Los agricultores de nuestras comarcas están preocupados. Las ayudas casi han desaparecido, la situación de sus cultivos es económicamente insostenible y solo les faltaba que los robos en sus fincas se conviertan en un problema añadido.
La situación se ha elevado a una crisis al más alto nivel, con movilizaciones en varios países europeos y anuncios de nuevas protestas en España. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, afirmó ayer que solo apoyará aquellos cambios en la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea (UE) «en línea» con los intereses de los agricultores españoles.
Tras reunirse con las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA tras las protestas convocadas en España y otros países de la Unión Europea (UE), Planas ligó ese clima de descontento a la actitud de la Comisión Europea y la UE, «que no han sido capaces de hacer con el mundo rural lo que se ha hecho en España desde 2018».
Considera que Bruselas «llega muy tarde» y ha hecho una propuesta «muy ajustada a las necesidades» del país que lo ha pedido, en alusión a Francia, cuando hacía unos meses parecía «legalmente imposible» para la Comisión.
El sector lamenta que las ayudas casi han desaparecido y que la administración no ayuda
Y en medio de la crisis europea, la problemática de los robos acecha al día a día del sector. El Baix Camp ha sido una de las comarcas más afectadas por el aumento de robos en el campo durante los últimos meses de 2023, según apunta Unió de Pagesos.
El coordinador del sindicato en el Camp de Tarragona, Pere Guinovart, señala que sus afiliados les han notificado más hurtos en el conjunto de la provincia, pero que la zona más afectada es el sur del Baix Camp, con localidades como Cambrils, Montbrió y Vinyols como epicentro.
El crecimiento de este problema en esta última campaña lo ha impulsado, sobre todo, el cambio de precio en las olivas, que es el principal objetivo de los ladrones: «Primero fue la algarroba, cuando se disparó su precio.
Y ahora que las aceitunas van más caras, han ido a por ellas», lamenta Guinovart. Este episodio de hurtos ha terminado porque la temporada de oliva ya ha acabado, pero sigue habiendo algunos hurtos en la huerta, según el coordinador del sindicato.
Un ejemplo de estos robos de olivos sucedió en Vinyols: «Además de robarme, me arrancaron las ramas de los olivos. Un día llegué a la finca y me encontré las ramas en el suelo», relata Pau, un agricultor.
«Estamos de su lado y nos comprometemos a resolver los problemas. Europa tiene algo que ver aquí»
Al día siguiente el payés cogió in fraganti a los ladrones, que habían vuelto a su finca: «Llegué con mi coche y me encontré a 3 hombres robando olivas. Yo empecé a pitar con el claxon, a hacer ráfagas con las luces y a dar voces para que se fueran, y se marcharon».
Pau no cree que este sea un problema solo del 2023: «Hemos sufrido muchos robos siempre. Este es nuestro mal y nadie nos lo arregla. Todo nos va mal: la sequía, poca cosecha y solo faltaba que me entrasen a robar», concluye el agricultor de Vinyols.
Según relata, hay otros compañeros que, ante esta sensación de inseguridad, se han acercado a sus fincas en coche regularmente para vigilarlas e incluso algunos de ellos que tenían el remolque lleno de cosecha durante la noche, para a la mañana siguiente llevarlo al molino, se han quedado a dormir en la finca, junto al vehículo y las olivas, para evitar sustos.
La importancia de denunciar
Unió de Pagesos detalla que, para poner remedio a este problema que tienen la sensación hace años que va creciendo, se reúnen anualmente con los Mossos d’Esquadra y las policías locales de la demarcación para coordinarse.
Y recuerda que, desde hace 2 años, los molinos deben pedir la DUN a todo aquel que lleve olivas a sus instalaciones: una medida que puede ayudar a prevenir robos, pero Guinovart reconoce que ya hay ladrones que saben cómo saltársela.
El coordinador del sindicato agrario lanza algunas recomendaciones para las víctimas: «La primera es denunciar porque si no se denuncia es como si el robo no existiese para las autoridades. Y que las víctimas no se enfrenten a los ladrones».
El problema de esta temporada también lo ha identificado la empresa Vigilància Mediambiental l’Escurçó, especializada en seguridad rural. Su gerente, Joan Manel Olivella, señala que los hurtos en la comarca han crecido, que los robos son más especializados y que, incluso, los ladrones ya no temen ser cazados in fraganti en pleno delito.
En cuanto a la situación global y las problemáticas del sector, el ministro Planas prometió a seguir escuchando las necesidades y preocupaciones del sector agrario y puso de ejemplo las compensaciones por más de 1.380 millones de euros movilizados entre 2022 y 2023, de los que 1.040 millones ya han sido abonados y el resto se pagará en las próximas semanas.
«Primero fue la algarroba. Luego las aceitunas. Bastante difícil es todo y solo falta que nos roben»
Esas ayudas directas, destinadas a 422.500 agricultores y ganaderos en crisis, forman parte de un paquete de 4.000 millones de euros para financiar un conjunto de medidas de apoyo.
En relación con los acuerdos comerciales de la UE con otros países, el Gobierno también ha mostrado su intención de deshacer un «seguimiento estricto» de los contingentes de importaciones de países terceros con arancel cero para que se cumplan las cantidades pactadas, según Planas, que ha recordado que la balanza comercial agroalimentaria ha pasado a ser positiva en los últimos años.
El ministro detalló que España apoya las «cláusulas espejo» para que las importaciones cumplan los mismos requisitos que se exigen a los productores europeos, sin que haya todavía una mayoría en el Consejo Europeo que permita lograr cambios, compatibles siempre con la Organización Mundial del Comercio (OMC). E insistió en su intención de elaborar una ley de agricultura familiar este 2024.