Pedía el niño en su plegaria: «Señor, que los malos se hagan buenos y los buenos sean simpáticos». Quien acaba de ser proclamado Fill Predilecte de Tarragona, Mn. Xavier Fort, nunca renuncia a la simpatía.
Hace años acudía yo a la capilla del Joan XXIII donde celebraba misa. A veces me encontraba con su hermana, su cuñado y la hija de ambos, que le ayudaban con las lecturas y cánticos. Había enfermos, acompañantes, y algún profesional de bata blanca. Y otras personas lejanas que iban en busca de su cercanía, y se llevaban a casa alguna broma que hacía para ver dibujada una sonrisa en los rostros preocupados.
La Antigua Audiencia se llenó para agasajarle, pero para albergar a todos sus amigos se hubiera necesitado la Tarraco Arena.
