«Vamos a pelea y a robo por día. Los vecinos estamos muy hartos de esta situación. No sé cómo acabaremos». Así de desesperado explicaba la situación Josep Solé, un vecino del Barri del Port. Ya no pueden más. Las peleas y los robos son a diario. La gente mayor dice no salir sola a la calle por miedo. Y los comerciantes aseguran que cierran su tienda antes de lo previsto para evitar problemas. La Part Baixa de Tarragona, y en concreto el entorno de la calle Orosi, necesita ayuda urgente. Necesita recuperar la seguridad.
Todo empezó, aseguran, cuando finalizaron las obras de peatonalización de la calle. «El foco se centra en un bar de Orosi. Allí, se junta gente conflictiva, beben y se drogan, y se tiran todo el día sentados. Cuando la jornada termina, empiezan las peleas», explica Toni Flix, un vecino de la Part Baixa.
Hablamos con más afectados. «Fíjate. Aquí no verás ni un niño jugando, pese a tener una calle nueva y peatonal. Los padres se los llevan a otros parques. Los vecinos, a partir de las siete de la tarde, ya no salen a la calle», explica Maria Dolors Santana, quien regenta un restaurante en la zona desde hace años. «Nosotros antes abríamos por la noche. Ahora ya no. Queremos evitar problemas».
En la misma situación se encuentra Hairo, propietario de un supermercado de la calle Orosi. «Antes cerraba a las doce de la noche. Ahora, a las diez ya pongo la llave y cierro. No tienen nada que perder. A esa hora entran aquí en busca de jaleo», explica Hairo, quien añade que «el problema es que no hay ley para estos delincuentes. La policía los coge y al cabo de unas horas ya vuelven a estar merodeando por aquí».
Justo esto es lo que pasó el pasado mes de junio, cuando el trabajador de un supermercado de la calle Orosi fue apuñalado. El agresor fue detenido y, al día siguiente, volvió al lugar de los hechos para amenazar a la víctima.
Otra vecina de nombre Ramona, insiste en que el bar es el principal foco del problema: «Cuando paso por delante del bar en cuestión, no me atrevo ni a levantar la cabeza. Hay unas pintas que dan miedo. Si está cerrado, me fijo si lo han precintado». Y es que el Ayuntamiento tiene a este bar en el punto de mira. De hecho, ha abierto algún que otro expediente sancionador contra el establecimiento, por no cumplir con la ordenanza municipal. De momento, el bar está abierto, «y sigue perjudicando a los comercios de al lado», indican los vecinos.
Paseando por el barrio nos encontramos a otro afectado, Pere Simón. Explica que su empresa está haciendo unos trabajos en la calle Orosi y que, hace tres días, le abrieron la furgoneta y se llevaron toda la maquinaria. «Es imposible ir seguro por la calle. El barrio está harto», dice Simón.
En esta misma línea se expresa Dani Hortet, quien regenta un gimnasio en la zona. «Hace nueve años que abrí y nunca había visto una cosa así. Las peleas son el pan de cada día», explica Hortet, quien asegura que incluso ha perdido clientes. «Esta situación no solo afecta a la seguridad de las personas, también perjudica a los comercios».
Bares, pensiones y ‘súpers’
Por su lado, desde la asociación de vecinos del Barri del Port, aseguran que la presencia de un gran número de servicios sociales en la zona agrava la situación. «Hablamos de personas con pocos recursos, que no tienen hogar y que, en la mayoría de casos, cuentan con adicciones severas. Entre ellos se pelean, y esto crear malestar y preocupación entre los que vivimos aquí», explica la presidenta de la entidad vecinal, Carmen Puig, quien añade que «estaría bien que estas sedes se dispersaran por toda Tarragona y no solo se concentren en nuestro barrio».
Por otro lado, los vecinos han pedido al Ayuntamiento que dejen de alojarse personas sin techo en una pensión de la calle Orosi. «En el barrio, siempre ha habido un hostal que hacía esta función. Nunca hemos tenido ningún problema. Pero ahora es distinto. Por eso pedimos ayuda», suplica Anna Luque, una vecina.
A parte del bar y de la pensión, los afectados por esta situación aseguran que los supermercados que están abiertos las 24 horas del día también contribuyen a la proliferación de las peleas. «¿Quién va a comprar algo a las tres de la madrugada?», dice un vecino. Por eso, desde el Ayuntamiento se está estudiando la manera de poder prohibir este tipo de establecimientos. Parece ser que desde el Consistorio ya se ha encontrado la fórmula, aunque prefieren valorar caso a caso.
¿Más policía?
A principios de verano, el Ayuntamiento y la Guàrdia Urbana presentaron un «plan de acción» que tenía que servir para «reducir las conductas incívicas, acabar con el tráfico de drogas y mejorar la calidad de vida de los vecinos», decía en ese momento el alcalde Rubén Viñuales. La idea era intensificar el patrullaje y reactivar algunas de las cámaras de videovigilancia que no funcionaban. Casi dos meses después, la mayoría de las opiniones de los vecinos es que se ve más presencia policial en el barrio, pero las peleas y los robos siguen igual.
Por su parte, desde la Urbana aseguran que todavía no facilitarán datos del operativo, «pero se está trabajando mucho y queda mucho por hacer». Desde el Ayuntamiento insisten en que se ha hecho un buen trabajo con los vecinos y que «juntos hemos ido a buscar la raíz de los problemas y se han diseñado las acciones adecuadas». Está previsto que a finales de agosto, la Guàrdia Urbana, el gobierno y los vecinos vuelvan a verse las caras para abordar la situación.