Marouane Laabbas (Tánger 1996) cuenta sonriente que «todo el mundo dice que sus padres son sus héroes, pero en el caso de mi madre no solo es verdad; sino que es otro nivel».
Marouane se convirtió hace unos días en el primer estudiante de la Universitat Rovira i Virgili en ganar una beca europea Fulbright-Schuman, uno de los programas de investigación más competitivos de Europa y América del Norte. De hecho en la categoría en la que se la han concedido solo se entrega una beca para todos los investigadores de Europa que se presentan.
No es la primera vez que este graduado en Derecho y Relaciones Laborales aparece en este periódico por sus méritos académicos. Ya consiguió el premio al mejor expediente a nivel estatal cuando acabó la carrera. En el máster en Derecho Ambiental, que hizo posteriormente, también consiguió el premio extraordinario.
En resumen, una carrera brillante que comenzó cuando llegó a vivir a Cambrils proveniente de su Marruecos natal con cinco años y comenzó a estudiar en el colegio público Joan Ardèvol. Su madre, Souad, que llegó aquí sin saber siquiera el idioma, tenía tres trabajos para sacarles adelante, no solo a él y su hermano Othmane. Luego, además, trajo a sus abuelos maternos.
La lucha de su madre, que contó con el inestimable apoyo de su abuela Aicha, fue toda una lección para este joven que está orgulloso de las dos mochilas culturales con las que cuenta, la marroquí y la española.
Marouane es el primer universitario de su familia y asegura que cuando era pequeño, aunque era buen estudiante «no sacaba todo dieces». Estudió el bachillerato científico porque quería estudiar algún grado de ciencias de la salud «pero luego me di cuenta de que ver un poco de sangre me escandalizaba, algo fallaba», explica entre risas.
...Y apareció la noción justicia
Pero su camino académico todavía daría alguna vuelta más. Comenzó estudiando Geografía pero al mes pidió el cambio a Derecho y luego al doble grado con Relaciones Laborales. Lo que marcó la diferencia, reconoce, fue cuando «apareció la idea de justicia». Todo encajaba. «Me abrió los ojos y me gustaba la sensación, me invitaba a estudiar», explica.
Pese a sus brillantes resultados tuvo que esperar un poco para hacer el máster europeo porque aunque trabajaba no tenía los medios suficientes para pagárselo. Cuando por fin consiguió la nacionalidad española (no la obtuvo hasta entonces) pudo concursar a una beca para seguir estudiando. Se la dieron a la primera.
Recuerda que estudiando secundaria ya le había pasado que junto con sus compañeros hizo un proyecto que ganó un premio europeo. Todos los que participaron fueron a Irlanda a presentarlo menos él por su nacionalidad.
La idea de que «un papel» limite las oportunidades de una persona es de las cosas que le escuece y le hace pensar en los chicos que han llegado en peores condiciones que él. Está convencido de que tendríamos mucho que aprender de ellos en lugar de dejarles de lado «solos y pequeños hasta que pierden la ilusión, que es lo peor que le puede pasar a una persona».
Trabajo decente y ambiente
La beca Fulbright-Schuman le permitirá hacer dos estancias en dos universidades norteamericanas durante nueve meses para continuar con su tesis doctoral. En agosto irá a la Colorado State University a las órdenes del profesor Dimitri Stevis. Posteriormente trabajará en la Rutgers University (New Jersey) con el profesor Todd Vachon.
Su tesis doctoral tiene que ver con el tema que ya ha estado trabajando desde el grado: las relaciones entre el derecho al trabajo y la protección del medio ambiente, algo que la ha llevado a dar conferencias en distintos países de Europa y América.
La intención ahora, a grandes rasgos, es tratar de establecer cómo los sindicatos y los representantes de los trabajadores pueden convertirse en aliados de la protección ambiental. De hecho, señala, la mayoría de los sindicatos españoles ya tienen un área dedicada al medio ambiente «y desde Estados Unidos nos están estudiando como ejemplo de buenas prácticas».
Le planteamos si las sociedades no suelen anteponer el empleo a la conservación del medio ambiente y defiende que «sin medio ambiente no hay trabajo ni vida».
Entre los procesos a estudiar está cómo hacer la transición hacia las energías renovables y lo que pasará con los trabajadores y sus derechos laborales y sociales. Defiende que «incorporar la idea de sostenibilidad no solo mejora el medio natural sino el trabajo decente».
En la URV Marouane forma parte de grupo de investigación Territori, Ciutadania i Sostenibilitat del departamento de Dret Ambiental. Sus dos directoras de tesis son Esther Guerrero Vizuete y Lucía Casado Casado. Asegura que su trabajo no sería el mismo si no hubiera pasado por los ojos de estas dos docentes.
Y, sobre todo, reconoce que en el Campus Catalunya se siente en casa (trabajó en el CRAE mientras estudiaba la carrera). «He aprovechado para volar, pero aquí estoy muy bien, somos como una familia», comenta.