El Pla de Reactivació Econòmica i Social que el gobierno de Reus puso en marcha coincidiendo con el estallido de la Covid-19 halló en los Bons Reus su iniciativa estrella. Las emisiones de bonos de descuento para gastar en el comercio local generaron, en el acumulado de sus cinco ediciones, un impacto económico de 5.146.246 euros, según las cifras del propio Ayuntamiento. La última de ellas se produjo a finales de 2021. Fuentes municipales consultadas se mantienen en lo que ya en aquel momento apuntaron: no habrá más ediciones de Bons Reus.
Ahora, por primera vez, establecimientos y entidades afrontan una campaña sin ese abrigo. Lo hacen con optimismo y conscientes de que la medida, que resultó «una ayuda importantísima», llegó «concebida para una abordar emergencia como la que se dio», aunque algunos todavía reclaman que se le dé algo de continuidad.
«Aquello fue un impulso que estuvo muy bien en tiempos de pandemia pero entendemos que, ahora, hay otras formas de reforzar el comercio local», valora la presidenta de la Unió de Botiguers de Reus, Meritxell Barberà, que indica que «no creo que haya Bons eternamente, hemos visto claro que fue una acción puntual y vamos a vivir con naturalidad el hecho de que ya no los tengamos».
Hacia noviembre, la entidad lanzó su tarjeta de fidelización, Gaudim Reus, con la que ya ha alcanzado a «cerca de 50 comercios y unos 1.500 clientes». «Está yendo bien y prevemos que siga creciendo», añade Barberà, que indica que «estamos trabajando en otras campañas y en promociones» para acabar de animar el que se espera que sea un verano positivo. Además, actualmente ya «hay descuentos en diferentes momentos del año» y «podemos irnos adaptando».
En la Unió de Botiguers también destacan el poso que dejaron los Bons Reus. Y es que la iniciativa «ayudó a muchos a conocer establecimientos en los que a lo mejor nunca habían entrado y parte de eso ha quedado;hubo un comprador que descubrió negocios y que tal vez se quedó en ellos». En general, «tenemos un comercio fuerte y que es capaz de salir adelante», precisa Barberà, que asegura que el virus no repercutió especialmente en cierres de comercios y que «los que han bajado la persiana lo han hecho, en su mayoría, por jubilaciones, porque no ha habido relevo generacional».
«Cubrieron una necesidad»
El presidente del Tomb de Reus, Jacint Pallejà, por su parte, también se muestra consciente de que «hubo una necesidad, los Bons Reus la cubrieron y nuestro deseo y el del Ayuntamiento es que no hagan falta ya más», pero admite que, al menos a principios de año, «sí que había algunos comercios que pedían que volvieran». Lo achaca a que, durante aquellas fechas, «vivimos un arranque de caballo y una parada de burro» por «el momento de euforia que quizá tuvo lugar tras el verano, como si aún no hubiésemos escarmentado a nivel planetario».
Pallejà expresa que «estamos totalmente de acuerdo con PIMEC en que viene una etapa de postcrecimiento y que tenemos que ordenar lo que había hasta ahora porque el futuro ya ha comenzado; debemos hacer las cosas de forma distinta y mejor que hasta ahora, más sostenibles y de proximidad». En este sentido, el presidente del Tomb de Reus indica que «el Tomb es el centro de la ciudad, un espacio de vida mediterránea y queremos que todos sigamos creciendo y que podamos abrir puertas rentablemente cada día».
De camino a este objetivo, tal como especifica Pallejà, «queremos cerrar acuerdos con todos los gremios porque pensamos que es muy importante la implicación de todo el mundo». «Debemos trabajar en equipo y trazar estrategias comunes», subraya, y dice que «la gente compra en los espacios que le gustan, no compra en comercios porque formen parte de una asociación concreta u otra».
Relacionado con eso, «estamos avanzando en el APEU (Área de Promoción Económica Urbana) y queremos definitivamente sacarla adelante porque es una de las grandes claves en los momentos que vivimos». Sobre la APEU, Pallejà llama a la complicidad de la Unió de Botiguers porque «sumar siempre es mejor» aunque esto no deba implicar una renuncia a las particularidades de cada zona o comercio. Las APEU son áreas delimitadas donde las actividades empresariales y la administración local se ponen de acuerdo para promover y dinamizar la zona a partir de un plan de actuación que se tiene que adecuar a las finalidades de interés general. Hace años que El Tomb trabaja en una para el centro de Reus.
La entidad también pone el foco en el uso de las herramientas digitales y celebra que, tras el primer impacto de la pandemia, «se están haciendo las cosas más serenamente y concretando hacia dónde queremos ir para avanzar sobre seguro».
En cuanto a la Semana Santa y la temporada de verano, tanto Barberà como Pallejà auguran una buena época. «Como el optimismo es real, no reclamamos los Bons», apunta el segundo. Si bien no se espera de inicio un gran alud de turismo de larga distancia, el comercio sí confía en el visitante nacional «que está siendo relevante», tal como añade Barberà.
Los ‘parklets’ del Raval
Justo hace pocos días, el Ayuntamiento ha empezado a instalar el mobiliario urbano que completa la transformación del Raval de Santa Anna con la finalidad de dar prioridad al peatón frente al vehículo a motor. Los primeros parklets –elementos de madera con jardinería y plataforma–, sillar y algunas mesas que se colaron ayer ya están atrayendo a viandantes que los usan para sentarse a descansar.
Las entidades comerciales esperan que la distribución de aparcamientos absorba la afluencia de clientes a estas zonas para que puedan cumplir con su finalidad. «Puede ser un buen espacio para pasear siempre que se pueda ir a los parkings», concluye la presidenta de la Unió de Botiguers.
