La peatonalización del Raval de Santa Anna de Reus dinamiza la plaza de Catalunya, donde recientemente han fijado sede tres negocios nuevos. Dos de los establecimientos son del sector de la restauración: una cervecería y un restaurante de comida india. Los restauradores observan que la pacificación del tráfico de esta zona es un «factor clave» para atraer al público a este nuevo «punto de encuentro».
Las obras de la segunda fase de transformación del arrabal de Santa Anna empiezan este jueves 13 de octubre y el plazo de ejecución es de cuatro meses. La futura culminación de la peatonalización del arrabal da lugar a un casco antiguo más ensanchado y que genera nuevas «localizaciones con potencial», a ojos de los restauradores. Eso mismo piensa el emprendedor al frente de la Cerveseria Celler Brewing, Abel Riba, que ha instalado la primera terraza que ha acogido la plaza de Catalunya, al menos en los últimos años. Al estar peatonalizada desde 2017, aproximadamente, y conectar con el arrabal de Santa Anna, Riba pensó que podría ser una buena opción.
La aparición de una terraza en la plaza «ya marca un cambio», apunta el restaurador, que buscaba una localización «con potencial y ésta lo tiene». La encontró por casualidad, «está apartada y no está masificada», destaca. A pesar de que «hay mucha tienda cerrada» en la zona, el reusense cree que el hecho de que se abran negocios allí, «lo dinamizará todo». «Tenemos ganas de dar vida a esta plaza, estaba un poco abandonada», describe. Es la primera vez que el emprendedor abre un negocio por su cuenta. «He convertido mi afición en mi trabajo», celebra. Lleva en activo unos meses y ofrece al público cerveza artesana principalmente, con referencias catalanas y del Estado. «También tenemos cerveza propia», se llama La Ganxeta: «Yo hago la receta y una empresa la elabora, luego me la trae en un barril».
Las terrazas
El restaurador Víctor Perales, miembro del Gremi d’Hostaleria de l’Associació d’Associacions d’Empresaris d’Hostaleria de Tarragona en Reus, expresa que la peatonalización ayuda a todo restaurante. «Desde que cambió la ley del tabaco y no se permite fumar en interiores, las terrazas han pasado a tener una gran importancia para los fumadores y en verano ya son imprescindibles en muchos casos», expone. La llegada de la pandemia, apunta, también ha sido un factor que «ha propiciado que la gente quiera estar más en el exterior que en el interior», concluye.
Comercios y negocios que dan a la plaza de Catalunya encuentran que la aparición de restauradores puede ser un «reclamo» y que la pacificación del tráfico puede generar más movimiento de personas. Hasta el momento, la plaza era un espacio poco atractivo para restauradores y negocios a pie de calle, únicamente había una cafetería que hace poco bajó la persiana, la Cambra de la Propietat Urbana y otros negocios de ámbito administrativo y un comercio de calzados.
La rotación comercial
La rotación comercial ha sido una constante en la plaza, así como en otras zonas de la ciudad. Teniendo ya en cuenta los negocios existentes, el lugar acogió tiempo atrás desde una peluquería, una tienda de fotografía y una entidad bancaria hasta una floristería, una cafetería y una farmacia, la Ornosa (antes de trasladarse unos metros hacia el arrabal de Santa Anna). Este movimiento comercial, guiado por las tendencias, permite dar con ideas de negocio de lo más curiosas en las vías que confluyen a la plaza: la calle del Roser, por ejemplo, es una de las vías que da a la plaza desde la Riera de Miró y ha llegado a acoger tiendas tan variadas como una de ropa u otra que ponía a la venta los artículos de maletas perdidas encontradas en aeropuertos.
El Carreró de la Sang, por poner otro ejemplo, llegó a albergar una inmobiliaria y en la esquina que da al arrabal del Pallol y la plaza, donde hoy se encuentra una gestoría, hubo un negocio que instalaba aires acondicionados. Dicha vía también se arregló y se quitaron los adoquines. Desde entonces, la Llar d’Infants La Granja ha tenido más facilidades. «Antes pasaban más coches, ahora sólo los que aparcan en la zona, muy pocos; la gente pasea con más facilidad y los padres y madres que vienen con cochecito los traen con más seguridad, la calle y la plaza han cambiado mucho», distinguen desde dicho negocio.
Una puerta al centro
Por su parte, el propietario de Calzados Ortiz, Manel Barajas, explica que llevan entre ocho y nueve años en la zapatería que da a la plaza. «Nosotros la hemos visto cambiar mucho y creemos que la peatonalización puede llamar la atención de más gente que venga paseando y, como resultado, tener un área más humana, sin tanto ruido de coches», comenta.
Una terraza, opina el comerciante, puede ser «un incentivo» y reactivar la vida social de la plaza. El propietario repasa los diferentes cambios por los que ha pasado esta, en cuanto a la reordenación del tráfico: destaca cuando el lugar aún tenía aparcamiento para coches, luego pasó a ser de carga y descarga y luego ya no se podía dejar el coche, al peatonalizarse. Barajas valora la peatonalización del arrabal como un factor que puede dinamizar la plaza de Catalunya, la cual pasó de «delimitar el centro de la periferia años atrás», expresan a su vez al Diari vecinos de la zona, para convertirse ahora en una «puerta de entrada al centro».
La finalización de la transformación del arrabal de Santa Anna y la aparición de promociones inmobiliarias cerca, tanto en el arrabal del Pallol como en la plaza de la Sang –también transformada con el pavimento urbano igualado–, han ido cambiando la fisonomía de la zona en muchos sentidos. La cercanía, por otro lado, con proyectos municipales como Reus Espais Vius, impulsado por la concejalía de Empresa i Ocupació del Ayuntamiento de Reus, son otro añadido que pretende cambiar el lugar. El plan quiere promover el cambio, atrayendo negocios de triple impacto a locales vacíos de los arrabales de Sant Pere y de Robuster. Ambos arrabales no está tan lejos de la plaza de Catalunya, conectada mediante el arrabal del Pallol y la plaza de la Sang. Cerca también está la galería comercial Nou Centre, de la que según dijo a mediados de mayo el concejal competente, Carles Prats, es una de las galerías con las que «tendremos que trabajar, tenemos pensado hablar con sus propietarios sobre el alquiler de los locales y sobre qué modelo de comercio puede haber en el futuro».
El edil espera que el proyecto Reus Espais Vius –del que, decía que habría novedades pronto– «acabe incidiendo positivamente en el Nou Centre». Al fin y al cabo, una zona en plena transformación.