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Así será la nueva Facultat de Medicina de Reus: cuatro módulos de seis plantas y 80 millones de euros

El traslado de los estudios de la URV desde la calle de Sant Llorenç al Campus Bellissens, aún sin fondos ni calendario, dará lugar a un parque sanitario. La construcción podrá ejecutarse por fases

22 febrero 2023 22:17 | Actualizado a 23 febrero 2023 07:00
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La futura Facultat de Medicina i Ciències de la Salut de la Universitat Rovira i Virgili (URV) en el Campus Bellissens tendrá alrededor de 35.000 metros cuadrados, seis plantas, se articulará a partir de cuatro módulos conectados mediante pasarelas y costará entre 60 y 80 millones de euros.

Así se desprende de los estudios previos a la construcción encargados por el Ayuntamiento de Reus en septiembre de 2021, cuyos resultados hizo públicos el gobierno municipal ayer sin que existan todavía ni calendario ni partida económica para las obras y el traslado desde el actual emplazamiento en la calle de Sant Llorenç. Y es que ya con el documento en la mano, justo se iniciará ahora la captación de financiación.

Tal como se ha concebido, este nuevo recinto se ubicará entre la Facultat d’Economia i Empresa, la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura y el edificio del Eurecat-Centre Tecnològic de la Nutrició i la Salut, muy cerca de la estación de tren de Bellissens –que debería empezar a recibir pasajeros para 2025– y del paso de ciudad que enlazará con la calle Jaume Vidal i Alcover. Su construcción configurará «todo un parque sanitario», teniendo en cuenta la proximidad entre el campus y el Hospital Universitari Sant Joan de Reus, tal como explicó el rector de la URV, Josep Pallarès.

En cuanto a la distribución, el diseño a partir de módulos permite que «los trabajos se puedan ejecutar en diferentes fases, no necesariamente de una sola vez, si esa fuera la voluntad», según especificó Xavier Gallego, arquitecto de la UTE Ferrando Gallego Recio que ha elaborado los planos. Y «favorece la relación visual».

La facultad será «sostenible, ‘faseable’ y fácilmente construible». De las cuatro piezas, la más grande y que tendrá fachada a la avenida de Bellissens contendrá un aulario, un aulario singular, una sala de disección, un centro de simulación y el decanato. El siguiente módulo albergará despachos y zonas comunes, el tercero será un centro de investigación biomédica y el último ofrecerá despachos y zonas comunes. Habrá un quinto módulo, al lado de Arquitectura y pensado para alojar el Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI) del campus.

El CRAI, una plaza y los parkings

Sobre las seis plantas, responden a dos subterráneos y planta baja continuos, más tres pisos en cada módulo. En la planta baja, se prevé un pasaje. El nuevo inmueble mantendrá una altura semejante a la del resto de los de la zona. Se ha pensado aplicando criterios de eficiencia energética y, por ejemplo, los sótanos del complejo contarán con iluminación natural.

Los exteriores tendrán zonas ajardinadas y espacios de sombra vegetal, y los itinerarios para peatones se mantendrán intactos. Entre Arquitectura y el CRAI se generará una plaza abierta. El parking 1 no se modificará y el parking 2, que es de tierra, se pavimentará y será más grande.

La inversión necesaria para desarrollarlo todo, con el mobiliario y la adecuación del entorno incluidos, oscila entre los 60 y los 80 millones de euros, incluyendo los sobrecostes que puedan aparecer porque la obra no se realizará inmediatamente.

Los estudios previos, de los que el Ayuntamiento aseguraba disponer al menos desde septiembre de 2022, han costado unos 19.500 euros y aún no hay recursos económicos para la construcción. De cualquier forma, para seguir avanzando habría que sacar adelante la redacción de un proyecto básico, uno ejecutivo y la dirección de los trabajos.

El alcalde de Reus, Carles Pellicer, explicó ayer que «queremos consolidar la universidad en la ciudad y que siga siendo potente, porque es un factor fundamental para Reus». Y recordó que el traslado de estas enseñanzas al Campus Bellissens, cuando se produzca, «dejará libre un edificio en pleno centro –el de la calle de Sant Llorenç, que es de propiedad municipal y está cedido a la URV– que los próximos gobiernos deberán decidir a qué se destinará».

La de la Facultat de Medicina «es la obra más grande que nos queda para completar el despliegue territorial» y «no consolidará tan solo el futuro de la URV sino también el de Reus», señalo Pallarès. El rector incidió en que Medicina supone «la parte final de un campus que debe tener visión de parque sanitario completo, que incluye investigación básica, investigación aplicada, hospital y centro tecnológico».

Consultado sobre la obtención de financiación, Pallarès explicó que «sin este estudio preliminar, no podíamos ir a presentar el proyecto. A partir de hoy, nos emplazamos, junto a las administraciones, a hacerlo para conseguir esa cifra de entre 60 y 80 millones». «El estudio da forma a una necesidad que hace muchos años que está y lo llevaremos a donde haga falta para lograr el apoyo económico», apuntó. Pellicer añadió que «se ha dado un paso más, decisivo y principal, para tener la facultad».

«Los campus ofrecen más servicios»

A los alumnos que estudian en la Facultat de Medicina de la calle de Sant Llorenç, donde se imparte también Fisioteràpia i Nutrició i Dietètica, la promesa de mudarse a nuevas instalaciones les suena lejana. Ayer, preguntados sobre los planes del Ayuntamiento y la URV, comentaban que «nos gustaría ir al Campus Bellissens por el ambiente universitario y por la cercanía del hospital». «¿Cuándo está previsto el traslado?», comentaba Emmanuel, que cursa primero de Nutrició.

Bellissens «y el resto de campus son mucho más grandes que lo que tenemos aquí y tienen más servicios, como el parking», apuntaba Abril, una de sus compañeras. Y para Judit «cosas como tener un espacio donde comer o laboratorios más grandes para no tener que ir en grupos tan reducidos sería importante».

La estación de Bellissens «hará que sea más fácil llegar», indicaban los estudiantes, aunque muchos desconocían que la infraestructura ferroviaria hubiese ya fijado para 2025 su entrada en funcionamiento. Por contra, el ambiente familiar y la cercanía del edificio respecto al centro son puntos a favor de Sant Llorenç.

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