Sorpresa mayúscula en la Diputació de Tarragona. Pese a que hace días que Junts y PSC tenían prácticamente cerrado un acuerdo para gobernar conjuntamente la institución provincial, la congelación de dicho pacto por parte de la dirección nacional juntaire, conjuntamente con los pactos municipales que han envenenado la relación entre las dos principales fuerzas soberanistas a las puertas del 23-J, han acelerado los contactos entre republicanos y socialistas hasta el punto de que este martes se ha oficializado un acuerdo que, por una parte, permitirá a Esquerra seguir gobernando cuatro años más la institución supracomarcal y, por otra, dejar por primera vez desde la restauración de la democracia al espacio convergente fuera del gobierno del Passeig de Sant Antoni.
En una nota de prensa, ERC y PSC justifican que ambos partidos «tienen un ADN municipalista», a la vez que recuerdan que el pasado 28 de mayo «fueron las dos fuerzas más votadas en las comarcas tarraconenses», siendo Esquerra la formación con una mayor representación en el pleno de la corporación local, con nueve diputados, por los ocho del PSC y de Junts y los únicos representantes que tendrán PP y Vox. El ejecutivo sociorepublicano contará, pues, con 17 de los 27 representantes, dejando por primera vez en la oposición a Junts.
El documento firmado este martes por Àngel Xifré (ERC) y Kenneth Martínez (PSC) contempla un plan a cuatro años vista con 12 «objetivos estratégicos»: ejercer el liderazgo territorial; desarrollar la realidad metropolitana del Camp de Tarragona; priorizar el repoblamiento rural; fomentar la sostenibilidad; racionalizar las estructuras políticas de las diferentes administraciones para ganar eficacia; aumentar la digitalización de los servicios propios de la Diputació; apostar por la innovación, la ciencia y la transferencia del conocimiento; impulsar las smart cities de las comarcas tarraconenses; trabajar por un modelo de turismo sostenible y responsable; contribuir a la reindustrialización; tener a la cultura como eje vertebrador territorial; y blindar este acuerdo de la dinámica política supramunicipal, en lo que es una clara referencia a Tarragona, donde ERC y PSC mantienen una tensa relación que, a día de hoy, hace inviable cualquier tipo de acuerdo.
Junts queda aislado
El pacto hasta 2027 escenificado este martes pone de relieve el aislamiento en el que ha quedado Junts a solo 39 días de las Generales, avivando el fuego de sus relaciones con Esquerra y congelando de nuevo el deshielo que había iniciado con el PSC. Además, los juntaires se quedan en la oposición en los dos principales ayuntamientos de la demarcación –Tarragona y Reus– así como en las diputaciones de Tarragona y Lleida.
En un tuit, la secretaria general adjunta de Esquerra, Marta Vilalta, asegura que el acuerdo con el PSC «se le llama garantizar presidencias independentistas y garantes de la gobernanza republicana», y materializar acuerdos soberanistas «donde sea posible». Fuentes de ERC indican a este periódico que «los pactos que ha hecho Junts en ayuntamientos para no respetar dónde éramos los más votados –como Roses o La Bisbal– no han sido un buen mensaje y han contrastado con la mano tendida que les ofrecimos». En la misma línea se expresa la diputada tarraconense Raquel Sans, quien destaca que «la fuerza más votada presidirá la Diputació».
Este martes por la tarde, solo una hora antes de anunciarse el acuerdo, trascendió una última oferta de Junts per Catalunya a Esquerra: repartirse de manera igualitaria las presidencias de Tarragona y Lleida. «El pacto posibilitaría que tres diputaciones fueran gobernadas por partidos independentistas tras el acuerdo sellado en la de Girona. Creemos que aquellos acuerdos que dependen exclusivamente de las direcciones nacionales deberían ir encaminados a rehacer la unidad independentista, en la línea del frente común propuesto por el President Aragonés», afirman a este periódico fuentes de la dirección nacional de Junts, que añaden que «esta propuesta fue formalizada por escrito la semana pasada después de la reunión en Ginebra entre representantes de ambos partidos, pero ERC ha priorizado pactar con el PSC».
Sin embargo, desde Esquerra Republicana se detalla el proceso de una manera diametralmente diferente. «Ofrecimos a Junts votarnos mutuamente en las diputaciones de Lleida (presidida por ellos) y Tarragona (presidida por nosotros), además de la presidencia del Parlament para ellos. Y dijeron que no. Y después les ofrecimos nosotros hace 10 días un 2+2 en las dos diputaciones, y también se negaron. Cuando supieron que teníamos un pacto político hecho, y que conservamos los cuatro años de presidencia republicana en ambos lugares, lanzaron esta opción que ellos mismos habían rechazado», se relata desde ERC, que aún no ha decidido quien presidirá el ente provincial.
Por contra, el anuncio del acuerdo ha causado un profundo malestar en Junts. Se da el caso de que los cuadros territoriales alcanzaron un preacuerdo hace días con el PSC que comportaba la presidencia durante cuatro años para el alcalde de Les Borges del Camp, Quim Calatayud. Fuentes del PSC confirman este hecho y añaden que, tras ultimar el posible pacto, «el tema trascendió a la dirección nacional y vimos que Turull y Puigdemont lo bloquearon», por lo que «se buscaron alternativas». La cúpula juntaire optó, pues, por dejar el pacto en stand by durante días, tensando la cuerda tanto con ERC como con el PSC. «Ha sido un error estratégico monumental», afirman fuentes territoriales del partido de Carles Puigdemont, que ahora ve como la cuerda se ha roto definitivamente a las puertas de las Generales.
