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El centro de investigación que contribuirá a la descarbonización de la industria de Tarragona, en el aire

La Generalitat aún no ha tomado una decisión: quiere ver cómo funcionan las cuatro plantas piloto, que costarán 22 millones de euros y cuyo diseño se licitará a finales de mes

19 abril 2024 20:23 | Actualizado a 21 abril 2024 17:33
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En 2050, todos los Estados miembros de la Unión Europea (UE) deberán ser climáticamente neutros. ¿Qué significa eso? Que los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero –siendo el dióxido de carbono (CO2) su mayor exponente– sean iguales o menores a aquellos que se retiran a través de diferentes vías.

El concepto de descarbonización es el que define el proceso de reducción de emisiones de carbono –sobre todo en forma de CO2, que es el gas más abundante–. Por ello, el Institut Català d’Investigació Química (ICIQ), que coordina el proyecto, la Universitat Rovira i Virgili (URV) y Eurecat impulsaron una iniciativa para descarbonizar la industria electrointensiva.

«Por el momento, solo podemos afrontar la construcción de una de las plantas piloto», Emilio Palomares, director del ICIQ

Lo hicieron de la mano de la Generalitat de Catalunya, que el pasado 2023 transfirió cinco millones de euros para financiar el proyecto, y de empresas del polo petroquímico, siderúrgico y cementero de Catalunya, así como dos plantas de valorización energética de Tarragona: Sirusa y Sarpi.

Este proyecto contará con un total de cuatro plantas piloto. En tres de ellas, que serán móviles e irán testeando diferentes tecnologías cerca de las empresas, se analizará cómo capturar el CO2 para que este no quede en la atmosfera. La idea es que sean rotatorias para que las compañías puedan probar tres alternativas diferentes y descubrir cuál les funciona mejor.

La planta restante estará ubicada en un punto fijo cerca el polo petroquímico y se destinará a experimentar cuál será el posible uso que se le podrá dar al CO2 una vez se haya capturado, ya que en este último ámbito se ha avanzado más que en el del uso.

«Hay una gran predisposición por parte de las empresas que están implicadas», Josep Pallarès, rector de la URV

La construcción de estas cuatro plantas comportará una inversión de unos veintidós millones de euros, a razón de cuatro y medio por cada una. ¿Quién debe pagarlos? El director del ICIQ, Emilio Palomares, que agradece que «se haya pasado de las palabras a los hechos y la Administración se haya implicado».

Expone que «se acordó que esta inversión corriera a cargo de fondos públicos, ya sea a través de aportaciones directas, de ayudas europeas o de cualquier otra vía, y que, una vez que las plantas estuvieran en funcionamiento, serían las empresas las que se harían cargo del mantenimiento y de la operativa».

En palabras del rector de la URV, Josep Pallarès, «el financiamiento privado deberá llegar cuando la iniciativa esté más definida y concretada; en las diferentes conversaciones que hemos tenido con las empresas implicadas, la predisposición para ayudar ha sido grande, ya que las cuatro plantas piloto les permitirán probar diferentes tecnologías».

La no aprobación de los presupuestos supone el bloqueo de los 5 millones previstos para este año

Por el momento, el Institut tan solo cuenta con los primeros cinco millones de euros que le fueron otorgados el pasado mes de diciembre y que formaban una partida de los presupuestos de 2023. Para 2024, también había cinco millones planificados en las cuentas que no salieron adelante, cosa que genera un bloqueo.

«Esta segunda partida estaba destinada a seguir dando apoyo al arranque, pero la no aprobación de los presupuestos comporta la no disposición de estos fondos», admite el director general de Indústria, Oriol Alcoba, quien especifica que «la Generalitat está trabajando para buscar la fórmula que permita, pese a no tener presupuestos, seguir dando apoyo a esta iniciativa».

Si se hubiera dado luz verde a los presupuestos, el proyecto contaría con diez millones, lo que hubiera posibilitado iniciar la construcción de cuatro plantas.

«Buscamos la fórmula que permita, pese a no tener presupuestos, seguir dando apoyo a esta iniciativa», Oriol Alcoba, director general de Indústria

De todas formas, el grupo impulsor quiere empezar ya a dar pasos y, en esta línea, tiene la voluntad de licitar, entre finales de abril y el mes de mayo, el diseño de las cuatro plantas que se construirán.

«La idea es sacar un presupuesto abierto dentro de unos límites para que las empresas que se presenten tengan unos márgenes: se valorará la experiencia del equipo en realizar diseños de plantas, el precio, su relación con las industrias catalanas...», explica Palomares. Si todo va según lo previsto, en septiembre se comenzaría con el diseño.

Posteriormente, deberá iniciarse la construcción de la primera planta: «Solo tenemos dinero para empezar a fabricar una de ellas, ya que, por el momento, únicamente tenemos cinco millones», expresa Palomares.

En jaque

Lo que está en el aire es la posible construcción de un centro físico de investigación, que complemente a las cuatro plantas piloto. Una decisión que depende de la Generalitat: «Seguimos de cerca el proyecto y están valorándose todas las opciones», remarca Alcoba.

Añade que «actualmente, no hay una decisión al respecto y continúa implementándose la iniciativa según las propias entidades impulsoras». Palomares explica que la idea era que la decisión se tomara durante este año.

«Es un proyecto clave para el futuro», Xavier López, director general Corporativo y de Operaciones de Eurecat

Sobre la posibilidad de que este futuro equipamiento, cuya inversión público-privada necesaria sería de entre catorce y veinte millones, acabe ubicándose en Barcelona, Alcoba insiste en que «el centro debe dar servicio a la industria catalana que debe descarbonizarse, y en Tarragona existe una necesidad muy concreta y muy relevante, dado que hay focos de emisión de CO2 vinculados a la industria petroquímica».

Comenta, por otra parte, que «las infraestructuras tecnológicas que se creen gracias a la ayuda de cinco millones del año pasado tendrán capacidad de moverse a diferentes lugares del territorio, incluido Barcelona, si se ve necesario en función de lo que requieran las diferentes industrias del país».

Y es que «este es un proyecto clave para el futuro industrial», admite el director general Corporativo y de Operaciones de Eurecat, Xavier López, quien remarca que la apuesta por la descarbonización no debe ser negociable.

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