncada por la crisis económica del 2008. «A partir de entonces las parejas aplazan la idea de tener hijos y, además, se trata de una generación menos numerosa, que sumado a que la inmigración también cae por la crisis, la natalidad empieza a caer hasta las cifras actuales», comenta.
Población envejecida
Otro de los problemas a tener en cuenta es el progresivo envejecimiento de la población pues, como asegura Alberich, la edad con más personas en Catalunya está entre los 44 y 45 años. Y esto, a su vez, tampoco favorece la natalidad.
Así, el profesor de la URV explica que, desde hace cuatro o cinco años, el movimiento natural de la población es negativo, es decir, que muere más gente de la que nace. «Es algo bastante inédito, pues durante el siglo XX ocurrió solo en épocas de gripe o guerras», destaca Alberich. No obstante, asegura que la población total no disminuye precisamente gracias a la inmigración. «Sin las migraciones, Catalunya perdería población. La natalidad seguirá a la baja y la mortalidad crecerá porque la estructura está envejecida y, por lo tanto, hay más personas candidatas a morir», dice el experto, que añade que «todo posible crecimiento estará ligado a la migración, que a su vez depende de que el escenario económico sea buena».
Finalmente, Alberich defiende que, aunque todavía no hay datos, parece que la covid-19 no influirá demasiado en la natalidad.