Un equipo de diez personas trabaja a contrarreloj para ultimar la redacción del proyecto ejecutivo del futuro Banc de la Ciència i el Coneixement. Lo conforman aparejadores, arquitectos y arquitectos técnicos, que están ultimando los detalles de un proyecto que supondrá el inicio de la esperada reforma que debe llevarse a cabo en el número 101 de la Rambla Nova. Un inmueble cerrado desde el 31 de diciembre de 2003 y que a partir de este otoño debe empezar a transformarse para que pueda reabrir de cara a la ciudadanía.
Según el calendario, las obras arrancarán «entre finales del mes de octubre y principios de noviembre». Así lo confirma el concejal responsable del proyecto, Jordi Fortuny, quien asegura que «en mayo o junio tendremos el proyecto y ya se está preparando la contratación para poder sacarlo a licitación y poder empezar los trabajos». El cronograma está ajustado. El Ayuntamiento recibió una ayuda de 1.975.333,73 euros de los fondos Feder, lo cual supone casi la mitad de la inversión necesaria, que en su conjunto asciende a cinco millones de euros. Según las bases de la convocatoria europea, en septiembre de este año el proyecto debía ser una realidad. «A causa de la Covid, hemos tenido que pedir una prórroga que nos permita poder acabar a tiempo y cumplir con los plazos», indica el edil republicano.
A nivel estructural, el inmueble inaugurado en 1929 y que fue sometido a algunas remodelaciones está en buenas condiciones. Así lo han puesto de manifiesto las inspecciones técnicas que se han realizado in situ. También se han pasado las catas arqueológicas, por lo que no deberían presentarse sorpresas tan buen punto se inicien los trabajos. En este sentido, está previsto que puedan aprovecharse todos los elementos estructurales, de forma que permitirán recordar a los ciudadanos algunos elementos característicos del antiguo Banc d’Espanya.
La rehabilitación afectará a la totalidad del inmueble, distribuido en una planta subterránea, una planta baja y tres pisos. En los bajos, donde antiguamente había las cajas fuertes, se habilitará un espacio para exposiciones. La cafetería se ubicará en la zona donde se hacían las operaciones del banco, mientras que en los pisos de arriba, donde había la zona de viviendas para los directivos, habrá nuevos espacios de exposiciones y actividades, además de un área de trabajo. Finalmente, en el piso superior está previsto que se ubicará una cocina y la zona de terraza, que se aprovechará para la celebración de eventos.
Con la reforma se sustituirá la claraboya central, que no era la originaria, y está previsto que se instale un elemento distintivo en el tejado, que pasará a ser uno de los nuevos iconos de la imagen de la ciudad. Con todo, Fortuny afirma que «se está trabajando en un proyecto novedoso y un diseño impactante, como elementos multimedia, zonas de conferencias y que representará un espacio de encuentro ciudadano, con elementos significativos».
Edificio polivalente
Fortuny avanza que será un «edificio polivalente, de arquitectura efímera y un claro componente inclusivo». Con su reapertura Tarragona ganará una superficie de 2.600 metros cuadrados útiles en los que la ciudadanía podrá disfrutar conferencias, eventos y todo tipo de actividades relacionadas con la ciencia y el conocimiento. «No será un museo en el que la gente paga una entrada para ver una exposición, sino que se harán actividades no permanentes y variadas que irán cambiando periódicamente», indica el segundo teniente de alcalde.
Desde el Ayuntamiento se está trabajando con el Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), el Institut Català d’Investigació Química (ICIQ), el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) y la Universitat Rovira i Virgili (URV) para que tengan un papel protagonista en el nuevo espacio. Forma parte de la segunda fase del proyecto en el que se abordará más detenidamente todos aquellos elementos del contenido para su dinamización. Una fase en la que Fortuny indica que ya se está empezando a trabajar «en paralelo» y que tan buen punto empiece la ejecución de las obras cogerá protagonismo.
Los trabajos de obras en el interior del edificio se prolongarán por espacio de dieciocho meses. Con todo, el calendario que ahora mismo tiene el Ayuntamiento indican que la inauguración podrá producirse «a finales de 2022, principios de 2023». Si finalmente acaba cumpliéndose la última de estas fechas, Tarragona recuperará veinte años después uno de sus edificios más emblemáticos en el centro. Y lo hará después de una larga trayectoria en el que se habrán planteado todo tipo de propuestas para su uso. Desde una mezquita a un centro de interpretación turística, pasando por una biblioteca han sido algunas de las funcionalidades que han querido atribuírsele. Al final, todo apunta a que la ciencia y el conocimiento ganarán la partida.