Como si de una clase se tratara, los miembros del Consell d’Infants fueron llegando a la Biblioteca Xavier Amorós y eligiendo su silla de entre las tres mesas. Durante más de una hora -y fuera de su horario lectivo-, los estudiantes mostrarían una gran preocupación e implicación, derivadas de su responsabilidad como consejeros representantes de sus respectivas escuelas. Su papel en la sesión era, sin duda, fundamental: elegir la temática para el próximo decálogo de propuestas del Programa Infants Ciutadans.
«Este segundo año queremos volver a escuchar vuestra voz», les dio la bienvenida a la reunión la técnica de Educació, Núria López. Ya que, por primera vez, asistían a ella los alumnos de 6º de primaria, con el objetivo de dar continuidad a su rol dentro del proyecto de Ciudades educadoras, en esta ocasión, para debatir sobre los discursos de odio.
La sesión de trabajo del Consell d’Infants partió de la definición que sus consejeros hacían de ‘odio’. La educadora social Roser Palomar, encargada de dinamizar sus intervenciones, les invitó a explicar qué situaciones o ‘aspectos’ les generaban esa reacción para, justo después, mostrarles un vídeo sobre la importancia de las palabras. Este consistía en un experimento social sobre el efecto de los insultos frente a expresar cosas buenas de los demás.
Enseguida, todos los alumnos comprendieron el peso que tienen esos discursos de odio en detrimento de las sensaciones positivas, sobre todo, a través de prejuicios y estereotipos que terminan conduciendo a la discriminación. Tras esta introducción, la sesión continuó con el testimonio de tres colectivos que luchan diariamente contra ello.
Elisenda Gil, miembro de la junta de Aspercamp, tomó la palabra para explicar al Consell d’Infants algunos de los proyectos que impulsan desde la Associació Asperger-TEA del Camp de Tarragona con relación a la desigualdad de oportunidades en personas con diversidad funcional. La segunda intervención fue la de Xifré Ramos, de Reus Refugi, quien en formato vídeo interpeló a la trentena de estudiantes para frenar los procesos discriminatorios por racismo y xenofobia. También, Berta Mascaró, como representante del Col·lectiu H2O, se dirigió a los consejeros, utilizando ejemplos del día a día, para concienciarles de las desigualdades por razón de género, identidad y sexualidad.
A partir de esta breve formación, los jóvenes procedieron a hacer una lluvia de ideas sobre las realidades que viven las personas discriminadas. Y, finalmente, en un ejercicio de ‘democracia’, votaron cuál de los tres ejes preferían desarrollar y decidieron que sus aportaciones serán para el colectivo LGBTQ+.
Con ello, el próximo 23 de febrero, se volverán a reunir para seleccionar las propuestas definitivas, después del trabajo de reflexión individual y colectiva que realizarán estas semanas en el aula.