Santiago Segurola llamó a Vinícius «volcán con botas». El domingo entró en erupción tras un insulto racista cuya novedad fue que, al ir a chutar un córner, señaló al espectador que le estaba gritando. Allí perdió el control. Después dio un manotazo a un contrario que le cogía por el cuello y recibió tarjeta roja.
Entonces añadió otros a sus errores: aplaudió al árbitro y despreció al público del Valencia con gestos de que se fuera a Segunda.
He leído varias reacciones. Lula de Silva, que comenzó de limpiabotas, se solidariza con el joven brasileño «pobre chico que venció en la vida»; Klopp afirma: «No creo que sea un provocador», y Xavi no justifica en la inmadurez del crack los insultos racistas: «No es futbolista del Madrid antes que persona».