Jordi Sardà es el nuevo ecónomo del Arzobispado de Tarragona. Su tarea es profesionalizar el departamento para sacar el máximo rendimiento de los recursos y poder así hacer una Iglesia más autosuficiente, que no dependa tanto de las aportaciones de los fieles.
Sardà nació en La Canonja y, pese a haber estudiado químicas, es economista. Da clases de teoría económica en la Universitat Rovira i Virgili y, desde hace dos años, trabaja para el Arzobispado.
¿La Iglesia es rica?
Hay que distinguir riqueza de dinero. No por tener más dinero eres más rico. Todo va en función de lo que puedes adquirir con este dinero. En el caso de la Iglesia, lo que nos pasa es que arrastramos más de dos mil años de historia con un legado que ha ido creciendo con el paso del tiempo. Lo que sí que podemos afirmar es que mantener el patrimonio, que es una de nuestras obligaciones, es carísimo.
¿Y cómo se hace?
Nuestra principal fuente de ingresos son las aportaciones de los fieles a través de la X cuando se presenta la declaración de la renta. Este dinero va a parar a la Conferencia Episcopal Española que, según unos criterios, lo reparte entre las diocesis. Esto nos permite vivir con cierta dignidad. Lo que recogemos en las parroquias y las ayudas de la administraciones nos permiten invertir en patrimonio. Pero lo cierto es que no llegamos a todo.
¿Está en peligro el patrimonio de la Iglesia?
En cierta manera sí, aunque intentamos marcarnos prioridades dependiendo de la gravedad y de la urgencia.
¿Cuáles son las parroquias más dañadas?
La de Constantí, la de Barberà de la Conca y la de Guimerà, por ejemplo.
¿El Arzobispado necesita más ayuda de las administraciones para poder salvaguardar el patrimonio?
La Iglesia, tanto a nivel catalán como de Tarragona, tiene entre el 70 y el 80% del patrimonio. Sin embargo, solo recibe el 20% de todas las ayudas. Hay algo que no está funcionando.
¿Cuál es el presupuesto anual del Arzobispado de Tarragona?
Poco más de cinco millones de euros, de los cuales casi la mitad provienen de las aportaciones de los fieles. En esta nueva etapa queremos apostar por la sostenibilidad del Arzobispado. Ser autosuficientes para no depender tanto de las aportaciones externas. Para hacerlo deberemos optimizar más los recursos sin olvidar la misión social que nos caracteriza.
¿Y eso cómo se hace?
Contamos con mucho patrimonio y lo tenemos que explotar a precio de mercado para que nos genere recursos. Hablamos por ejemplo de los pisos. Está bien que algunos sean alquilados por debajo del precio de mercado a perfiles vulnerables. Pero hay otros que podríamos sacar beneficio.
¿Y en qué se gasta el dinero el Arzobispado?
Principalmente en el personal de casa, tanto curas como laicos.
¿Cuánto cobra un cura?
El salario mínimo interprofesional, unos 1.180 euros al mes aproximadamente. A parte, cuentan con una serie de complementos, como pueden ser bautizos o una compensación por estar destinados a una zona rural, por ejemplo.
¿Y los laicos?
Nos referimos al personal que trabaja en el Arzobispado. En este caso, cobran lo que marcan los convenios y los acuerdos personales, como si de una empresa tradicional se tratase.
Pregunta obligatoria. ¿Cuál es el sueldo del arzobispo Joan Planellas?
1.800 y poco en bruto, que acaban quedando por 1.500. Él, a diferencia de los curas, no cuenta con ningún complemento ni dieta.
¿Cuál es la reforma más costosa a la que está haciendo frente en la actualidad el Arzobispado?
El campanario de Valls ha representado una importante inversión. Ahora, nuestro siguiente escollo es la cubierta de la Catedral de Tarragona. Hablamos de cifras que superan el millón de euro. No sé cómo, pero tendremos que hacerlo.
¿Han pensado en pedir ayuda a los tarraconenses a través de un ‘crowfunding’?
¿Usted cree que tendría éxito?
¿Qué hay más tarraconense que la Catedral?
Ni nos lo hemos planteado. Piensa que hay gente que protesta porque hemos subido el precio de la entrada de la Catedral. Es incomprensible. Los tarraconenses no visitan el templo.
¿Con la subida del precio de la entrada podrán reformar la cubierta?
Estos euros de más se repartirán entre la empresa que lleva las visitas y el capítulo de la Catedral. Los canónigos se han comprometido a hacer una bolsa para ayudar a financiar las obras de la cubierta.