Los vigilantes de seguridad privada de Renfe hace tiempo que denuncian agresiones, amenazas y constantes faltas de respeto que reciben en su día a día por parte de pasajeros. El problema se agrava ante la inexistencia de recursos que palíen estas situaciones, como chalecos de seguridad, y tampoco perciben el plus de peligrosidad en sus nóminas.
Se trata de una problemática que afecta los vigilantes de Renfe, un servicio subcontratado a la empresa Trablisa, pero es en las comarcas de Tarragona, y sobre todo desde el Baix Camp, donde los vigilantes han dicho basta. «Queremos los 400 euros que nos corresponden como plus de peligrosidad, porque cada día compañeros nuestros son agredidos por hacer su trabajo», reclama un colectivo de vigilantes de Renfe que prefiere mantenerse en el anonimato. Subrayan que los vigilantes del Metro de Barcelona y de Ferrocarrils de la Generalitat perciben el plus, «¿y por qué nosotros no?», cuestionan.
El Diari ha tenido acceso a una nómina de un vigilante y en concepto de ‘peligrosidad’ perciben 19 euros. Su salario base es de 944 y, en total, la nómina asciende a 1.030 euros mensuales. «La empresa tampoco facilita chalecos de seguridad. Si lo quieres, te lo compras por tu cuenta, y para defendernos únicamente tenemos una porra que para poco sirve», expone este colectivo. Ante esta situación, han decidido, como primera medida, crear un comité de empresa. También aseguran que el próximo mes iniciarán movilizaciones y que seguirán «todos los pasos legales» para conseguir el plus, con la intención de dirigirse al juzgado de lo social.
El Diari ha intentado ponerse en contacto con Renfe, pero la empresa de transporte ferroviario, que depende de Fomento, subraya que se trata de una cuestión relativa a la subcontratada Trablisa. Punto en el que no están de acuerdo los vigilantes. «Es responsabilidad de Renfe, y también de Fomento, que las empresas subcontratadas cumplan con los derechos de los trabajadores, porque si no, esto se convierte en la especulación de un servicio dirigido a la ciudadanía», aclaran.
Agresiones en el día a día
Los vigilantes de seguridad marcan la zona de Vilanova i la Geltrú, Reus y Cambrils como «la más conflictiva de Catalunya». Carteristas, grafiteros, gente que no paga su billete, ‘top manta’... Estos son algunos de los colectivos con los que cada día los vigilantes deben enfrentarse. «Ante cualquier sospecha debemos actuar y, en ocasiones, la respuesta es la agresión. Está por ley que los vigilantes tenemos la facultad de cachear, requerir el título de transporte... pero la gente no lo sabe y responde con violencia. Al final optamos por avisar la policía, aunque no deberíamos», explica el colectivo.
Por otro lado, subrayan que no disponen de seguro de responsabilidad civil. Así que, ante cualquier problema, «la empresa no paga abogado y debemos asumir un gasto, consecuencia de hacer nuestro trabajo», se quejan. Este colectivo coincide que lo ideal sería que los vigilantes de las estaciones (dependientes de Adif) actuaran antes que la gente problemática suba al tren. «En definitiva, hacer trabajo en equipo, pero, lamentablemente, esto no sucede», se quejan.